Otro viaje para docentes organizado por Yachay. Y antes de venir los estudiantes, que se llevaron todos los mimos. Esta vez fuimos al cantón de Antonio Ante a un pequeño pueblo que tiene como gran atractivo una antigua fábrica de hilado con algodón. He de decir que la estética steampunk imperaba en todo el lugar, por lo que babeé como un niño chico.
Un gigante hecho con restos de fábrica nos introdujo a un museo, antigua fábrica algodonera, donde había elementos tradicionales de procesado convertidos en robots guías. Todo con vapor y sonidos de aire comprimido. Un amor. Calderas, ruecas antiguas y una estética que me hicieron sorprender a cada minuto. No os lo podéis perder, la verdad. Incluso me sorprendió la parte de explicaciones en kichwa (no confundir con quechua, por favor) para visitantes con tal lengua madre.
Incluso me hicieron convertirme un rato en científico (ironías de la vida) con un casco y peto científicos. Pero en serio, la combinación de esto y la historia de la fábrica, con detalle en las penosas condiciones que tenían a los trabajadores, hizo que guardase en profundo recuerdo de la experiencia, con reflexión incluida.
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