domingo, 27 de enero de 2019

Diario de Viaje: Taganga en Santa Marta (Enero de 2017)

Muy cerca de Santa Marta está este encantador pueblo. En los primeros minutos de Año Nuevo, si no me falla la memoria, nuestra amiga nos llevó a presenciar los fuegos artificiales en Taganga. Ya habíamos pasado en autobús por allí pero como este Diario de Viaje solo contiene lugares en los que he caminado (con excepción de lugares para repostar) había que esperar a esta segunda visita.

Taganga es maravillosa, está en una bahía encajonada entre dos montañas que casi caen en picado hasta el mar y el pueblo va ascendiendo desde la playa hasta un monte. Las casas son todas bajas y blancas con calles poco cuidadas pero hay un ambiente de relajamiento y fiesta excepcional. Son de esos lugares que te piensas para trasladarte a ellos cuando te jubiles o también piensas en ellos para gastar tu viaje fin de secundaria o de universidad. El paseo marítimo estaba lleno de jóvenes y algunos surfistas más curtidos por el sol.

¡Ay, el sol! En esa época del año es como que el atardecer apunta directamente a Taganga y crea entre esa bahía un efecto de que el espectáculo solo es para los moradores del lugar. El juego de colores sobre las nubes del cielo es espectacular, de película.

Por la noche dio tiempo de ver algunos fuegos artificiales antes de ponerse a dormir y ver desde un mirador la bahía oscura donde resonaba el oleaje contra las imponentes montañas que abrazaban a una ciudad de tenue iluminación.

lunes, 21 de enero de 2019

Diario de Viaje: Minca en Santa Marta (Diciembre de 2016)

Pues nada mejor que en Nochevieja recorrer más Colombia para disfrutar de sus bellos paisajes. Nuestra amiga Tatiana nos llevó al pueblecito de Minca, a los pies de varios montes con una exuberante vegetación. Son las estribaciones de Sierra Nevada. Aunque estaba nublado y parecía que la lluvia se nos iba a echar encima no nos amedrentamos y nos pusimos en ascenso. Incluso el cielo llegó a abrirse para darnos unos paisajes impresionantes con laderas escarpadas y profundos valles, todo siempre cubierto con una densa manta verde de árboles.

En el camino de tierra nos paramos en un puesto que vendía el típico café colombiano y otros manjares de la zona. Nada mejor para reponer fuerzas y continuar el ascenso. En cierto momento tocaba desviarse y acercarse al río Minca para llegar a la cascada llamada Pozo Azul, un lugar increíble que tienes que atravesar por un precario puente y bañarte en la olla con agua cristalina. Eso sí, nunca vas a estar solo, pues la gente ya pulula por todos lados.

Bueno, tocaba descender hasta el pueblo, con casas separadas unas de otras y con aire de lugar olvidado por los poderes públicos. Contratamos a algunos chavales para que nos llevaran en moto hacia Casa Elemento, un hostal en lo alto de la sierra. No sé si fueron 20 o 40 minutos pero el terreno accidentado e ir de paquete en una moto destartalada no son cosas que te dejen con buen cuerpo. Pero bueno, todo sufrimiento tiene su recompensa. El lugar tiene unas vistas maravillosas, incluso se puede atisbar la ciudad de Santa Marta y el océano. Es una pasada y todo te da paz. Incluso tienen una inmensa hamaca para varias personas donde puedes quedarte colgando en el vacío y hamacarte. Todo muy relajante y con ganas de llenarse de buena energía para el año que estaba a punto de entrar. Eso sí, tocaba volver a bajar mientras oscurecía. ¡Ay, que casi no llegamos a Minca!




casa elemento

domingo, 13 de enero de 2019

Diario de Viaje: Pozos Colorados en Santa Marta (Diciembre de 2016)

Por fin tocó meternos en el agua. Un viaje relámpago a esta zona residencial, llena de rascacielos que apuntan al tursimo de sol y playa. Un mar un poco fuerte pero que se le podía disfrutar. Pozos Colorados tiene unas vistas impresionantes y a la derecha te encuentras con unos cerros con bastante vegetación que, si los miras con imaginación, puedes adivinar el contorno de una inmensa tortuga.

El sol estaba bastante fuerte a esas horas de la tarde y la caída de profundidad se daba bastante cerca de la playa, pero eso no quitaba para poder darse un buen chapuzón caribeño y disfrutar de un buen paseo antes de que los vientos del atardecer hicieran desapacible la experiencia.

sábado, 12 de enero de 2019

¿Y dónde quedó el andalucismo?

