sábado, 21 de mayo de 2016

Diario de Viaje: Sevilla (Junio de 2000)

Sevilla, la capital de Andalucía. Aunque se le critique mucho por parte de los cordobeses y malagueños, es una ciudad que merece ser visitada varias veces. Su Plaza de España es inmensa y espectacular, con razón la eligieron para Star Wars. Tiene azulejos representando todas las provincias españolas, con mapas y motivos particulares y las vendedoras de romero te harán pasar un rato complicado (es gratis, pero paga). Del Costurero de la Reina hacia la Torre del Oro se puede recorrer la ribera del río Guadalquivir y ver sus famosos puentes. Ahí está la plaza de toros sevillana y cruzando el río puedes entrar en los típicos barrios de cante jondo.

La catedral sevillana es enorme, una de las más grandes del sur de Europa. Su arte barroco es impresionante, te atrae (esa obra arquitectónica que alberga un museo del detalle) y repugna (la fastuosidad de una religión que casi asfixia) a partes iguales. Merece la pena recorrer dicha catedral e ir ascendiendo poco a poco la mítica Giralda para ver una excelente panorámica de la ciudad. Sí, la Giralda combina el arte almohade con el cristiano y es uno de los referentes sevillanos por excelencia. A pocos pasos está el Real Alcázar, obra maestra musulmana. Sus patios y habitaciones son una inspiración para cualquiera y te permiten retrotraerte a otras épocas. Y sus jardines son excelentes, pavos reales incluidos. Uno deja de dudar entonces de por qué se eligió el lugar para grabar parte de Juego de Tronos.

Callejear es excelente, entras en el barrio antiguo y hay recovecos geniales. No se olviden pasar por la calle Sierpes, por favor. De vez en cuando te cruzas una iglesia y desembocas en la plaza recubierta por las Setas. Modernidad y clasicismo. Si encaminas correctamente tus pasos puedes llegar hacia el Palacio de San Telmo, actual sede de la Junta de Andalucía, o a las murallas romanas.

Por otra parte, si te gusta el tema, puedes meterte en la basílica de la Macarena (con el arco previo) y ver el arte barroco consolidado en los pasos y figuras de Semana Santa.

jueves, 19 de mayo de 2016

Hacia la permeabilidad del Estado-Nación

Hace poco leí una interesante entrevista a Álvarez Junco sobre los Estados-Nación. Evidentemente, llega a muchas conclusiones que había intuido y más siendo uno de los temas de estudio de mi esposa. La concepción de Nación, ente cultural y lingüístico, nace y se arraiga con fuerza en el siglo XIX en un intento de aplastar a los imperios aglutinadores y homogeneizadores. Monarquías que incorporaban a diferentes pueblos con una tendencia a eliminar sus costumbres. Los Imperios, los Reinos, deberían funcionar políticamente y administrativamente de manera independiente a la actuación del monarca, es decir, funcionar como el Estado que hoy conocemos. El romanticismo decimonónico ayudó a afianzar la idea que cada Nación ha de tener su Estado propio. ¿Quién mejor que el propio paisano para conocer lo que está necesitando tu gente?

Fue así donde los nacientes Estados-Nación, finalmente consolidados al finalizar la I Guerra Mundial, determinaron fronteras fijas e inamovibles, cuestión de guerras si se violaba el más mínimo acuerdo. Dentro de esas fronteras la sociedad tenía que ser homogénea, tener una cultura común. O sea, lo que se criticó durante los imperios ahora se aplicaba para los habitantes. Quizás esta homogeneización no era tan fuerte o drástica como antaño, pero de sobra es conocido que cualquier comunidad humana que quede relativamente aislada del resto, desarrolla sus propias particularidades, incluso dentro de una misma Nación. Además, ya fuese como novedosas repúblicas o monarquías reconvertidas, la soberanía era ejercida firmemente en el país que ocupaba la nación. Ya fuese el pueblo, o las Cortes, o los Jefes de Estado, pero la soberanía era algo que te permitía decir y hacer dentro de tus fronteras lo que deseabas.

