sábado, 12 de enero de 2019

¿Y dónde quedó el andalucismo?

Viendo los sorprendentes resultados electorales en Andalucía creo que merece la pena hacer varios apartados sobre lo sucedido y el primero que me sorprende es la inmensa caída en votos del andalucismo. Es bien cierto que la deriva final del Partido Andalucista antes de decretar su desmantelamiento y disolución final en 2019 no le hizo nada bien al andalucismo y muchos huyeron a otras posiciones a la vez que se crearon otras. Otras formaciones que aún no han cuajado y no han tenido tiempo de llegar al votante medio, aunque da la impresión de que en vez de diferentes voces andalucistas hay un afán de aglutinar seguidores y seguir chupando del bote.

Casi siempre he dicho que es mejor que se ocupen de los trajines de un lugar los que son del lugar. Pero no en sentido de temer y desterrar al foráneo. Los del lugar son los que viven y hacen vida en ese lugar, hayan nacido allí o no, se hayan mudado hace varias décadas o hace dos semanas. Yo viviendo en Toledo difícilmente puedo conocer el día a día de Córdoba. Pues lo mismo pasa con las autonomías, países, etc. Ya seas turco o francés, si vives en una comunidad autónoma eres de allí, aunque tu corazón y querencias sean para otro sitio.

Andalucía podría tener una fuerza enorme en el parlamento nacional y podría trazar unas líneas que ayuden a sacar a nuestra tierra del atraso secular en el que está. Si bien los del Partido Popular criticaron la enseñanza en Andalucía con sorna y aires de señoritos, no estaban faltos de razón. Andalucía tiene mucho potencial, pero casi nunca se lo ha aprovechado. Sobre todo, si las políticas andaluzas las trazan personas que viven fuera y desconocen la realidad del lugar, todo se agrava más.

Desde mis inicios en la política en el efímero Foro Andaluz siempre he querido acercarme a posturas andalucistas aunque nunca he terminado de aterrizar en una, pues si bien comparto muchos valores las ideas de revolución independentista, Estado comunista o quedarse alabando el pasado sin hacer propuestas actuales concretas siempre me terminan echando para atrás. Y qué decir de quejarse siempre y no proponer.

Somos Andaluces tenía buenas propuestas pero sus derrapes soberanistas al rebautizarse como Partido Nacionalista Andaluz y las ganas de su líder Altamirano de caer bien al independentismo catalán (¿será que cobra algo de ERC para montar su chiringuito?) hen hecho que me decepcione rápido de esta formación. Cómo olvidar esos mapas con los imaginarios Países Andaluces, abarcando incluso el norte de Marruecos y el sur de Portugal (sin olvidar Murcia, Alicante, Badajoz y Ciudad Real) y su manera de defender que era una idea factible y central del andalucismo.

Otro partido que acaparó mi atención fue AxSí, con un aire más fresco, afín a la socialdemocracia y con gente sin vínculos de vida política. ¡Por fin una formación andalucista sin complejos y con ideas claras! Pero bueno, una cosa que quiero del andalucismo (¡raro de mí!) es que se centre en Andalucía. Pronto empezaron, quizás para acaparar a los medios de comunicación, a hablar de política española como si quisieran ser un partido nacional. Y eso no lo encuentro lógico en un partido nacionalista o regionalista. Como mucho, en política española, deberían participar cuando alguna cosa afecte directa o indirectamente a Andalucía. Sin embargo, esta corriente la considero andalucista que abraza posiciones de izquierda.

Al revés ocurre, a mi juicio, con Adelante Andalucía: parten de posiciones de izquierda e incidentalmente abrazan el andalucismo. Un andalucismo de corte obrero y agrario, rivindicativo (si no fuese así no lo abrazarían, aunque después no les hace ruido acercarse desde la izquierda a los nacionalismos catalán y vasco, de germen conservador). Las posiciones de Teresa Rodríguez son afines al anticapitalismo y al andalucismo y tiene fuerte presencia y una política en contra de que Podemos de Madrid dicte las normas para Andalucía, cosa que me agrada. Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza, componentes de la coalición, también velan por acercar el andalucismo a las políticas de hoy en día.

Pero hay que ser sinceros, el andalucismo está siempre latente y podría incluso no existir. Este solo resurge cuando hay agravios comparativos. Salió con fuerza en 1977 y en contadísimas ocasiones más. El andalucismo es callado, algo resignado a su destino quizás. Solo se ve evidente cuando hay que decir alto y claro que no somos más que nadie pero a la vez tampoco somos menos que nadie. Un '¡eh!, que no quiero que de manera maquiavélica ascendáis dejándome abajo para sentiros superiores'. Si se hicieron propuestas concretas para Andalucía, como algunas del PSOE-A y de Adelante Andalucía, los resultados no han sido buenos. Si la campaña electoral era un entrenamiento para las generales, como han hecho PP, C's y VOX, los votos los han favorecido. Puede que el nacionalismo andaluz sea más folklórico, idiosincrático, cultural y que se refleja en política cuando alguien quiere ningunearnos. Y nada más. Puede que la gente vea que solo mirando a Andalucía poco se hace y que todo ha de ser en clave española. No sé. También que, como proclamó Rojas Marcos, la mezcla secular de culturas en esta tierra hace compatible que nos sintamos simultáneamente pueblo andaluz, español, europeo, mediterráneo, iberoamericano... sin crear conflictos ni contradicciones. Y que elijamos en momentos concretos qué pueblo somos ahora en función de la necesidad puntual.

Muchos anhelan un nacionalismo fuerte como en el norte. Visto lo visto, no creo que se vaya a dar eso alguna vez.

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