Viendo los sorprendentes resultados electorales en Andalucía creo que merece la pena hacer varios apartados sobre lo sucedido y el primero que me sorprende es la inmensa caída en votos del andalucismo. Es bien cierto que la deriva final del Partido Andalucista antes de decretar su desmantelamiento y disolución final en 2019 no le hizo nada bien al andalucismo y muchos huyeron a otras posiciones a la vez que se crearon otras. Otras formaciones que aún no han cuajado y no han tenido tiempo de llegar al votante medio, aunque da la impresión de que en vez de diferentes voces andalucistas hay un afán de aglutinar seguidores y seguir chupando del bote.

Casi siempre he dicho que es mejor que se ocupen de los trajines de un lugar los que son del lugar. Pero no en sentido de temer y desterrar al foráneo. Los del lugar son los que viven y hacen vida en ese lugar, hayan nacido allí o no, se hayan mudado hace varias décadas o hace dos semanas. Yo viviendo en Toledo difícilmente puedo conocer el día a día de Córdoba. Pues lo mismo pasa con las autonomías, países, etc. Ya seas turco o francés, si vives en una comunidad autónoma eres de allí, aunque tu corazón y querencias sean para otro sitio.

Andalucía podría tener una fuerza enorme en el parlamento nacional y podría trazar unas líneas que ayuden a sacar a nuestra tierra del atraso secular en el que está. Si bien los del Partido Popular criticaron la enseñanza en Andalucía con sorna y aires de señoritos, no estaban faltos de razón. Andalucía tiene mucho potencial, pero casi nunca se lo ha aprovechado. Sobre todo, si las políticas andaluzas las trazan personas que viven fuera y desconocen la realidad del lugar, todo se agrava más.

Desde mis inicios en la política en el efímero Foro Andaluz siempre he querido acercarme a posturas andalucistas aunque nunca he terminado de aterrizar en una, pues si bien comparto muchos valores las ideas de revolución independentista, Estado comunista o quedarse alabando el pasado sin hacer propuestas actuales concretas siempre me terminan echando para atrás. Y qué decir de quejarse siempre y no proponer.

Somos Andaluces tenía buenas propuestas pero sus derrapes soberanistas al rebautizarse como Partido Nacionalista Andaluz y las ganas de su líder Altamirano de caer bien al independentismo catalán (¿será que cobra algo de ERC para montar su chiringuito?) hen hecho que me decepcione rápido de esta formación. Cómo olvidar esos mapas con los imaginarios Países Andaluces, abarcando incluso el norte de Marruecos y el sur de Portugal (sin olvidar Murcia, Alicante, Badajoz y Ciudad Real) y su manera de defender que era una idea factible y central del andalucismo.

Otro partido que acaparó mi atención fue AxSí, con un aire más fresco, afín a la socialdemocracia y con gente sin vínculos de vida política. ¡Por fin una formación andalucista sin complejos y con ideas claras! Pero bueno, una cosa que quiero del andalucismo (¡raro de mí!) es que se centre en Andalucía. Pronto empezaron, quizás para acaparar a los medios de comunicación, a hablar de política española como si quisieran ser un partido nacional. Y eso no lo encuentro lógico en un partido nacionalista o regionalista. Como mucho, en política española, deberían participar cuando alguna cosa afecte directa o indirectamente a Andalucía. Sin embargo, esta corriente la considero andalucista que abraza posiciones de izquierda.

Al revés ocurre, a mi juicio, con Adelante Andalucía: parten de posiciones de izquierda e incidentalmente abrazan el andalucismo. Un andalucismo de corte obrero y agrario, rivindicativo (si no fuese así no lo abrazarían, aunque después no les hace ruido acercarse desde la izquierda a los nacionalismos catalán y vasco, de germen conservador). Las posiciones de Teresa Rodríguez son afines al anticapitalismo y al andalucismo y tiene fuerte presencia y una política en contra de que Podemos de Madrid dicte las normas para Andalucía, cosa que me agrada. Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza, componentes de la coalición, también velan por acercar el andalucismo a las políticas de hoy en día.