Ya eso no tiene sentido, ni por asomo. Ojo, no estoy diciendo que el Estado-Nación hoy esté obsoleto y haya que quitarlo por algo que aún no está del todo claro. Los Estados-Nación siguen poseyendo un poder simbólico y jurídico aplastante y siguen funcionando. Pero tienen que ser repensados, reimaginados y, con el tiempo, abolidos. Al menos esa es mi opinión. Si bien Francia tuvo mucho éxito (aunque el proceso merezca hoy reprobación) en la homogeneización, España no (aunque el proceso merezca hoy alabanza). Zapatero, al menos que recuerde, fue el primero en quitarse pudores y definir a España como una Nación de Naciones. No olvidemos el concepto de nacionalidad en la Constitución de 1978, dentro de la indisoluble Nación Española. Ya, por suerte, había quedado atrás el lema de Una, Grande y Libre. Hoy, inspirados por la Bolivia que una vez se inspiró en nosotros, habla sin miedo la casta política de plurinacionalidad. Y ya los que me siguen (lo siento, neófitos) saben que la defino como un Estado compuesto de varias Naciones, incluso antes de que se pusiera de moda hacerlo.

Pero no solo la coexistencia de varias naciones en un antiguo Estado-Nación pone en entredicho a esta construcción humana. La migración desde la segunda mitad de siglo XX, con los procesos descolonizadores, también tiene parte en esta cuestión. Ciudadanos que abandonaron su lugar de nacimiento para tener una oportunidad en un nuevo país, comunidades que se forman, descendencia y trascendencia de la cultura natal. Antes por el aspecto de una persona podías identificar más o menos de qué país era pero hoy en día, afortunadamente, la mescolanza es tal que ya es difícil. La segunda o tercera generación, bien integrada, tiene incluso oportunidades de participación y ascenso político y social. Es más, incluso puede haber más vínculos que entre los añejos nacionales, puesto que la diferencia entre clases puede ser abismal si el Estado siguió unas políticas de poco sentido social. Familiares, viajes, globalización, abandonan ya la idea de frontera rígida, si bien los trámites migratorios y las opiniones racistas y xenófobas sigan resonando y dificultando la integración... o conllevando la falta de ella. Aún los Estados-Nación intentan ver al migrante como alguien foráneo, alguien cuya participación en la vida política que le afecta ha de ser limitada, al menos durante un tiempo.

Y bueno, el concepto de colaboración, el de acuerdos comerciales, económicos y turísticos, la supranacionalidad. Los valores de la Unión Europea antes de sustituirlos por las vallas con alambre de espino. Las ansias de movilidad en el Mercosur. Sí, poco a poco, para mejorar esta interconectividad, los Estados-Nación han de ceder soberanía. Ya deciden en otras instancias y el Estado solo tiene que refrendarlas. Ya se debate para el bien común de varios países, a pesar de que a la bancada nacionalista le duela esta pérdida hacia arriba (y no hacia abajo) de soberanía. No se pueden, a mi criterio bajo esta sociedad mundial actual, ir concibiendo Estados-Nación cada vez más pequeños. Lo que ha de hacerse es pensar en Estados-Nación si no más grandes (para no repetir la época de imperios) más fluidos, menos fijos, heterogéneos, con fronteras desdibujadas. Permeables. Recuerdo que la especie humana ha sido durante muy poco tiempo (como unos 8000 años) sedentaria. El nomadismo genético no combina bien con el concepto decimonónico de qué es un ciudadano y qué es un Estado-Nación.

sábado, 14 de mayo de 2016

Diario de Viaje: Villa del Río (Mayo de 2008)

Un pueblecito enclavado entre las provincias de Córdoba y Jaén, empapado en una larga historia que llega a las antiguas minas romanas de Sierra Morena, dato consolidado por el puente romano que es uno de los mayores símbolos del pueblo (aunque, desgraciadamente, no de sus habitantes al ver el lamentable estado de abandono en el que está).

Pueblo de tradición obrera y jornalera, queda a los pies de un meandro del Guadalquivir y unas lomas (una alberga al legendario Árbol del Amor, que destaca entre tanto olivo) que lo encierran y generan un clima de humedad especial. No es muy grande este pueblo, pero poco a poco intenta salir hacia delante con renovaciones de paseos y aumentando poco a poco la oferta cultural. Recordemos que es una fuente de actores teatrales interesante.

La devoción por la Virgen de la Estrella en este pueblo es inmensa. Cerca está su austera ermita. Y si tienes buena guía puedes llegar al enclave conocido como Humilladero, donde según la leyenda se dio la afamada aparición mariana allá a finales del siglo XV. Casas solariegas inundan la población con curiosas historias para quien quiera escuchar. Además, fue la cuna del gran periodista Matías Prats.

