viernes, 20 de noviembre de 2015

Triste 15 de noviembre

En particular, en mi entorno cercano, fue un cumpleaños tranquilo y entre buenos conocidos. Pero en estos últimos días el mundo ha quedado convulso. Y de mala manera.

Irak con su terrorismo diario, tan diario que ya ni es noticia. El Estado Islámico atacando a grupos musulmanes, desmintiendo la idea de que su objetivo es destruir Occidente porque los europeos (todos, según algunos criticadores sin fundamentos) metemos las narices en sus tierras. Hezbolá, en Líbano, fue atacado y muchos murieron. Cosa que repudié en su momento, no se me puede negar eso. Pero todos lo prefirieron ignorar, criticadores incluidos, estos atentados. Una verdadera lástima.

Poco tiempo después nos aterramos por la masacre de París. Los atentados más terroríficos en Francia en toda su historia. Desde la independencia de Argelia no se declaraba un estado de emergencia de alcance nacional. Y dolió. No porque estas víctimas sean mejores que otras. No, esto es una falacia del criticador profesional, entrenado en dar la contra a todo. Es más, incluso rebuscaron y vieron los atentados de Beirut y los pusieron como bandera contra la hipocresía del europeo medio. ¡Pero si no te doliste y diste condolencias cuando fueron dichos atentados, imbécil! Nos afectó en gran manera lo de París porque la mayoría tenemos vínculos con Francia: hemos viajado, hemos vivido allí, tenemos amigos y familiares que o viven allí o trabajan asiduamente por esos lares. De ahí el impacto, no porque eran franceses. Pero los islamistas no atacaron solo a franceses, ni siquiera lo duro fue acercarse tanto al presidente Hollande, sino que indiscriminadamente mató a franceses, turistas de otras nacionalidades, cristianos, judíos y musulmanes. No es una venganza, está en sus ideales más cerriles destruir a quien no abrace el Corán de la manera que ellos postulan.

No, no es una represalia por lo de Siria. Es más, Rusia protege a Siria, luego los bombardeos aéreos no se hacen a Siria, sino a los territorios sirios conquistados por este enfermo califato. al-Assad y los opositores siguen de riña, sí, pero los aviones franceses no se dedican a inclinar la balanza. Estados Unidos lo intentó, subvencionando a toda la oposición, incluidos los que en un futuro próximo fundarían este temido grupo terrorista. Pero las subvenciones de Arabia Saudita para crear mezquitas con imanes radicales que esparzan el wahabismo y medios de comunicación que lo propaguen no crean sospechas en las grandes potencias occidentales. Quizás sí, pero el petróleo domina este pequeño mundo.

De nuevo lo repito. Este terrorismo es nuevo, muchos integrantes son nacionales del país que atacan, incluso detonándose ellos mismos. No solo es la financiación y el comercio de armas, y la compra de petróleo que le reportan millón y medio de dólares al día. Hay un fallo sistémico en la conformación del Estado que le impide integrar a todo el mundo, en especial a los descendientes de los inmigrantes. Una profunda reflexión es necesaria. Y los políticos aprovechando esta triste excusa para pedir frenar las libertades ciudadanas, para controlarnos más estrechamente.

¿Y esos ataques de represalia? ¿Provocarán la venganza de los terroristas? Seguro que sí, pero si no se bombardea, atacarían igualmente. No es 'vivir y dejar vivir', ellos piensan diferente, al estilo 'vive como te digo que has de vivir'. La gente de bien hace tiempo que huyó de tales dominios enfermizos, solo quedan, presumiblemente fanáticos. Y me meo de la risa cuando hablan que bombardear esos sitios podría hacer como pasó el Libia, que se derrocó a un gobierno pacífico (¡Gadafi!) para imponer el caos y la anarquía. ¡Ah! No es anarquía lo que impera en el Estado Islámico, sino fanatismo, no hay un estado previo de flores y albricias, señores criticadores estúpidos.

Para rematar la faena, en Nigeria viven dos atentados seguidos por parte de Boko Haram. No les sintieron bien las declaraciones de que estaban más débiles que nunca. Terroristas que drogan niñas para detonarlas a distancia mediante teléfono móvil. Hijas, hermanas o esposas de terroristas que por vengar la muerte de su amado criminal deciden inmolarse contra cristianos, pero sin importar si de paso caen musulmanes. Ni los de la banderita francesa ni los que se acordaron repentinamente de Beirut han abierto la boca ante estos atroces atentados. Una verdadera lástima, porque al final todo se reduce a un infantil postureo.

