martes, 9 de mayo de 2017

Discusiones con don Eduardo

Andaba con las ganas desde hacía tiempo, pues muchos me habían hablado de él. Las venas abiertas de América Latina es un gran libro que te hace pensar y reflexionar mucho. Eduardo Galeano pone el dedo en la llaga de varias situaciones para poner en contexto por qué Latinoamérica parte de la posición en la que está y por qué le cuesta tanto levantar cabeza. Evidentemente, tengo por seguro que hay más profundidad, pues las cosas tienden a no ser tan simples como parece y más cuando el propio autor renegó de su creación más famosa debido a la petulancia de la prosa utilizada.

Bien es cierto que da un vistazo histórico de esta parte del continente y proyecta males de ayer en la actualidad y hace un escrutinio de los intereses de las potencias extranjeras, en especial Estados Unidos. Sin embargo, para mi pobre opinión, creo que muchas ideas pueden ser discutidas. Además, si he de criticar algo de este libro es que a veces se vuelve muy contradictorio: el propio autor critica aceradamente temas que después ensalza como modelo a seguir.

En primer lugar, me asombra por qué critica tanto que se consuma whisky en Latinoamérica en vez de las bebidas alcohólicas típicas, como si el paladar de la gente o sus gustos fuesen algo impuestos. Si no te gusta la chicha, pues no la consumas. Si no te gusta el whisky, pues no lo consumas. Esto es lo que más me impactó y decepcionó de Galeano, que para ser una buena persona debes tomar lo típico, sí o sí. Eso sí, después de criticar con saña las costumbres capitalistas de los países propone seguir la senda de estas naciones para salir de la pobreza, llegando a otro momento cumbre de la doble moral. Sus posturas revolucionarias y socialistas siempre están presentes en su manuscrito y se puede leer perfectamente el texto bajo su punto de vista. Sin embargo, incluso se disgusta a veces que países latinoamericanos que abrazan dicha senda no profundicen en el modelo socialista tanto como él quisiera. O sea, no es implementar medidas socialistas o revolucionarias, sino implementarlas al grado que él cree oportuno. En otro caso, vale poco (incluida, para sorpresa de muchos, la Revolución Cubana).

El tema de la conquista lo relata crudamente pero hay algunos puntos en los que da cuenta de lo que él supone superpoblación. O hay o no hay, o es buena o no, pero no ambas cosas simultáneamente. También le desagrada que las naciones sudamericanas luchen por un desarrollo tecnológico similar a lo que hay en los países denominados del primer mundo, incluso dice que el avance es algo burgués. Esto casa con su proteccionismo obcecado (ni se le pasa por la cabeza que a veces hay que colaborar entre Estados) y los miedos que le provoca todo avance tecnológico, ya que supone que te conviertes en esclavo de los productores de tales productos, sin pensar que puede ser que ayude a progresar a la sociedad y a dar inicio a la propia tecnología nacional. Pero claro, si cuando habla de minerales y acero y ve que hay que comprarlo de países de fuera de Latinoamérica pone el grito en el cielo. Pero hombre, si pueden ser las materias primas más relevantes de nuestra civilización actual, no puedes prescindir de este recurso por ningún concepto. Como contraparte, ensalza a cada página las bondades de las materias primas del subcontinente: carne, cuero, madera, frutas, telas, etc. En serio, ¿no pueden existir fuera cosas igualmente buenas? ¿También el jamón, el queso, el aceite? ¡Por favor! Que se te ve el plumero.

Claro, siendo un convencido proteccionista, un temeroso de las materias primas foráneas y un ensalzador de las propias es normal que siempre eche la culpa a todo extranjero, europeo o estadounidense preferiblemente. No se le pasa por la cabeza que pueden existir políticos, economistas, militares o personas influyentes latinoamericanos que puedan llegar a venderse por unos cuantos dólares. Misteriosamente, las grandes corporaciones pueden hacer y deshacer a su antojo, que la legislación favorable brotará de una piedra...

Para Eduardo es necesario que todos los países latinoamericanos se unan, aunque una organización supranacional le dé escalofríos, imitar, por ejemplo a la antigua CEE es anatema a pesar de los beneficios que haya podido crear una asociación así. Y como han de ir juntos, ningún país puede destacar sobre otro. Si Brasil es el motor de Latinoamérica no va a ser por su gran población y su industria dinámica ni por su gran producción de materias primas. No. Destaca porque Estados Unidos necesita asimetrías en el sur del continente y le da poder a su perro faldero.

