Aprovecho que estoy con ganas de escribir, porque tengo pocos escritos para tanto tiempo abierta esta cuenta. La cuestión es de si alguien los lee o no. Da igual, lo hice como ejercicio de expresión y por eso no avisé a amigos ni lo publicité. Este artículo va a versar sobre la historia y posible independencia futura de Andalucía.
Ya en temprana edad existían humanos (o antecesores) en la Península Ibérica al ser una ruta principal de emigración desde África, así que podemos constatar la existencia de clanes y culturas, como los creadores del Indalo y construcciones varias (no me acuerdo de esa cultura). Esta parte del planeta, considerada en unos orígenes como el fin del mundo estuvo vedada a la cuna de la civilización hasta que los fenicios llegaron a las costas atlánticas y fundaron Gadir. Parece ser que el intrépido marino que llegó hasta este fin del mundo era el famoso Melkar, llamado por griegos Heracles y por romanos Hércules. Sus viajes y aventuras pasaron a la mitología y es considerado por muchos "fundador de Andalucía", tal y como reza en el escudo. No lo considero así, sino más bien un viajero o un conquistador que abrió las puertas a un gran desarrollo. De todas maneras lo que sí es seguro que encontró una civilización avanzada dispuesta a comerciar con la lejana Fenicia (actual Líbano). Esta civilización se llamaba Tartessos.
Para mi opinión ya era una cultura asentada y enriquecida esta tal Tartessos, pero no al nivel filosófico e industrial por la que se conoce. Más o menos eran los habitantes más avanzados de la Península y por eso se estableció el comercio, trayendo por consiguiente el esplendor que ha llegado a nuestros días llevado por el Rey Argantonio, contando siempre con la influencia fenicia, primeramente y griega por segundo. Gracias a estos intercambios Tartessos fue la referencia de occidente, tanto que incluso la Biblia hace varias referencias, usando el nombre de Tarsis (algunos opinan que esta Tarsis era la India, quizás siga esa discusión mucho tiempo). Debido a la fundación de Cartago y el bloqueo comercial, Tartessos cayó en decadencia y en el olvido, llegando a su desintegración y la diseminación en varias tribus celtíberas.
El nuevo poder alcanzado por Cartago chocó con las ansias expansionistas de la República de Roma, enzarzándose en batallas por tierra y mar. La expedición terrestre hizo que las tribus de la Península cayeran irremisiblemente bajo el yugo cartaginés, empezando por nuestro sur. La consecuencia, visto a la larga, fue la esperada victoria romana, a pesar de los esfuerzos de los caudillos autóctonos y las fuerzas cartaginesas. De ahí que Iberia pasase a ser una provincia romana más, bajo el nombre de Hispania.
La división de esta provincia en otras colocó el sur bajo la jurisdicción de la Bética, segunda creación político-administrativa de la futura Andalucía (recordemos siempre a Tartessos). Esta provincia Bética se consagró como un núcleo de relax para influyentes romanos, fuente de cosechas y de eruditos (dos emperadores y unos grandes filósofos, Séneca entre otros) nacidos en estas tierras. La caída del Imperio de Roma provocó la entrada de los ejércitos germánicos y la desaparición de esta entidad administrativa llamada Bética. Antes de que estos territorios pasasen a formar parte de los reyes visigodos estuvieron aquí por pocas decenas de años los reyes vándalos (que emigraron a poco al norte de África) y el Imperio de Bizancio (fundando la provincia de Spania, que duró alrededor de 80 años y devolviendo parte del esplendor que ya empezó a desaparecer). Bajo el reino visigodo también aparecieron grandes hombres por estas tierras, creyentes y eruditos, aunque no fue por mucho tiempo que esta nueva estructura permaneció.