Y mientras todos diciendo rezad, que las religiones son paz. No, las religiones explotan la natural crueldad humana. Sin ellas habría también guerras y torturas, pero la religión fomenta tanto este lado oscuro del ser humano que quizás la incidencia sería mucho menor. No recemos, reflexionemos cómo estructurar el mundo para que no se forjen nuevas amenazas, para que la gente viva tranquila con sus costumbres y perfectamente integrada en la sociedad en la que participa. Actuemos contra las amenazas actuales, no hagamos como corderos tristes. Indaguemos quiénes son los últimos responsables, gobiernos benefactores de Occidente, políticos fanatizados por el petróleo y el poder, vendedores de armas. Que no se diga que no lo intentamos.

domingo, 8 de noviembre de 2015

La falacia de la elección acotada

Evidentemente sigo con atención el proceso electoral para las presidenciales argentinas. El kirchnerismo ha quedado muy desgastado con los desmanes de la presidente Fernández y los chanchullos del vicepresidente Boudou y varios ministros. Tampoco ayudó mucho las formas neofeudalistas de los gobernadores de provincias lejanas a la capital. Pero bueno, la alternativa que ha pensado el pueblo argentino no es que sea muy viable que digamos. Macri es un fiel defensor del neoliberalismo, de la privatización y tiene muchas causas judiciales pendientes relacionadas con corrupción, trata e incluso estupefacientes. Pero claro, uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Su derechismo no me convence, para nada. Pero tampoco la desidia de Scioli y la pésima gestión que ha llevado a cabo en la provincia bonaerense. Tampoco esa máscara de defensores de los Derechos Humanos que se han puesto mientras paralelamente ponían como jefe del ejército a alguien involucrado de lleno en la dramática dictadura de 1976-1983 y algunas personas aprovechan una buena causa para su propio beneficio.

Las elecciones ya fueron y, como ya tengo en mi ética, se ha de votar a favor de uno, convencido, no en contra de alguien. Ahora esta segunda vuelta, el balotaje, tiene a la gente arrinconada en dos férreas posturas e intenta llamar al votante indeciso o al que dio su confianza a otro candidato de primera vuelta. Una parte de la democracia, aunque importante es solo una parte, es votar a quienes deseas que sean tus representantes, a quienes tienen un programa político con el que te sientes identificado en una buena parte. Pero también es decir que no te gustan las opciones, que no te convence ningún programa o que esos representantes no te van a inspirar confianza.

Esto se vuelve como el famoso episodio de los Simpson donde los alienígenas Kang y Kodos suplantan las identidades de los principales candidatos a gobernar EE.UU. para asegurarse la victoria. Independientemente de quién ganase, las políticas serían idénticas. Sin embargo, la gente se ensoñaba diciendo que quizás las cosas hubiesen sido diferentes si hubiesen votado al otro candidato. Hay una buena crítica sobre el bipartidismo en esto, denostando incluso terceras vías. ¿Qué estoy intentando decir? Que te encajonan, que por conveniencia de unos y otros te obligan a que decidas sobre dos opciones. Que ignores el resto de ideas. Que no veas si hay otras soluciones. La izquierda argentina clama que ambos son desastrosos y es mejor votar en blanco. Votar al menos malo seguro que te hace resentir los siguientes cuatro años cuando se implementen políticas (avaladas con tu voto) que no te gustan. El voto, en realidad, no recoge que votas en contra de, sino que votas a favor de. Y eso es lo que no quieren ver o quieren que ignores.

Quizás el mensaje de la izquierda queda opacado por el resto de sus ideas, algunas severamente trasnochadas y por eso no cala. Quizás el posicionamiento de personas íntegras, como Stolbizer y Del Frade en favor de Macri y Scioli, respectivamente, ha desconcertado a muchos. Pero el clima de polarización está llegando a niveles alarmantes. Listas de difusión científicas se han convertido en púlpitos para hacer campaña, indicando que vienen recortes y marginación (como si antes las cosas iban de oro, con los becarios contratados en negro y con ínfimos derechos). Es más, esto no servirá de mucho, pues en vez de captar votantes con tal avasallamiento los va a reforzar en su opción primera.

