Otro viaje a un pueblecito limítrofe con Ibarra. Y es que incluso pudimos ir en un autobús urbano hasta la laguna de Yahuarcocha, un lugar encerrado entre hermosas montañas. Es el lugar de recreo de los ibarreños, parece ser.
El equipo Yachay se movió para dar una vuelta por el lago, un poco sobrecargado, pero parece que muchas aves paran en sus totoras. Bancos de césped y el embarcadero entretienen y puedes alquilar un bote para darte unas vueltas. Y justo en el embarcadero hay una pequeña construcción de sacrificios humanos, posiblemente actual, pero que hace referencia a la gran batalla que se dio allí contra los incas.
Bordeando la laguna hay incluso una pista de automovilismo y muchos lugares en los que parar. Incluso nos montamos en un bus con forma de gusano para llegar al pueblo, muy pequeño y solo atractivo por la cantidad de establecimientos donde se preparan ricas tilapias. Eran los peces del lago, pero ya no se pescan de ahí. Comimos hasta reventar tras unos buenos paseos y se promete volver de seguro.
Es más, incluso se ve el monte del arcángel San Miguel, por lo que en teoría está a tiro de piedra de Ibarra. Mi amigo Leo tiene la vista de un lado la ciudad y del otro el lago, maravilloso punto de exploración. Y más cuando se llena de niebla, dando un aspecto fantasmagórico, recordando a los paisajes de Bioshock Infinite.
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