Revisando entradas antiguas rememoro que hacía descripciones de lo que he visto de Spider-man en películas y series. Lo más seguro es que no haya comentado nada sobre Spider-man: Homecoming, el tercer reinicio de la saga, pero esta vez dentro del celebérrimo universo cinematrográfico de Marvel.
Nos encontramos a mi entender con el Peter Parker más adolescente, con ideas y vivencias adolescentes. Al menos, mucho más creíbles que en las anteriores entregas que era más una puesta en escena o una leve caracterización para que entendiéramos cómo era la vida de Parker y rápido se pasaba a la máscara o a otras líneas argumentales. Esta vez todo rota alrededor de instituto, incluso el malo de la película, un rescatado Buitre con un Keaton que no es extraño al mundo de los superhéroes. Es más, la película gira en torno a qué pasó tras los hechos de Los Vengadores y la reconstrucción de la ciudad (algo que también usó como punto de inicio la nueva serie de DareDevil). También nos crea un fondo para explicarnos cómo apareció de improviso en la batalla campal de Capitán América: Guerra Civil, donde pudimos ver un traje muy nuevo y expresividad en los ojos de la máscara, algo muy usado en los cómics pero que por razones lógicas no se había empleado en el cine. Ahora, como todo está explicado con el mundo tecnológico de la empresa de Tony Stark se perdona.
Eso es lo que no termina de gustarme de la película, que se intenta meter con calzador a Spider-man en el mundo Marvel, como si fuese el discípulo a fuerza de Iron Man. Sí, en el arco de Guerra Civil Parker es puesto a disposición de Stark y se nos revela la impresionante armadura de Iron Spider, pero ahora es más dar a entender que va a formar parte de los pesos pesados de la franquicia cinematográfica y que debe luchar para lograr entrar en la plétora de héroes. Como reto para adolescente de ganar confianza y responsabilidad está bien (y más cuando dejan sobreentendido cómo adquirió poderes y qué pasó con su familia adoptiva) pero como seguidor del trepamuros es como relegarlo a una posición débil y de principiante que ya no le encaja (¡es el peso pesado de toda la franquicia comiquera, por favor!).
Los efectos me gustaron y, dado cómo encajan al personaje, la trama que ha de resolver y la entidad del malo principal están muy bien, nada desproporcionado y nada ridículo, sino en su justa medida. Me repateó eso sí, la idolatría que tiene Parker por Stark en la última entrega de los vengadores. Pero bueno, es seguir con el personaje que han diseñado.
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