Pero hay que ser sinceros, el andalucismo está siempre latente y podría incluso no existir. Este solo resurge cuando hay agravios comparativos. Salió con fuerza en 1977 y en contadísimas ocasiones más. El andalucismo es callado, algo resignado a su destino quizás. Solo se ve evidente cuando hay que decir alto y claro que no somos más que nadie pero a la vez tampoco somos menos que nadie. Un '¡eh!, que no quiero que de manera maquiavélica ascendáis dejándome abajo para sentiros superiores'. Si se hicieron propuestas concretas para Andalucía, como algunas del PSOE-A y de Adelante Andalucía, los resultados no han sido buenos. Si la campaña electoral era un entrenamiento para las generales, como han hecho PP, C's y VOX, los votos los han favorecido. Puede que el nacionalismo andaluz sea más folklórico, idiosincrático, cultural y que se refleja en política cuando alguien quiere ningunearnos. Y nada más. Puede que la gente vea que solo mirando a Andalucía poco se hace y que todo ha de ser en clave española. No sé. También que, como proclamó Rojas Marcos, la mezcla secular de culturas en esta tierra hace compatible que nos sintamos simultáneamente pueblo andaluz, español, europeo, mediterráneo, iberoamericano... sin crear conflictos ni contradicciones. Y que elijamos en momentos concretos qué pueblo somos ahora en función de la necesidad puntual.

Muchos anhelan un nacionalismo fuerte como en el norte. Visto lo visto, no creo que se vaya a dar eso alguna vez.

lunes, 7 de enero de 2019

Diario de Viaje: El Rodadero en Santa Marta (Diciembre de 2016)

En coche todo es más sencillo y más si quien conduce vive en el lugar. Pues para quedarnos con más idea de la ciudad de Santa Marta, Tatiana nos llevó a esta zona llena de grandes edificios, con centenas de turistas y calles atestadas de puestos donde pudimos comprar algo de gorros y comer unos mangos con sal bastante ricos. Es más, pudimos pasear por la playa blanca y ver la inmensidad del océano. La mezca de buenas temperaturas, sol insistente y brisa salada dan ganas de recrearse en el paisaje y darse un buen chapuzón. Eso sí, no tuvimos tiempo de darnos uno, ya que estábamos allí para dar una breve vuelta y terminar unos negocios de nuestra amiga.

domingo, 6 de enero de 2019

Diario de Viaje: Distrito Turístico, Cultural e Histórico de Santa Marta (Diciembre de 2016)

Aventura en un minibús hasta llegar a Santa Marta desde Cartagena de Indias. Varias horas apretujados y recorriendo varias ciudades importantes. Paramos fuera de Barranquilla a tomar un refrigerio y poder ir al baño antes de atravesar el canal hacia el lugar de destino. Lo loco fue que apenas avisaban de cuáles eran las paradas y nos bajamos en la primera de Santa Marta hasta que pudimos hablar con el conductor y explicarle que íbamos hacia un hostel que estaba a las afueras. Literalmente era la última parada, incluso salía de Santa Marta antes.

Llegamos al fin y el hostel estaba excelente, con piscina y todo. El lugar daba para remanso de paz y, como punto de encuentro tras largos años con nuestra amiga Tatiana, una colombiana que pasó varios años de estudio y trabajo allá por Rosario. Mucho que contar, la verdad.

Logramos después pasear por el centro, callejear un poco por los barrios históricos con gente en la calle aliviando las horas de calor o los puestos improvisados de arepas (riquísimas, la verdad). El Parque Santander con su blanca iglesia, los lugares de copas, la zona de movida junto al rompeolas, todo espectacular. Otras partes estaban atestadas de transeúntes que iban de un lado para otro, con las aceras llenas de puestos de ropa y enseres. Una ciudad caótica, una ciudad muy viva.

Paramos en el estudio que acababa de alquilar, con poca o ninguna cosa, así que nos pusimos con ella a ordenar y a comprar cosas para contribuir a los problemas ocasionados. Sus dos perritas, que al principio nos temían, pronto se nos hicieron un ovillo en la cama y querían mimos. Los gatos, eso sí, siempre esquivos. Durante toda la estancia pudimos escuchar su visión, como diplomática, de la historia y actualidad política colombiana de cómo iba modificándose el país y qué perspectivas de futuro le veía. Fue muy instructivo.

Paseos por los anillos principales de la ciudad y los bulevares para ir a comprar en grandes mercados, comidas improvisadas por la calle, música por todos los rincones a alto volumen con temas caribeños para celebrar el cambio de año. Todo muy especial. Eso sí, tantas vueltas dimos que tras una ligera cena de Nochevieja pronto nos fuimos a la cama y ni siquiera los fuegos artificiales y el jolgorio pudo vencer a nuestro sueño.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...