En serio, es un libro interesante y apasionante que revisa los ataques que ha sufrido siglos y siglos esta parte del mundo pero su análisis no llega a ser lo concienzudo y desapasionado que se requiere. Si lo ves bajo su visión muchas cosas encajan y te indigna la política imperialista intervencionista, cómo no, pero sus proclamas y rápidos desmentidos también terminan por indignarte por este lado.

sábado, 6 de mayo de 2017

¿Cordón sanitario para la Infanta?

Tras muchos dimes y diretes por fin hubo sentencia para el caso Nóos, aunque todo está sujeto a apelaciones y a más matizaciones. Urdangarin fue declarado culpable y el fiscal Horrach incluso pidió prisión preventiva aunque se indicó que como vive junto a un escolta del Estado este puede controlarlo y evitar que se fugue mientras duran las apelaciones. Diego Torres también tuvo condena, cosa que hay que aplaudir. Sin embargo, para sorpresa e indignación de muchos, la infanta Cristina fue absuelta, aunque no pudo escapar a la responsabilidad civil y tiene que restituir el dinero sustraído por su marido (pero como depositó una fianza mucho mayor se le va a devolver el plus, cosa que me parece perfecta, ya que, nos joda o no, la ley va a ser igual para todos).

La indignación incluso llevó a dudar de la probidad del juez Castro y las tres magistradas que dieron la sentencia. Rápidamente se le olvidó a la gente los esfuerzos de Castro ante viento y marea. También pronto olvidaron que muchos se jactaban que las magistradas Martín, Romero y Moyà eran ideológicamente próximas a Podemos. Sea esto cierto o no da cuenta de la capacidad de olvidar que tiene la gente para renovar con bríos sus ataques. Evidentemente, nos da morbo y atracción que los famosos, los ricos, los poderosos, lleguen a pasarlo mal y que esto sea aireado por los medios de comunicación. Como una venganza kármica. Yo lo digo ahora, tal y como lo dije antes: no soy experto en leyes y si antes creía en la integridad de la función judicial tras la sentencia sigo creyendo en lo mismo. Y más cuando muchos jueces, off the record, anunciaron que estaban hartos de ser considerados marionetas de los políticos e iban a arremangarse las puñetas de sus togas y a ser implacables. Lo repito, cómo se nos olvidó todo.

Pronto el temblor se hizo notar en Zarzuela. Saliese condenada o absuelta la hermana del Rey, iba a llover sobre este palacete: o porque el Jefe del Estado tenía una hermana entre rejas o porque la Justicia le había hecho un favor demostrando sus favoritismos. Bien es cierto que la Casa del Rey afrontaba el vaivén con algo de protección debido a que el segundo aniversario de Felipe VI como Monarca indicaba que la institución poseía un 73% de aprobación contra un 23% de desaprobación. Incluso las franjas de edad desmentían el hecho de que existe una masa crítica republicana que en unos meses va a dar un golpe de timón a la Jefatura del Estado: +33 en la franja de 18-34 años, +41 en la franja 35-54 de años, +50 en la franja de 55-64 años y +73 en la franja > 65 años.

Bien es cierto que los índices de aprobación bajan con la edad, por lo que eso es un buen acicate para no dormirse en los laureles y obliga a seguir dando a conocer la labor de la primera magistratura y cómo hace para llevar a cabo sus funciones y, cómo no, a llevar la transparencia y ejemplaridad más allá de lo exigido. Ya lo dijo Felipe VI junto a un grupo de niños y adolescentes: "lo que no se conoce es, a veces, difícil de querer y de comprender". Aunque siempre esté presente en las noticias o en los programas del corazón, a la hora de la verdad, pocos conocen sus procedimientos, sus límites, su presupuesto. Y esto siempre favorece malinterpretaciones y desencanto. Algo indicó Juan Carlos I hace unos años: "un rey puede hacerse querido en una generación, pero la institución monárquica tarda varias generaciones en arraigarse".

Ahora toca ver el proceder de la Casa del Rey en estos meses. Si la Infanta es inocente nada le impide retomar sus funciones de representación institucional. La sentencia del juicio mediático es la que no posee fuerza de ley pero a veces cuenta más que cualquier resolución del Poder Judicial. Como inocente debe retomar sus pasos, aunque estoy casi seguro que imperará en Zarzuela la idea de que al no haberse comportado de manera ejemplar, sea inocente o culpable, no merecerá recuperar su papel institucional. La retirada del ducado pudo haber sido la regia sentencia (además de la política de incomunicación orquestada, quizás, por la Reina), casi siempre irrevocable.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...