Un buen viaje para ver a la familia que tengo en Cataluña. Aunque la primera vez que fui fue a mitad de 1997, así que haré una mezcla tanto de uno como de otro, para no perder el hilo. En ambos viajes, no sé por qué, me encontré con cazurros en un tren a una velocidad baja, ya sea el clásico o el AVE. Pero después la recepción de mi familia fue espectacular. Apretados, sí, pero siempre un buen ambiente con mis tíos y primos, que siempre nos pasamos hablando de temas generales. Y ahora más con el tema de la independencia, pero mejor bañarlo todo en un tono de humor y chascarrillos. No mucho se ve la dialéctica en la ciudad, aunque por aquí y por allá se ven en los balcones varias banderas independentistas. En mucha menor medida hay también banderas españolas (digamos un 70 % contra un 30 %).
Total, visitar el Passeig de Gràcia es impresionante con las Casas Batlló y Milà, con la ancha avenida y las casas burguesas que recuerdan a más allá de los Pirineos hasta llegar a la Plaça de Catalunya que da al Barrio Gótico y la famosa Rambla con la fuente que, según dicen, al beber su agua vuelves tarde o temprano a la ciudad. En el centro el callejeo es muy bueno y se nota la arquitectura gótica a cada lado. Todo apretado y rebuscado, pero merece la pena encontrar las instituciones políticas y ver la fachada de la catedral. Y su interior impresiona, aunque tras ver las de Francia no te convence de que puede haber algo mejor.
Llegar hasta la playa, con sus mansas olas y los grandes edificios a pleno sol y remojar los pies no tiene precio. Y almorzar en el paseo marítimo tampoco. Ver eso de las fotos, el pescado gigante dorado y los rascacielos (con ese que se parece a una vale gigante al fondo) y moverse un poco por el puerto y la Barceloneta es totalmente recomendable. En serio, también merece la pena el polideportivo marítimo y el puerto deportivo.
Tampoco hay que olvidarse de recorrer el verde Parc de la Ciutadella con su cascada con ese mirador monumental y ver al fondo el Arc del Troimf. Ya entonces nos movimos por la parte más urbana, con menos edificios clásicos e imponentes. Pero al menos pudimos ver de lejos la Torre Agbar y pasar al lado de la Monumental hasta llegar a la basílica de la Sagrada Família, que espero que terminen el frontal antes de que muera. Al menos, según los planos, parecía que faltaba poco. Pero no es tontería recorrerla por sus cuatro costados y observar todos los detalles, qué genio Gaudí. No terminamos con esto, sino que nos fuimos hacia el Parc Güell, entrando por el lado de la cuesta que es casi todo escaleras mecánicas. Ahora ver el dragón y moverse por dentro es de pago, pero hay parte que se puede recorrer gratis. E incluso ver la panorámica de la ciudad antes de que se pusiese el sol. Fugazmente la Plaza España hasta recorrer el aeropuerto, pero creo que aprovechamos la visita, ¿no?
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