En Año Nuevo tocaba regresar a España, a casa. Cosas de tener pocos días de vacaciones disponibles. Por eso decidimos salir temprano de Castelo Branco y llegar a la frontera por otra ruta. Íbamos a hacer en definitiva un gran círculo en carreteras secundarias. La misión era llegar a Idanha-a-Nova, que quedaba a mitad de camino. Sí, había que desviarse algo y subir unas cuestas bastante fuertes pero la tranquilidad del día nos permitió llegar bien y aparcar en un sitio amplio. Todo cerrado, para nuestra sorpresa.
Sin embargo, el día estaba bastante soleado y nos pemitió dar un buen paseo y recorrer algunas calles de la ciudad. Todo tranquilo, algunos niños jugando en plazas adoquinadas y ese contraste entre edificios nuevos y viejos tan típica de Portugal.
Nuestros pasos nos llevaron a la Torre do Relógio y pudimos ver la sobria fachada de Nossa Senhora da Conceição, con ese blanco de fachada y detalles clásicos en piedra. Muy recomendable acercarse a los restos del castillo, del que solo quedan algunas murallas y parapetos. Ahí puedes ver dese arriba una buena parte de la región con sus bosquecillos, sus zonas de cultivo, sus pastos y riachuelos. Si afinas la mirada puedes intuir dónde está Castelo Branco e incluso el monte donde se sitúa Monsanto. Se tienen unas vistas espectaculares, realmente. Y la villa genera una atmósfera de tranquilidad y lugar de esparcimiento que te llega a impregnar, sintiendo esa tranquilidad tú mismo.
La vuelta nos llevó también por parajes bastante bonitos hasta llegar a la rotonda por la que entramos al país. Camino de vuelta por la carretera donde un coche quería adelantarnos como fuese a pesar del estado y las curvas del camino. Lo loco es que en la primera encrucijada pega frenazo para apartarse del camino y estudiar un mapa. ¿Entonces por qué tantas prisas? Nosotros, ya con hambre, decidimos aguantar unos pocos kilómetros más y parar en la zona de recreo Fuente de la Zarzamora. Las vistas de los montes portugueses desde ahí son impresionantes y dan ganas de quedarte un rato largo observando el paisaje. Ya con las energías cargadas tocaba volver a casa, con los consabidos atascos que iba a haber en la autovía en sentido Madrid. Valió la pena la experiencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Desgranando el pensamiento de Blas Infante (IV): el Ideal Andaluz y cómo implementarlo
Esta es la cuarta parte del famoso Ideal Andaluz de 1915. Previamente se había desarrollado la filosofía infantiana de mejora continua hast...
-
Pues sí, tanto el PP como el PSOE tienen un número inmenso de cadáveres en sus alacenas. Son partidos de bastantes años, bien engrasados, co...
-
Ya sea por la guerra entre Rusia y Ucrania o por el mero hecho especulativo los combustibles que utilizamos normalmente se han disparado a ...
-
Casi de nunca me ha gustado el cine negro. O la novela negra, ya que estamos. He visto algo de cine y me ha gustado y he leído algo al respe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario