viernes, 6 de octubre de 2017

Diario de Viaje: Lopera (Agosto de 1997)

Un pueblo de la provincia de Jaén pequeño pero acogedor. Pocos recuerdos tengo de él, solo algunas avenidas con arbolitos y muchas casas blancas. Pueblo eminentemente agrícola, claro está, como los clásicos pueblos andaluces de trabajadores esforzados y sufridos por condiciones climáticas ciclópeas y condiciones laborales precarias. Eso sí, con monumentos a los emigrantes y loas al carácter andaluz. Sus numerosas fábricas de aceite confirman todo esto.

Lo que más recuerdo es una enorme plaza central, muy amplia y adecuada para ferias y fiestas estivales. Las iglesias pequeñas con restos de épocas pasadas y los rinconcitos que hay entre calles merecen la pena ser visitados. Pero lo que más destaca de Lopera es su castillo. Construido durante la Reconquista es un ejemplo del trabajo que llevó a cabo la orden militar de Calatrava por estas tierras. Murallas altas y una edificación defensiva como la que el cine nos tiene acostumbrados. Eso sí, creo que para visitarlo se necesita arreglar una cita previa con el Ayuntamiento de la localidad.

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