sábado, 20 de septiembre de 2014

24 RPG: Día 1 (Capítulo 8 de 8)

[Creado en 2007]

Los siguientes acontecimientos ocurren entre las 4:00 y las 5:00 del 12 de marzo de 2004

Pasados cinco minutos de travesía desde la detención de G llegarán hasta las inmediaciones del Ejército del Aire madrileño. Todo el perímetro estará fuertemente iluminado, con guardias en cada una de las puertas y cámaras de grabación y las alambradas por encima de los muros electrificadas. La guardia civil no podrá ayudarlos más, ya que bajo tal estado de emergencia en la ciudad no pueden provocar ningún altercado o si no el ejército invadiría las calles.

Con PER divisarán ciertas torretas de vigilancia dentro del recinto con focos de luz que recorren periódicamente las zonas interiores. En todo caso, y si se acuerdan, podrán pedir los planos de la estación militar. Tras ingeniar un plan para entrar y que no cause demasiadas bajas o tumultos se encontrarán en el interior. Hay barriles esparcidos por el camino, por lo que pueden atravesar las zonas con sigilo, tirando tantas veces como lejos estén los edificios. En el primero en el que pueden acceder es la armería, custodiada por dos guardias. Una vez eliminada la amenaza deben introducir en el ordenador que abre la puerta 11 números primos, ya que la pregunta es: <<Introduzca once hijos de la hermana de mi padre>>.

Tras equiparse con suficientes armas militares pueden seguir su camino a través de los barracones hasta el indicado por la nota. En la habitación no hay nadie, excepto una conversación por Internet establecida por ALFA en la que pide que le den razones para reunirse. Cuando den los argumentos les dirá que está en el sótano, pero que para pasar por allí deben eliminar a un guardia. Esto será próximo a las 4:30.

El sótano estará lleno de documentos antiguos, bastante manipulados y gastados. En una amplia mesa con leve iluminación los estará esperando ALFA que es en realidad J L, la teniente que les ayudó durante el caso del AVE. Invitará a los agentes a que se retiren por el bien de la nación y que si aman sus vidas olviden todo lo ocurrido durante el día. No lleva armas pero se niega a colaborar, por lo que tendrá que ser interrogada con un Mínimo en fracturas en centros vitales y un Máximo de eliminación masiva de órganos.

Poco a poco les irá confesando que tenía la misión de ayudar a S T y proporcionarle explosivos e instrucciones sobre la creación de detonadores. Ella le propuso que debería hacer algo cruel para que el pueblo español quedase aterrorizado y clamase por la retirada de tropas de Irak. Le encantó la idea de E de detonar las bombas en los trenes de Madrid. También confesará que le vendió ojivas de fragmentación a E para su uso personal, pero visto los logros del equipo de investigadores tuvo que confiscarlas para cerrar posibles bocas que podrían llegar a confesar.

Por último, ya en la agonía, dirá que recibirá una grandiosa cantidad de dinero por su actuación durante este día. Recibirá el dinero de manos de los ideólogos del plan. Éstos se encuentran en un lugar seguro en VILLAVERDE con CASTELLANA. Antes de terminar la hora sufrirá un paro cardiaco y morirá.

Los siguientes acontecimientos ocurren entre las 5:00 y las 6:00 del 12 de marzo de 2004

Al morir la interrogada unos militares irrumpirán por el fondo de la sala. Son seis, por lo que será conveniente que huyan los agentes. Con tiradas de sigilo deberán darles esquinazo; si no, se encontrarán atrapados entre tres militares que custodian la escalera. Al ser la única escalera deberán abatirlos y a partir de ahí podrán seguir su camino. Algunas puertas blindadas estarán cerradas y en otras se escuchará un grupo de militares en su persecución. El objetivo de éstos será acorralar a los agentes en un pasillo largo y con ventanales con una puerta cerrada en su extremo.

Una vez que lleguen a ese pasillo las luces de afuera los deslumbrarán y se escuchará un militar hablando por un altavoz. Les pide que se rindan sin oponer ninguna resistencia, ya que así serán ejecutados rápidamente y sin dolor. Acaban de matar a un alto rango del ejército, aparte de adentrarse ilegalmente en una instalación militar un día en el que el país ha recibido crueles atentados. Les da cinco segundos para que se lo piensen, aunque antes de eso los agentes escuchan cómo un tanque apunta hacia su dirección. Sin contar éste, hay cinco disparos, por lo que con AGI deben avanzar por el pasillo hasta la ventana final que si se atreven a saltar llegarán a una zona próxima a los equipos de vuelo. Uno de ellos está custodiado por un piloto, al que podrán obligar a despegar, aunque para ello tendrán que detener el avance militar durante tres asaltos. Cuando despeguen el piloto deberá esquivar un misil lanzado hacia ellos.

Diez minutos después, si van en la dirección correcta, otro helicóptero militar les dará alcance, iniciándose un tiroteo en las alturas hasta que los disparos logren hacer descender a alguno de los dos. Pase lo que pase, existen otros diez minutos hasta llegar a las inmediaciones del punto indicado por J L. Antes de atravesar la calle observarán que existe una patrulla militar a la que deben abatir para internarse en un edificio lleno de banderas: el Ministerio.