La expansión brutal de los árabes, imponiendo su religión hizo que llegasen hasta el Estrecho de Gibraltar (las Columnas de Hércules, ya que se supone que este héroe, Melkar, llegó hasta aquí para la consecución de varios trabajos para redimir sus pecados, matando al gigante Gerión de varias cabezas) y pactasen con los rebeldes visigodos que querían destronar al rey Rodrigo. Lo consiguieron, pero la belleza de estas tierras hizo que poco a poco, a veces por guerras a veces por pactos e influencias el islamismo penetró con fuerza en Hispania. Este proceso de islamización (bélica o no, dejémoslo a los historiadores) originó a Al-Ándalus, la mayor y más duradera formación jurídico-administrativa de la historia andaluza. Se alcanzó un esplendor maravilloso y el gran Abd-al-Rahmán III fundó el Califato, dejando a Córdoba como capital de occidente (un millón de habitantes y la llegada masiva de embajadores del Sacro Imperio Romano-Germánico). Con sus ideas y la conservación del saber griego, ésta fue tierra de poetas, filósofos y científicos más importantes de la historia (aunque digan los sabios que no y sean los cristianos los que se lleven el mérito, ¡un viva por Azarquiel!). Una figura importante en el ámbito político y que hizo que la resistencia cristiana palideciese fue Almanzor.
Pero este esplendor y la fijación del embrión nacional se apagó. Las crisis no tardaron en llegar creándose los reinos Taifas, ni siquiera las reunificaciones de los Imperios Almorávides y Almohades pudieron frenar el avance cristiano (si bien los reyes taifas no compartían la idea de unificación por estas sectas del Magreb radicales). Fue que el rey de León Fernando III conquistó el valle del Guadalquivir y casi 200 años después terminó la presencia musulmana independiente de nuestras tierras. Ahí se recordaron los años de convivencia de las tres culturas (no conviviencia al grado de cada uno ser igual a las otras dos, más bien algo parecido a relativa calma dentro de los guetos propios). El reino de Granada dio paso a la unificación cristiana peninsular, repoblando las zonas por leoneses, castellanos y aragoneses. Esto es el primer punto por la abogación de erradicar el recuerdo existente (tal y como dicen los embajadores extranjeros que llegaron a Andalucía durante el siglo XIX), pero el remanente quedó aun hecha la repoblación con gente de otra cultura e historia. Quedaron judíos y musulmanes conversos y antiguos cristianos que vivían en suelo musulmán. Éstos siguieron con sus costumbres y de ahí que nos llegasen la música, el dialecto, la historia y la idiosincracia (y, por qué no, que los nuevos inmigrantes adoptaron rápidamente en vez de su carácter típico).
Puede ser que la diferencia entre conquistas cristianas de 200 años trajese algo de diferenciación a las partes de Andalucía y por eso hay ciertos sectores de opinión algo diferenciados (la parte del valle antiguamente se llamaba Andalucía y la parte montañosa Granada), la influencia de la taifa de Murcia seguro que tuvo algo que ver (y esta segunda centralización también, o sea, de Madrid a Sevilla y ahí te paras, gracias Sevilla TV, perdón, Canal Sur TV). Pero es cierto que la incorporación a Castilla y la colaboración con este reino fue inmediata y de buen grado, comenzando la exploración del Nuevo Mundo desde nuestras costas, con nuestros hombres y nuestros barcos.
Esta buena y pronta recuperación se vio truncada con los años de decadencia de España, la expulsión de moros y judíos trajo las rencillas de antes y una revuelta estuvo a punto de declarar al Duque de Medina-Sidonia como Rey de Andalucía (unificando los reinos de Córdoba, Sevilla, Granada y el Santo Reino de Jaén; de ahí del antiguo nombre de las Andaluzías), ayudado por las tropas de Taír al-Horr. Esto fue en 1640/1 y terminó con el fin de amenazas (seguramente algo de dinero y amenazas influyeron) y el juramento de fidelidad al rey Felipe IV. Esta época de decadencia hizo que para eliminar la desesperanza aparecieran grandes artistas, muchos de ellos andaluces.
La llegada de los Borbones supuso una guerra civil y la posterior adopción de las reglas de Castilla en toda España. Fue la época de la monarquía absolutista y el centralismo. Hay que llegar al siglo XIX para que todos los españoles se unan por una gran causa y luchen por su independencia: las guerras napoleónicas. El hermano del Emperador, José I se instaló en el trono y jurando fidelidad al perverso Fernando VII se luchó. Llegó incluso a ser nuestro territorio el que vio nacer la Constitución de 1812, la primera nacional (ya que el Estatuto de Bayona de 1808 fue redactado por franceses) definiendo a España como país soberano (diferenciando de las Españas). Grandes Batallas se dieron en nuestra tierra. Las guerras carlistas azotaron el país tras el anterior episodio y llegó la proclamación de la I República, de corte federal. El cantonalismo estalló sumiendo en guerra a provincias (e incluso pueblos) entre sí, haciendo fracasar estas reformas autonomistas. Recordemos que la Constitución no promulgada de 1873 creaba una Andalucía Oriental y otra Occidental (¿será que vieron que aún habían diferencias a causa de los 200 años de diferencia de conquista?).
