sábado, 30 de abril de 2016

Diario de Viaje: Málaga (Enero de 2012)

Gusta siempre viajar a esta ciudad, enclavada entre el mar Mediterráneo y la cordillera Penibética. Ha reverdecido desde un tiempo a esta parte y merece la pena pasear por su paseo marítimo. Las playas, a pesar de estar llenar de arena volcánica y guijarros, permiten bañarse, si estás en una buena época y el agua algo fría no es un reparo.

Hay varias alamedas y la parte nueva del puerto quedó espectacular. Callejear por el centro se hace casi obligatorio, así como pasar por enfrente de la inacabada catedral, así como la populosa calle Larios y la plaza de la Constitución. Sin embargo, lo que más impresiona es el teatro romano a los pies de la hermosa alcazaba. Los recodos que tiene y su vegetación hacen que te atrape. Las salas y salones están bastante bien y hay algunas ventanas y patios que merecen la pena de sentarse y recrearse con ellos.

Ascendiendo algo más está el castillo de Gibralfaro, por el que se asciende bajo una muralla que conecta a este lugar con la Alcazaba. No tiene mucho en su interior, pero hacer la ronda merece la pena en gran manera. Lo mejor son sus vistas, al azul mar y a las montañas allá en la lejanía si te das media vuelta.

viernes, 29 de abril de 2016

Diario de Viaje: Puente Genil (Mayo de 2008)

Un pueblo al sur de la provincia cordobesa que antaño tuvo sus momentos álgidos y hoy poco a poco intenta levantar cabeza. Hoy en día, empieza a ser conocido por sus empresas de iluminación y la gran producción en membrillo, amén de su estrambótica Semana Santa, llena de alegorías a pasajes bíblicos personificados en personas enmascaradas que hacen las veces de los protagonistas del libro más vendido en la Historia de la humanidad.

Enclavado entre el Genil y las estribaciones de la Cordillera Subbética tiene un clima algo más seco que la capital de la provincia cordobesa. El castillo Anzur domina toda la zona y, afortunadamente, ha sido parcialmente restaurado, ya que es uno de los símbolos más importantes del pueblo, aunque está a algunos kilómetros del casco urbano. Hay muchos enclaves en la zona pontanesa que nos remonta a épocas antiguas, como la villa romana de Fuente Álamo y el emplazamiento de Los Castellares (donde se supone hubo una localidad íbera). Sin embargo, es el puente diseñado por Lemoniez, discípulo de Eiffel, el símbolo más fuerte del pueblo, tanto que le da nombre. Este puente pudo unir y consolidar a las dos poblaciones previas.

Miragenil está algo aislada hoy en día, con largas calles y casas antiguas que atestiguan mejores momentos. Ya en lo que era La Puente de don Gonzalo tenemos antiguas iglesias y conventos (incluso con los restos de mártires). La Plaza Nacional al lado del Liceo y del Ayuntamiento tiene ahora más vitalidad y han hecho un camino para recorrer la ribera del Genil, cosa que dinamiza y mejora la calidad de vida pontanesa. Varias casas señoriales dejan paso a la loma donde está el castillo del Cerro de los Poetas, algo derruido y abadonado. Ya está cercado el pueblo de cuestas hacia la zona más moderna, la que posee más población y orbita alrededor de la Matallana. Las iglesias no cejan en este pueblo, destacando la de Jesús Nazareno, que corona una lomita llamada del Calvario donde durante los sábados de Cuaresma está a rebosar de penitentes y borrachines, todo aplaudido por los afamados cuarteles mananteros. El parque de Los Pinos engloba la nueva y completa biblioteca y la Casa Ciudadana, así como un polideportivo que fomenta el deporte (el hockey ha tenido grandes representantes, así como el balonmano).

El pueblo ha crecido bastante últimamente y la crisis poco a poco se supera y la gente vuelve a salir. La actividad de ocio y comercial está en la zona nueva, flanqueada por barrios que solo poseen casas y pocos bares o comercios. Ya al fondo está la estación (sin mencionar la alejadísima estación del AVE).

La oferta cultural y de ocio están aseguradas en el pueblo, aunque la juventud aún se siente algo asfixiada y con ganas de expandirse más. Incluso en las nuevas barriadas hay una nueva piscina para llevar a cabo la natación. Es más, el nuevo estadio de fútbol ahora está viendo a un revitalizado Salerm, aunque creo que es imposible que haga como sus ancestros y llegue a la 2ª División. Ay, los botellones y los retales que mueven, por diferentes motivos, a la gente de manera masiva. Tapeos y senderismo, combinación algo rara, pueden ser posibles en este pueblo.

jueves, 28 de abril de 2016

Diario de Viaje: Almodóvar del Río (Septiembre de 2015)

Pues aprovechando el inicio de las vacaciones y un clima fabuloso me atreví a coger el coche y atravesar el asfalto hasta la localidad cordobesa de Almodóvar del Río. Curioso sitio, donde aún hay plazoletas y rotondas que hacen un homenaje a su periodo musulmán. Y curioso porque esta población de casas blancas está bajo la sombra de una peña encumbrada por un enorme castillo.

