sábado, 4 de enero de 2020

Recuerdos y vivencias

Si la anterior Navidad me supo a poco esta ha estado mejor. De mi familia siempre he sido el más apegado, el que más quería saber o conocer la vida de tíos y primos. Tanto que a pesar de ser viajero siempre reservaba un tiempo para llamarlos o visitarlos. La cosa es que cuando te ponen la etiqueta de 'familiero' y te obligan a hacer visitas cuando ves que el resto pasa del tema o no le hacen tanto hincapié. Pero bueno, esto conlleva a que paso tiempo con ellos y no veo a los amigos. El año pasado no tuve tiempo pero este sí.

Es más, se dio la feliz casualidad que mis colegas de Puente Genil iban a estar todos por esas fechas, cosa inaudita. Miles de recuerdos te asaltan la mente de secundaria o cómo en la etapa universitaria aprovechabas todos los fines de semana para hacer botellón con ellos. Pero bueno, ya con el tiempo uno viaja por trabajo a sitios lejanos o económicamente se la hace más complicado cada vez ir al pueblo todas las semanas. Incluso algunas relaciones se enfrían y otras se forjan. La vida es así. Por suerte he intentado mantener el contacto con todos aunque algunos quizás no los veía desde hace diez años, como poco. A veces uno piensa que el contacto ha de ser bidireccional pero si me hago autocrítica también he de entonar el mea culpa por priorizar viajes o no hacer nada o no complicarme antes que echar unas buenas horas con los amigos de siempre. Anécdotas, partidas de rol, vivencias de cada uno, ideas filosóficas y políticas, etc. ¡cuánto se echa de menos eso a la larga!

He visitado a varios colegas en sus respectivas ciudades y al menos cada par de años nos vemos las caras y nos ponemos al día. El tema Whatsapp ayuda, pero hasta cierto punto. Estas Navidades sin embargo pude quedar con varios a la vez, tomar unas tapas mientras nos poníamos al día de todo y hacíamos promesas de contactar más. No se pudo con todos a la vez pero al menos en diferentes días pude quedar con diferentes colegas, con algunos más de una vez. No dio tiempo para más porque mi ruta de vacaciones era larga pero al menos fue suficiente para hype y quedar.

Y es que dentro de las legítimas diferencias que podamos tener y las desavenencias que hay en todos lados, ha sido un grupo muy unido con experiencias y formas de ser similares. Un grupo abierto, nada hermético y con ganas de saber unos de otros al paso de los años. Siempre que se pueda toca quedar.

Ha sido para mí bastante entrañable, como es teóricamente una Navidad. Esta vez siento que aproveché el tiempo. ¡Va por vosotros, peña!

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