Los acuerdos cantonalistas siguieron en la II Restauración creándose ya las primeras banderas. Ya desde la Batalla de Alarcos, en la que los almohades derrotaron a los castellanos había un conato de bandera (en esta ocasión en lo alto de la Giralda colocaron un pendón verde y otro blanco, el primero por las tropas andalusíes autóctonas y el blanco por las tropas almohades; tengo que decir que un santón magrebí peregrino tuvo constancia de este hecho e hizo una profecía con estos colores; en el presunto Reino de Andalucía también se recurrió a una hipotética bandera verde y blanca) pero no fue hasta la llegada de Blas Infante, padre de la patria. Observó que se iba perdiendo la identidad y se encargó de estudiarla y hacerla recordad, trayendo a la luz la idea nacionalista. En la Asamblea de Ronda de 1918 se propuso la bandera actual (cuyo verde no representa a los Omeyas, llevaban pendones blancos) y el escudo (tengo que decir que no me gusta, aunque Hércules-Melkar comenzó el auge ya había cultura por estas zonas; preferiría usar de escudo la estrella de ocho puntas tartéssica con el fondo del escudo del Califato -la ciudad de Córdoba-, el Indalo y la Granada una arriba y otra abajo y a los lados sí que sí las Columnas de Hércules).
Al final de la II República se propuso el Estatuto, que quedó truncado por la guerra civil. La dictadura franquista supuso un ensalzamiento de los castellano, imponiendo en todas partes el idioma y ridiculizando los dialectos como el nuestro (hoy en día se ve en series y películas que el andaluz o es el tonto o el de trabajo más humilde). No fue hasta la llegada de la Democracia que pudimos contar con la plena Autonomía, dando paso a un autogobierno plenamente andaluz. Recordemos que por miedo a la centralización en Sevilla (cosa que ocurrió al final) se promovió la creación de la comunidad autónoma de Andalucía Oriental, tan denostada y repudiada por algunos.
Y bien, aquí muestro escuetamente que nuestra historia, la mezlca de culturas, los dialectos, el folklore, la idiosincracia, el clima y varias cosas más son únicas y no compartidas por Andalucía, por lo que hay argumentos suficientes para una independencia (hay otros que por hablar otro idioma y justificar que no trataron mucho con ciertos reinos deben ser independientes, menos puntos a su favor para nosotros y a la par se les toma más en serio). Pero tranquilos, no quiero aún independencia. No creo que viva para verlo, pero tengo que trabajar por ello. Hasta que todas las regiones de España no lleguen al mismo nivel de avance y solidaridad no quiero independencia (es más como una madre que nos tiene hasta que todos y cada uno somos capaces, no siendo mamones y dejando al resto), una independencia de todos a la vez. Siendo prudente doy un plazo de 300 a 500 años (sí, hoy por hoy somos una comunidad pobre y llena de caciques). Aunque, para esa época a lo mejor nos barrió el desierto o una bomba atómica o se fundaron los Estados Unidos de Europa.
¿Por qué República y no Reino? Para estar integrados y modernizados en Europa. No hay nadie que se mereza el trono andaluz siendo cristiano (el título iba ligado al Rey de España) y la creación de un Califato (que sería lo más legítimo) haría que entrásemos a la larga en una radicalización islámica como en Marruecos. Por eso planteo el modelo republicano (siempre y cuando Chaves no esté), como modelo avanzado y democrático. Eso sí tampoco quiero los desvaríos de los jovenzuelos comunistas de la llamada Unión de Repúblicas Socialistas... la Guerra Fría ya pasó y la situación mundial ya no necesita de utopías adolescentes (esta frase va por mi amigo Madueño, que aunque me cae bien y siempre hablamos de política cuando podemos se le va la olla de vez en cuando).
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Publicado originalmente el 22-08-2008
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