La verdad es que no vi mucho de este pueblo situado en las cercanías de Nantes. Pasé con el coche por el centro y aparte de las calles y tiendas típicas me topé con una bonita y estrechísima iglesia. De ahí seguimos la ruta hasta un camino rural donde vive Nicolas, que hacía fiesta de inauguración de su casa con una barbacoa.
En español puede que se llame Alta Gulena. Quién sabe. Pero todo fue tranquilo. Carne salada, algunas historias, mi francés mejora cuando los demás se emborrachan y hablan más lento, etc. Bueno, algo pude hablar y discutir sobre temas de relatividad y multiversos, así como tópicos más cercanos sobre si el Estado es bueno de por sí o te deja que trabajes en lo que le interesa, llevándose de paso la mayor parte de tus logros. También hubo cosas más banales o asuntos del trabajo, producción científica o personal laboral del Instituto, incluso una ronda de degustación de whisky. No se puede quejar el que escribe.
Tras eso, y algo rápido porque era día laboral y el siguiente también, puse pies en polvorosa para entrar en un coche y volver a la ciudad a intentar dormir algunas horas.
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