Su estadio de fútbol sala es uno de los mejores de Andalucía y para deporte dos grandes piscinas, una de ellas climatizada. Plazoletas alegóricas que aún albergan a ancianos en las tardes veraniegas que comentan los vaivenes de la vida y añoran sus años mozos. Varios polígonos industriales, que intentan hacer al pueblo el centro neurálgico de la industria maderera de la región, son la esperanza de despegue de la localidad y sus habitantes.

jueves, 12 de mayo de 2016

Esfuerzos para ganar confianza (o solidez)

La XI Legislatura ha sido la de más corta duración en la reciente democracia española. Si bien el 20-D hubo un clamor en las urnas que abogaban por un inicio del verdadero parlamentarismo, ya que obligaban a todas las formaciones a dialogar y a consensuar (como en los míticos años de la Transición), el empecinamiento y la cortedad de miras por un lado y el rancio inmovilismo por el otro han decepcionado a muchos. El Gobierno de Rajoy, aunque en funciones, seguirá otros meses más, por mucho que nos pese.

Ante el virtual vacío de poder muchos han vuelto su foco hacia la Corona, puesto que en estos momentos delicados un paso en falso puede quebrar su obligatoria neutralidad. Recae al Rey proponer un candidato a la presidencia y a falta de consenso este tema es muy trascendente. Pero seamos sinceros, aunque en teoría puede proponer a cualquiera (incluso al famoso independiente sugerido por Ciudadanos), en la práctica todo queda reducido a la avenencia del Presidente del Congreso y al voto positivo del Congreso de los Diputados. Es necesario entonces sondear opiniones, sugerir acercar posturas y hacer las preguntas correctas para aclarar las posiciones de unos o de conocer las posiciones de otros. Pero seamos sinceros, no se le puede pedir más de lo que se le exige constitucionalmente: no achaquemos el inmovilismo al monarca en vez de a los propios partidos políticos (o sus representantes). Desgraciadamente, parece que hoy en día está de moda criticar a alguien porque no hace lo que no puede hacer (como mucho sugerir o fomentar). ¿Desconocimiento o mala fe?

Ya las encuestas más recientes indican que ya nadie opina que la Corona es uno de los problemas principales para España. En el primer año de reinado de Felipe VI se le dio una puntuación de 6,67 sobre 10 (según Sigma Dos en junio de 2015). Los simpatizantes del PP le dan el mayor puntaje (8,1), mientras que los de IU el menor (4,5) y en los otros tres grandes partidos (PSOE, Podemos y C's) aprueba. La franja etaria de más de 65 años también le da la mayor nota (7,9), mientras que la que está entre 18 y 29 años de edad le otorga la menor (6,1).

El nuevo monarca posee un 75,1 % de opiniones favorables al desempeño de su cargo y los simpatizantes de todos los partidos se decantan mayoritariamente por el SÍ. Por otro lado, el 49 % (contra un 44,2 %) afirma que Felipe VI está recuperando el prestigio de la institución monárquica. En este caso, el NO se hace mayoritario entre los simpatizantes de Podemos e IU.

La opinión por el anterior Príncipe es en general buena, opción preferida de todos los simpatizantes y todas las franjas etarias. Esto se opone a la opinión que tienen sobre Juan Carlos I, donde si bien predomina que es buena, los simpatizantes de Podemos e IU indican que es mala de manera general (aunque todas las franjas etarias indican que la opinión mayoritaria que tienen es buena, aunque en porcentajes menores a los de Felipe VI).

Los apoyos a la Monarquía Parlamentaria han ido variando: desde el 53,8 % de enero de 2013 (41,0 % para la opción republicana), al 49,9 % de enero de 2014 (43,3 % en contra). El anuncio de abdicación en junio de 2014 invirtió la tendencia, llegando al 55,7 % de apoyos y el 35,6 % de detractores. Un año después, el apoyo subió al 61,5 % y el rechazo bajó al  33,7 %. El rechazo sigue siendo mayoritario en los simpatizantes de Podemos y de Izquierda Unida.

Finalmente, la reina Letizia por su lado ha aumentado la buena percepción por parte de los encuestados en detrimento de doña Sofía, que si bien es buena, los porcentajes de esta opción decaen paulatinamente. Solo queda decir que el 45 % le pareció bien la nueva política de transparencia de Zarzuela y el 49,8 % indica que le han parecido buenas las acciones de la nueva Familia Real. Además, el 51,9 % indicó que le pareció buena la presencia internacional del Monarca y el 82,9 % ve bien que el rey emérito siga teniendo una agenda reducida y no desean que aumente el número de apariciones. Datos para pensar y reflexionar que aunque parezca que haya un vacío de poder las instituciones españolas son sólidas y que podemos confiar en ellas y en los procesos que fueron previstos por ellas mismas, aunque a veces nos decepcionen.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...