Pues sí, tras 11 años dando tumbos por el mundo ha tocado volver al origen, al punto de partida. Años y años viendo mundo, formándome, madurando, ganando experiencia. Y ahora, como si fuese un paso estratégico, toca volver a lo que ya conocía.
Cuando un ambiente es tóxico y te desmotiva, por muy bien que parezca la situación laboral, es preferible dar un paso al costado y no perder la dignidad. La verdad que estaba cansado del espíritu competitivo que había en la facultad, con gente de nivel mediano que se creían dioses por venir de la mano de las autoridades del momento. Ninguneo, inseguridad sobre el futuro, condiciones del entorno desfavorables y andando sospechando de todo el mundo. Eso no se puede sostener mucho. La familia y la salud corporal y mental son la prioridad.
Dejé atrás buena gente, dejé buenos amigos y estudiantes. Me dio cosa dejarlos en esa situación precaria en la que estaba la institución pero uno no puede ser eternamente una 'Madre Teresa'. Hubo varias semanas de despedidas, a cual más emotiva. Y bueno, dudas y temores en el vuelo no valieron para abandonar un país que nos ha acogido durante tres años. Incluso Midna tuvo un viaje placentero.
Y bien, choca ser alguien reconocido y querido en un lugar para volver a ser uno más. Querido sí, pero sin poder dar a quien lo necesite un carisma y ayuda. Mi esposa, luchadora como pocas, se cansó de intentar convalidar sus títulos y era momento de probar nuevos problemas, pero en otra región del mundo. ¡Ay! Vuelves a un sitio que ya no reconoces, vuelves a un sitio que ha evolucionado sin ti. Volver a encajar es muy difícil y no te sientes nunca de vuelta. Y más con los líos políticos del momento.
Terminar el máster me ha ayudado a aguantar la traca final y me ha cambiado mi punto de vista, sinceramente. A pesar de sus falencias he visto muchas cosas positivas, he aprendido y me ha motivado durante casi un año. Ahora toca buscar trabajo, en un país donde la derecha ha aprovechado el final de la crisis para implantar las políticas neoliberales y tener imposible la búsqueda de un trabajo remunerado dignamente y con duración que no sea irrisoria. Y bueno, nuevos papeleos que nunca nos dijeron que existían. Eso mina la moral y te obliga a olvidar la idea de que un día llegarás a un momento de estabilidad vital, laboral y emocional. Nos obligan a ser trotamundos, nos obligan a que todo sea provisional. Nos obligan a comprender la locura de varias administraciones a las que acudir con criterios diferentes y con trabajadores con pocas ganas de aclarar.
Es una lástima, pero no queda otra sino volver a levantarse del barro las veces que sea.
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