Los siguientes acontecimientos ocurren entre las 6:00 y las 7:00 del 12 de marzo de 2004

La sala de entrada al Ministerio estará custodiada por dos guardias desarmados, sólo con porras y hasta que no quede uno de ellos malherido no se rendirán. Como no saben dónde dirigirse deberán presionarlos para que les indiquen que hay tres personas importantes en cierta sala del primer piso que llevan allí toda la noche. Cuando suban y entren por la puerta verán a tres Presidentes de Comunidades Autónomas: M C, R I y J B. Los tres se alarmarán y uno de ellos activará un botón. Un grupo de guardias de seguridad llegará inmediatamente, por lo que los agentes deben convencer o intimidar a los políticos para que sus hombres se vayan.

Con fuertes amenazas y comentando cómo han llegado allí bastará para que hablen. Para no recibir daños se escudarán en poderosas influencias. Cada vez que sean presionados hablarán. Confiesan que los tres contrataron por una gran cantidad de dinero a J L para que la opinión del pueblo fuese más poderosa, pero no tenían ni idea que ella lo iba a conseguir con violencia y bombas. Su posición en contra de la guerra de Irak influyó en el caso y ellos se dedicaron por medios políticos y a través de J L para que España retirase las tropas. A cambio recibirían la concesión de pozos de extracción de petróleo en Irak, siempre y cuando Estados Unidos, España y Reino Unido se fueran de Irak. La presión los obligará a decir que quien les entregará los pozos será el Gobierno de Francia, que antes de la guerra, junto a Alemania, controlaba un gran porcentaje de las explotaciones petrolíferas. El contacto fue hecho por el servicio secreto francés a manos de dos hombres y dos mujeres de identidad desconocida. Lo único que querían ellos es que las tropas saliesen del país de medio oriente.

La preocupación de ellos no menguará, ya que se sienten culpables de la masacre al contactar con la gente menos idónea para hacer madurar la decisión del pueblo. Aún tienen miedo y miran el reloj continuamente. La presión les hará confesar que ante las investigaciones realizadas este día y viendo que estaban acertando en la búsqueda de un cerebro los miembros del servicio secreto consiguieron obtener, bajo presión de confesión, una lista de códigos que activarían todos los misiles españoles destacados en Irak y detonarían en todos y cada uno de los centros estadounidenses. Si los tres no conseguían detener a los agentes antes de las 7:00 ocurriría una terrible catástrofe, más grande que la sucedida en Madrid, aparte de una guerra inminente con Estados Unidos. Confesarán entonces que los franceses se establecieron en una casa cercana a no más de diez minutos.

El edificio donde se alojan es una antigua casa, convertida en un centro de reunión de inmigrantes franceses, iluminada por el resplandor del sol que está a punto de salir. La casa ha sido acertadamente desalojada y sólo cuatro viven en ella. Si entran por la fuerza dos de los agentes estarán tiroteándoles en el patio central, de planta baja y primera planta. Cuando alguno caiga saldrá el resto. Si entran por las buenas uno de ellos abrirá la puerta y los otros tres saldrán al patio para recibirles, iniciando el tiroteo en el momento preciso. Existen ciertos puntos donde grandes macetas o alguna que otra puerta les servirá de protección. También hay varios extintores que pueden hacer detonar. Los franceses pueden usar granadas. Tras terminar con todo y rendirse alguno de los enemigos (que morirá en la explosión final), los agentes deberán destruir el ordenador que tiene los códigos.

Una vez acabado a las 6:50 el tiroteo se darán cuenta de que el teléfono móvil llevaba tiempo sonando: es J C. Está preocupado por la espera y pedirá explicaciones. Tras enterarse de lo sucedido, dará las gracias a cada uno por las acciones realizadas, lamentándose de las bajas acaecidas en este tiempo. Les dirá que son unos héroes que serán recordados eternamente por eliminar esta amenaza y dar con todos los creadores del golpe.

Por último, les dice que enviará inmediatamente ambulancias para que sus heridas sean sanadas y que espera que alguno de ellos esté listo a las 9:00, ya que el ministro del interior tiene planeada una rueda de prensa y quiere contar con un testigo de primera mano de todo lo sucedido.

Al salir a la calle y ver cómo el cielo está clareando y filtrándose los primeros rayos de luz se percatarán de que justo delante de la puerta hay un coche que antes no estaba. No hay tiempo para nada, ya que explota. Tras la deflagración (es necesario que mate a todo aquél que iba a decir la verdad en público) aparecerá J L (o su marido si ésta ha muerto) para atender a uno de los heridos. Después de acariciarle el pelo y besarle en la frente le dice que aunque han desbaratado todos los planes, no deben decir a nadie quién estaba detrás de todo esto puesto que entonces sus vidas correrían un mortal desenlace: nadie puede conmigo, dice. Se va en una tanqueta llena de hombres armados mientras a lo lejos se oyen las ambulancias y la gente se asoma para ver qué ha ocurrido.

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