Última parada en Aquitania. Saliendo de Périgueux y remontando el río Isle hay un camino entre bosques y campos deportivos, donde se pueden ver los saltos del río y disfrutar de la naturaleza (y de los corredores que visten esperpénticamente, que siempre vienen bien unas risas).
La caminata fugaz de un día nos llevó hasta Trélissac, un pueblecito con un par de iglesias y el imponente Château Magne. Pero lo que más gustó fue la caminata en sí, donde se pudo contemplar y disfrutar de un buen día y unos paisajes espectaculares. Llevábamos algo de carga, pero pudimos comer y descansar en entornos donde reinaba el silencio de la civilización y el ruido de la naturaleza imperaba.
Guiados por mapas en puntos estratégicos que te indican cómo patearte y por dónde todo el departamento de Dordoña pudimos calcular el kilometraje y ver que podríamos llegar sin problemas al hotel para salir corriendo hacia el tren y volver a Nantes. Y el viaje de vuelta se hizo muy ameno, incluso con algunas variaciones por otros caminos secundarios que nos presentaron grandes casonas.
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