Ni bien recuperados Geo y yo del viaje a Victoria emprendimos otro viaje relámpago hacia Cañada de Gómez, una localidad de Santa Fe que estaba relativamente cerca. Esta vez sí pudimos coger a tiempo el autobús a la hora indicada y en poco más de una hora llegamos a un lugar que era incluso más húmero y caluroso que Rosario. Aquí viven dos amigos de Geo, con su pequeña hijita en una casa espaciosa y con un jardín que tenía al fondo un lindo y fructífero huerto.
Al llegar almorzamos y nos pusimos a hablar para conocernos algo más, aunque yo con la comida no podía hablar mucho. Y tras eso a hablar de música, videojuegos y ordenadores. Las chicas se fueron a dormir la siesta y mientras los chicos comentamos lo más variopinto del mundo friki. Vimos incluso las figuritas de dos personas que en la distancia saltaron en paracaídas.
Por la tarde dimos una pequeña vuelta por el pueblo paseando a la chiquitilla y paramos un rato en la casa de la madre y abuela de Luciana. Y dimos una vuelta en coche por el centro. Cuando llegamos a casa el asado estaba a punto así que nos sentamos en el patio, bajo una parra, y comimos inmensamente.
Al día siguiente, tras revisar Twitter, nos dirigimos a la estación de autobuses que olía a orina. No nos querían vender el billete hasta 15 minutos antes de llegar el autobús, pero al poco se lo vendieron a una pareja, así que fuimos como marabunta a hacer cola y pudimos entrar en el saturado autobús para volver a Rosario.
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Publicado originalmente el 23-03-2011
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