Hace tiempo escuché una curiosa charla estadística. Quizás la temática era muy atrevida o mezclaba churras con merinas, pero ello no quita un intento valiente de determinar el comportamiento colectivo de las personas. ¡Me hizo recordar a la psicohistoria de Hari Seldon!
La charla iba sobre usar el modelo de Sznajd, un modelo que combina la sociología y la física en un nuevo campo: la sociofísica. Quizás no lleve a ningún lado, o quizás con el tiempo desarrolle teorías más sólidas que predigan comportamientos colectivos. Y es que cuando decimos que la historia es un péndulo o que los españoles, por ejemplo, siempre nos odiaremos entre sí, hacemos una pequeña teoría en función de datos históricos someros. Algo parecido tiene esto, pero parte del modelo de espines cuánticos de Ising. El modelo se centra en la formación de opinión de grupos de personas ante dos corrientes: la opinión se expandirá a favor de un punto u otro en función del modelo de alineaciones de espines, por lo que en primera aproximación, si dos están de acuerdo en una opinión los dos vecinos más cercanos a ellos serán de esa misma opinión. Curiosos resultados, que pueden complijizarse más si consideramos que los que opinan igual han de estar intercalados o que la decisión de los vecinos será contraria a la del grupo. O que están en posiciones aleatorias. Un lío, vamos.
La ecuación es de tipo ondulatorio, por lo que permite que el total caya de un extremo de opinión a otro, o sea, o hay algún radical en cada extremo o todo el colectivo lo es. La frecuencia de cambio se inserta con la temperatura social, que puede hacer que si los ánimos estén caldeados el cambio de opinión se lleve a mucha gente y pasen de una decisión a otra en cualquier instante. Y también está perturbación externa, como la propaganda o algo así: si hay mucha se tiende a ir a los extremos y si apenas hay la gente se mantendrá en el término medio basculando entre el 50 %.
Como es un modelo matemático hay predicciones que nos parecen ilógicas, pero que habría que estudiar si están ahí. Ejemplo claro son las resonancias, que bajo ciertos aspectos la respuesta por una opinión es masivamente favorable (o contraria) y que es posible que se dé una segunda resonancia, como que si tras llegar a un extremo la gente cambia de opinión pero al instante vuelve con fuerza a su anterior opinión.
Lo que digo, puede ser un tiro al aire o un embrión de un campo de estudio harto interesante.
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