¿Lo primero de todo? Entrar a un mesón cercano al centro del pueblo con carteles alegóricos a las antiguas formas de celebrar las fiestas y a la Semana Santa. La verdad es que callejeamos poco después de comer tal cantidad de gambas y carne. Además, las cuestas son bastante interesantes. Sin embargo, el punto álgido es el castillo, restaurado en épocas no tan distantes, pero conservando el esplendor e imponiendo respeto como en la era medieval.

Murallas decoradas con troneras y picos en las almenas. Grandes patios de armas y un pequeño museo de espadas legendarias y de otras épocas. Pero hacer la ronda es lo mejor, envuelto entre grandes banderas nobiliarias, amén de las institucionales de hoy en día. Había incluso recreaciones de lo que ocurría en algunas estancias y atracciones sobre asedios. Lo mejor es atravesar un puente que lleva a una torre medio aislada, lugar donde estaban las cámaras de tortura y/o cámara del tesoro que, según una leyenda, cierto rey protegía sus caudales con una enorme araña traída de tierras africanas. Las vistas eran impresionantes, viendo cómo el Guadalquivir serpentea a tus pies y cómo las pocas lomas del valle son perfectamente identificables.

En resumen, un buen lugar para recrearse y comer.

sábado, 23 de abril de 2016

Diario de Viaje: Córdoba (Mayo de 2008)

La he visitado tantas veces que tendré que poner un punto de partida. Y va a ser tras la creación original del blog en blogspot.es. Pues bien, la capital califal es imposible de visitar en verano, pero fuera de esta tórrida estación, merece la pena visitarla una y otra vez. Poco a poco Córdoba va dejando atrás su ilusión de mantenerse como hace mil años, cuando era el centro de Occidente. Mirar tanto para atrás no ayuda si quieres progresar. Hay que mantener un equilibrio. Eso sí, los barrios periféricos hacia Sierra Morena intentan mezclar vanguardia con tradición. Y los puentes nuevos que surcan el Guadalquivir son un intento de mejorar su capacidad de conexión con la provincia.

Enclavada entre la sierra y el río tiene parajes apasionantes. Para destacar está el Puente Romano, cercado por la torre de la Calahorra y el Arco del Triunfo. Desde ahí, se puede acceder a numerosos sitios, pero lo que más impresiona es la mezquita-catedral, una inmensa mole que combina lo mejor del arte musulmán y del arte cristiano. Aunque es de recibo apenarse cuando la enquistada catedral rompe la simetría que tanto trabajaron los arquitectos de aquellos años. La vista hacia abajo de la iglesia visigoda de San Vicente habla de superposición de culturas, de intentos de aprovechar lugares de culto para imponer el propio. Los arcos típicos y el impresionante mihrab que congregó a artífices del Imperio Bizantino son cosas que no se pueden dejar atrás.

El barrio antiguo, con su pequeña y evocadora sinagoga, hace como que olvides que afuera hay una ciudad moderna y te sumerge en un pueblo de casitas de paredes blancas con miles de recovecos. Lugares que no vuelves a encontrar si no vas armado de un buen mapa. La Corredera, el Cristo de los Faroles, las iglesias de grandes rosetones, son lugares que merecen la pena visitar una y otra vez. Y ascender hasta la efigie del afamado Gran Capitán y las columnas romanas que atestiguan los antiguos templos romanos. Córdoba lo tiene todo. Incluso de vez en cuando te asaltan pequeños muretes o tumbas que quedan ya insertadas con toda naturalidad en la ciudad moderna.

Paseos por el Vial y por Gran Vía Parque con la diminuta plaza de toros te conectan con lugares para pasear y perderse en el parque Cruz Conde. No olvidemos tampoco las murallas casi intactas y la noria que desarmó Isabel la Católica porque no podía dormir (según cuenta la leyenda). Y el Alcázar de los Reyes Cristianos, antigua residencia de los emires andalusíes. Muy soso por dentro, pero con unos jardines, parques y fuentes que merece visitar una y otra vez. Incluso en las estaciones de tren y autobús se pueden descubrir las ruinas del enorme Circo Romano.

Y algo más en la sierra, deambulando hacia arriba, está enclavada la residencia califal, Medina Azahara. Hoy en día son solo ruinas, pero arcos gigantes dan testimonio de mejores momentos. Solo queda en pie un palacete con el hueco de una piscina (posiblemente llena de mercurio para crear raros efectos dentro de las edificaciones) que da un atisbo del lujo y portento de aquellos mandatarios andalusíes.

martes, 19 de abril de 2016

Diario de Viaje: Santo Tomé (Febrero de 2011)

Pues listo. Santo Tomé es una localidad muy cerca de Santa Fe a los pies del Salado, el caudaloso río. De casas bajas y amplias calles no es que tenga una gran variedad de plazas y construcciones históricas. Posee una linda plaza en homenaje a la argentinidad de las Malvinas, incluso indicando la distancia desde ese sitio hasta el archipiélago.

Santo Tomé tiene la concurrida parada de buses santafesinos en los que puedes ir de un lado para otro. E incluso una vez vi una tienda cuyo logotipo era un armiño. Todo muy curioso. También se caracteriza esta localidad por la proliferación de barrios privados, donde la gente que escapa del bullicio e inseguridad de la cercana capital tiene su residencia. Y curioso porque la mayoría de las veces los countries están más cerca del centro de Santa Fe que del centro de su pueblo. Lugares amplios y sin mucho ruido, donde uno podría desconectarse de la jungla de asfalto.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...