sábado, 24 de diciembre de 2016

Diario de Viaje: Cádiz (Enero de 2012)

Un viaje bastante fugaz, pero creo que pudimos aprovechar el tiempo al máximo y ver las delicias de esta ciudad andaluza. Aprovechando el final de vacaciones fuimos en tren hasta esta antiquísima ciudad, confluencia de culturas tartéssicas y fenicias. El tren nos dejó en la estación, que por aquellas época estaba de reformas y ampliación. Un paseo nos llevó al puerto y a la avenida, de reformas, que llevaba hasta el ayuntamiento.

Pero bueno, la mejor parte de Cádiz es pasear por sus murallas que dan directamente al mar, como que te mete en la época donde esta ciudad era un bastión inconquistable por las fuerzas enemigas. El punto grande para mí fue llegar a los pies del monumento a la Constitución de 1812 que en pocos meses haría su bicentenario. Y es que la España liberal le debe mucho a esta ciudad andaluza. El paseo ante las olas nos llevó hasta el Parque Genovés, donde pudimos disfrutar de las afamadas tortillas de camarones. A Geo no le gustaron tanto, pero a mí sí. De ahí nuestros pasos nos llevaron hasta el castillo de Santa Catalina, donde pudimos ver sus puntos de observación y los detalles arquitectónicos, como la iglesia (sempiterna en España) y las torretas que caían justo al mar.

Ya en la playa Geo hizo su tradicional mojado de pies y decidimos después internarnos en la ciudad. Es muy característico eso de edificios altos y calles estrechas, muy típico de este istmo. Tras almorzar casi media docena de montaditos frente a la catedral nos quedó por ver la Puerta de Tierra con partes de sus gruesas murallas aún intactas, que visitamos puntualmente. Y con la hora justa, pensando que todo estaba en funcionamiento, nos metimos en un rincón para entrar por la parte trasera de la estación. Pero estaba en obras y el miedo a que la puerta estuviese cerrada aumentó por segundos. Pero hubo suerte esta vez y pudimos retornar tranquilos tras un día soleado y hermoso.

martes, 20 de diciembre de 2016

Tumultuoso 15 de noviembre

Muchas cosas tengo que hacer en este final de año. El comienzo de un máster, varios congresos, redacciones de manuscritos, recuperar las clases perdidas. Brutal y estresante. Tanto que he postergado la publicación cumpleañera más de un mes.

Iba a hablar en esta ocasión de Turquía y las zarpas de Erdogan. Y más con estos últimos sucesos. La progresiva islamización de Turquía incluso sorprendió a conocidos turcos que vieron cómo poco a poco fueron eliminando derechos como quien no quiere la cosa. ¡Incluso llegaron a criticar las sonrisas femeninas! Turquía, puente entre dos continentes, ha jugado siempre en los dos bandos, cosa que a la Unión Europea no termina de convencerle en un miedo a que su occidentalismo se disuelva. Pero tampoco la odia, porque usa a Turquía como chivo expiatorio en el caso de los refugiados: la Unión se burla de las cuotas que se impone a sí misma y paga a Turquía para alojar a las personas que deberían ser refugiadas en algún país europeo. El cinismo en estado puro.

Las dotes democráticas de Erdogan siempre estuvieron muy criticadas. Tanto que se le dio un oscuro golpe de Estado, perpetrado seguramente por elementos muy alejados de la idea de caridad y democracia. Sin embargo, el golpe falló y ha ayudado a Erdogan a quitarse totalmente su máscara, enseñando al autoritario que lleva dentro. Reprimió periódicos y escuelas, centros del saber y de la libertad de opinión y las leyes se hicieron más draconianas en un intento de perpetuarse hasta el fin de los tiempos.

Sus relaciones con Rusia tampoco son buenas, hace como un año planearon el derribo de un caza ruso y la tensión entre países se palpó en gran manera. Ayer, el asesinato del embajador ruso por un fanático (¿terrorista?) clamando por los estragos en Siria ha puesto la voz de alarma en la comunidad internacional. ¿Qué pasará ahora? ¿Dejarán tranquila a Turquía para que se ocupe de su frontera siria y evite la entrada camuflada de terroristas del ISIS? ¿Y cómo reaccionará Turquía ante las voces que cada vez hablan con más seguridad de la creación de un nuevo estado kurdo? Todo está por ver.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...