Bajando de Ermida llegas a bordear el río Cávado, que queda configurado como un embalse. Hay desperdigadas pequeñas casitas, seguramente atentas para la temporada estival. Aparcamos en el camino de vuelta y nos quedamos admirando los montes frondosos que rodean al embalse y con el sol en cierto ángulo que generaba bonitos destellos en el agua. Como no había mucha gente la paz rodeaba todos los rincones.
domingo, 17 de marzo de 2024
Diario de Viaje: Vilar da Veiga en Terras de Bouro (Enero de 2023)
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