Independientemente del resultado que habrá en pocas semanas, Argentina va a pasar unos años duros, enconados. El nuevo presidente llevará a cabo políticas nefastas para el pueblo y a favor de las grandes corporaciones. Y esto va a ser verdad gane quien gane. Es inevitable, pero no lo avales con tu voto. Como dice un importante tuitero: "No les votes, pero vota".

lunes, 2 de noviembre de 2015

Diario de Viaje: Santa Ana de los Ríos de Cuenca (Abril de 2015)

Para la entrada número quinientos de este blog qué más que hablar sobre mis experiencias de viajes. Esta vez le toca a Cuenca, si no la ciudad más bonita, una de las mejores de Ecuador. llegar hasta allí no fue fácil, pues primero tocó ir a Quito a un hotel en el norte, cerca de la estación de autobuses. Las vistas de bosques eran impresionantes pero era tan residencial el sitio que no había ni restaurantes siquiera. Bien de madrugada tuvimos que ir para el aeropuerto y en un rato llegamos a la ciudad.

La primera sorpresa es que no podíamos salir del aeropuerto, pues los taxistas se negaban a llevarnos. Es la cosa más extraña y patética que he visto en mi vida. Se meten ahí y después no les da la gana ganar dinero. Difícil de comprender, sí. Tras varias amenazas pudimos meternos en uno y llegar a nuestro dormitorio en la zona de centro histórico. Era un hotel-bar con conciertos y esas cosas. Muy hippie. Bueno si vas a dar una vuelta, malo si quieres dormir.

Lo bueno de Cuenca es que es una ciudad cosmopolita, con mucha gente y ambiente. Mucho turismo también. Y, evidentemente, está adaptada al turismo. No es como en otros sitios que se autotitulan ciudad turística porque tienen cosas bonitas y después carece de información y señalización. Además, el sur de Ecuador está más desarrollado y tiene mayor pujanza económica. El paseo por las calles bien cuidadas y con edificios antiguos bien conservados nos entusiasmó bastante. Y el paseo por la ribera del río Tomebamba mereció la pena. Todo verde y limpio, con un río pequeño pero caudaloso. Pudimos disfrutar de la tarde así y caminar un poco hasta su confluencia con el río Yanuncay en el tupido bosque de El Paraíso. Había parquecillos para niños y pistas del famoso ecuavóley. El paisaje que rodea a la ciudad también está espectacular. Muchos montes con vegetación más verde y muchos árboles. Se nota que hay más humedad y frío en el sur.

Por la noche una vuelta por el centro para ver las fachadas de las catedrales y dar una vueltecita por el parque central que separa a estos edificios. ¡Sorpresa! Estaban muy bien iluminados para resaltarlos. También vimos muchas casas al estilo de la Cuenca española y mucho trabajo en vigas de madera para unos voladizos de los tejados. Los balcones con verjas de acero recordaban mucho la época colonial y muchos edificios decimonónicos engalanaban la ciudad. Es más, la bandera de Azuay campaba a sus anchas, hay, parece, mucho sentimiento identitario.

Al día siguiente nos tocó dirigirnos a una estación de buses, cerca de una placita con una escultura de un dragón, para llegar al parque de El Cajas. Tiramos por calles muy tranquilas, pues era ya zona fuera del centro. El autobús nos llevó por riscos con formas curiosas. Paramos en la laguna Toreadora, casi a 4000 metros de altitud. Épico, todo verde y húmero ante la mirada de un enorme peñasco. Empezamos a bordear la laguna con algunas lluvias y frío viento pero íbamos a buen ritmo. Con el tiempo, encontramos un sendero el cual empezamos a atravesar bordeando el peñasco. Incluso nos introdujimos en un verdadero bosque lleno de árboles y pendientes empinadas. El camino no duró mucho más, puesto que la zona cercana a un riachuelo que debía ser cruzado carecía de marcas hacia el puente y todo estaba embarrado. Incluso hasta la rodilla. Pero la experiencia fue fantástica.

A la vuelta nos quedamos en una avenida y caminamos lentamente hacia el centro. Y tras recuperarnos fuimos a un restaurante italiano de verdad. Con buena comida y gran atención. Ya incluso nos parecía raro. Unas vueltas más y a dormir para recuperar fuerzas. Y es que a la mañana siguiente tuvimos que ir a otra estación de autobuses, cercana al aeropuerto y esperar ahí para el transporte. La música andina estuvo con nosotros un largo tiempo.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...