Tras el parón navideño tocaba retomar las visitas a las ciudades del sur de la Comunidad de Madrid en un claro guiño a nuestros propósitos de mudarnos más cerca del trabajo. Pinto nos gustó bastante, no muy extensa, edificios no muy altos y por tanto calles soleadas y una cantidad de parques y jardines bastante interesante.
La primera parada fue en el enorme parque de Juan Carlos I, con su zona canina enorme y mucha gente caminando y disfrutando el sol a pesar del frío. Deportistas, entrenadores caninos, niños, un lugar muy concurrido. De ahí callejeamos de un lado para el otro viendo cómo eran las calles, los edificios y la alta complicación para encontrar aparcamiento.
Llegamos hasta la enorme plaza del ayuntamiento, bien clara y diáfana, Los edificios porticados tan característicos de la zona y un mapa de la ciudad labrado en el suelo. Caminamos hasta el parque del Ejido y el parque Norte, que dan para quedarse a pasear un largo rato con la perra. Un buen café y una ojeada a la estación de cercanías, que está dominada por el sobrio Torreón, testigo del pasado de esta ciudad.
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