viernes, 7 de octubre de 2011

Votaciones

Sabiendo que estoy dejando de lado el blog voy a intentar resucitarlo. No es que esté aburrido de él, sino que la inspiración y el tiempo libre disminuyen conforme aumentan las presiones laborales.

El pasado domingo fueron las votaciones argentinas para renovar parte de los diputados y los senadores. Otro día me detendré más de cerca sobre los procesos electorales de estos lares, pero lo que quiero resaltar es que fui al acto de campaña del partido electoral de mi amigo y compañero doctoral Leo Rico. Está en Proyecto Sur, un grupo liderado por "Pino" Solanas, un cineasta izquierdista que critica la enferma manía de los políticos argentinos en privatizar todo y en manos extranjeras. Se centra en gran medida en el mundo del ferrocarril... abandonado a pesar de ser un país muy extenso y llano... aunque las ferroviarias privadas siguen cobrando subsidios sin tener que poner trenes en marcha. Un crimen, vamos.

Los otros postulantes son periodistas y viejos ferroviarios, gente comprometida con la causa y no politicuchos que van por la foto y después si te he visto no me acuerdo. Una opción muy recomendable.

Pero lo que más rabieta me dio es que inexplicablemente tienen siempre que vincularse sí o sí a las ideas del Subcomandante Marcos, de las de Fidel Castro y compañía. ¿Por que siendo una opción respetable de izquierdas tiene que obligarse a vincularse con esa gentuza? Por profesar una determinada opción política no me creo obligado a compartir también lo que digan los extremistas. Pueden ser de izquierdas, pero están más cerca del fascismo de derechas que de la izquierda responsable y amiga de las mejoras de las situaciones del pueblo.

Quizás es que aún los partidos políticos les gusta hacer frentes entre un grupo A y un grupo B, para saber quién es el malo y quién es el bueno, aunque al hacer esto tengas que aliarte con gente despreciable... la cosa no es así (o fue así hace cien años), la dicotomía izquierda-derecha va desapareciendo progresivamente. Ambas tienen aspectos positivos y negativos. Lo que apunto es que no nos encajonemos en una opción u otra. Siempre habrá gustos y afinidades por una parte más que por la otra, pero eso no quiere decir que haya que despreciar todo lo del "enemigo", aunque sea una idea muy buena que se nos escapó.

Las políticas sociales y la tenencia de ciertas competencias básicas por parte del Estado (sanidad, educación) por ejemplo son buenos puntos de izquierdas; la organización y colaboración de empresas a gran escala y la presencia de ciertos servicios de sector privado (ofertados de manera opcional, no obligatoria) que agilicen las directivas estatales son buenos puntos de derechas. Hay ya que, de una vez por todas, aplicar lo que nos conviene para mejorar así la sociedad. Si es buena idea se aplica y si es mala no, sin importar a quién se le ocurrió. Retomemos o empecemos a tomar el consenso político para mejorar todos los aspectos cotidianos (como en Bélgica hace un lustro, porque hoy también están de capa caida). Y, sobre todo, dejemos de vincular ciertas maneras de pensar con criminales o déspotas por el simple hecho de que se asemejan de lejos en la opción política en que nos movamos la mayor parte del tiempo.

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Publicado originalmente el 30-06-2009

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