Para Salta estuve algo más preparado para ir. Allí se celebraba la reunión anual de la Asociación de Físicos de Argentina. Así que le dije a mi jefe que iba sí o sí. Al llegar ni siquiera me matriculé, todo fiesta y acudir a desayunos, meriendas y cenas.
El viaje comenzó de una manera apoteósica; los del taller hicieron asado y me quedé con ellos y pillé una borrachera impresionante. Así que hice la maleta y llegué a la estación en condiciones precarias. Aparte de los físicos de siempre había otros de promociones posteriores. Jajaja, cómo fue el viaje, menudo desvarío. Cuando se me pasó la borrachera nos pusimos a jugar al Mafia, una variante de Oros y Bastos. El tren, una desgracia, ¡con la ilusión que tenía desde lo de Capilla! ¿Os acordáis de los trenes estos de principios de los 90 que compartían respaldar así de tipo cuero? Pues así, y bien lento y con ventanillas de metal para que los niños no te saltasen un ojo a pedradas. Una pena siendo este país tan llano y grande. Tras 17 horas de viaje llegamos a Tucumán, ciudad mundialmente famosa por los ladrones; no es prejuicios, que conforme llegar un taxista le robó el macuto a uno de nosotros, así que tenía que estar una semana con la misma ropa. El bueno de Verba nos llevó a casa de un amigo y allí dejamos los aperos hasta la hora del autobús a Salta.
Montañas, por fin. Muy bonitas. Impresionantes. Y Salta, amplia, barata, gente amable. Por obra y gracia de las niñatas para poder lavarse tuvimos que parar en un recinto militar. Arfff, temblé cada minuto con sus armas apuntándote hasta que te identificabas, los ruidos de proyectiles, las maniobras. En resumen, un día aguantamos. Que te reciba uno diciendo que es el amo y señor del barracón, que los soldados descansen jugando al Metal Slug, que pongan que aguantarán hasta el último cartucho, que en los urinarios hayan cuadros con instrucciones para cavar trincheras, desmontar ojivas... no hizo gracia a nadie y huimos a un hostel. Sí, en exclusiva para nosotros y con una bonita llama disecada. De comida, mmmhhh, mataco: pan árabe con trozos de pollo, pasas, cebolla, pimiento, todo regado con una salsa de uva. Muy rico. Como dije, la AFA sólo para las comidas. Fui a algunas conferencias pero destaco el comer gratis. En el hostel muchas borracheras y asados. Fuimos incluso a una fiesta en la universidad a comer choripán. De la cogorza que cogí quise irme a casa que estaba a 8 km de donde estábamos, jajaja y Lisandro con un billete de autobús que decía que era "cuasi-capicúa" y lo transportó a la época de los saqueos. Otro día subimos en funicular para ver la panorámica y en otra fuimos a comer a un monte o algo por el estilo.
En cuanto a convivencia... con los que conozco normal, hice buenas migas con Verba y Anto y con el resto... Dormía con un tipo que roncaba y me movía (estábamos en una litera) y por las mañanas decía que no dormía porque me movía. ¡Será capullo! Otro ataque es que por entonces me hedían los pies así que usaba la guerra bacteriológica para amedrentarlo.
Ah, y la joya de la corona: Nair. Una muchacha que intentó violarme en un par de ocasiones... Escucháis bien, intentaba quedar en un cuarto los dos solos. Me tocaba el pelo (y eso es sacrilegio, menos mal que lo tenía graso y retiraba la mano pronto), comentaba que haber si me metía mano, me acorralaba cuando salíamos. Una lapa, en resumen. Y como siempre me enseñaron a ser cortés le daba largas pero sin mandarla a la mierda, ésa fue mi perdición. ¿Que por qué no me la trajiné? Si la vieseis harías bien en cortaros las venas. Físicamente, nada del otro mundo: pelo largo pero con calvas (sí, lo confesó ella), y bastantísimos kilos de más. Psicológicamente, la persona más mezquina que me he encontrado nunca (sospeché que iba por mí para sacarme el dinero), se trajo poco dinero y en vez de comprar cosas baratas pues a lo caro, empieza a pedir dinero sin ánimo de devolver, al final teníamos que pagarle las comidas, que no fueron nada baratas por cierto, le pidió dinero a una amiga y en vez de ahorrarlo (al segundo día de seis de estancia) se lo gastó en un jersey de punto. Una rata, en resumen (e intentando poner los cuernos al santo de su novio, la muy odalisca).
Pues bueno, que volvimos a Tucumán el último día para visitarlo (está allí la casa donde se firmó la independencia) y echar las últimas risas. En el tren casi todo el trayecto con el Mafia y cuando pisé Rosario suspiré de alivio de saber que no volvería a ver a Leviatán.
-
Publicado originalmente el 08-10-2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Desgranando el pensamiento de Blas Infante (IV): el Ideal Andaluz y cómo implementarlo
Esta es la cuarta parte del famoso Ideal Andaluz de 1915. Previamente se había desarrollado la filosofía infantiana de mejora continua hast...
-
Pues sí, tanto el PP como el PSOE tienen un número inmenso de cadáveres en sus alacenas. Son partidos de bastantes años, bien engrasados, co...
-
Ya sea por la guerra entre Rusia y Ucrania o por el mero hecho especulativo los combustibles que utilizamos normalmente se han disparado a ...
-
Casi de nunca me ha gustado el cine negro. O la novela negra, ya que estamos. He visto algo de cine y me ha gustado y he leído algo al respe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario