sábado, 22 de junio de 2019

La nueva ancestral tradición

Tradiciones seculares, vida rural durante cientos de años, hechos cíclicos vinculados al campo, vidas anodinas que no pasan a los anales de la historia pero que crean un hilo conductor indestructible. Eso, aparte de muchas más cosas, es el germen de la cultura. A pesar de que lugares cercanos tienen idiosincrasias similares al final siempre hay detalles únicos que los hacen dignos de prestar atención y maravillarse con sus detalles.

Se han creado multitud de leyendas que pueden retrotraerse a algunos cuentos míticos de hace miles de años pero muchas están cubiertas con folklore autóctono. Apariciones marianas, milagros, batallas épicas entre dos bandos, amores trágicos enfrentados. ¿A que nos suenan estas leyendas? Sí, pero con nombres diferentes, con ambientaciones diferentes y con algunas variantes. Todo eso crea nuestro acervo cultural.

Pero la progresiva Revolución Industrial puso en común lugares muy lejanos, imponiendo otras culturas, otras formas de entender el mundo. Afán de imponer, afán de imitar. También ocurre que al contactarse y dialogar culturas o ciudades diferentes todo va convergiendo, se van mezclando muchas cosas, se crean sinergias, se van olvidando algunos datos y reforzando los parecidos. Y claro, se crea la dicotomía ciudad-pueblo, entorno urbanita contra entorno rural. El primero se impone, atrae gente, conquista y seduce a los jóvenes, es un centro de trabajo que va creyéndose cada vez más importante y especial (parte de razón tiene) y va repudiando a su antagonista. La ciudad quiere ser cosmopolita y todo lo que venga del campo es ignorado, es tratado de cazurro y de antiguo, cosa a evitar.

Ahora es sorprendente el giro abismal que hemos tenido. Gran parte de responsabilidad  fue la creación de los Estados-Nación, de la forja del nacionalismo donde se tenía que resaltar el pasado y dar a conocer hechos y peculiaridades. Todo para sentirse diferente al otro, para sentirse una comunidad con los que comparten tu origen y tus peculiaridades. Pues vaya, parece que con el tiempo las ciudades aún tuvieron condescendencia con el campo pero con las reivindicaciones cada vez más fuertes. Regionalismo, nacionalismo han sido corrientes que han dado con fuerza a finales del siglo XX, muchos incluso con ansias independentistas.

Sin embargo, como todo relato, se hace endulzar para atraer más: nobles y justos guerreros del pasado contra abominables criminales. Tu prócer nacional es lo mejor que ha pasado, puro inmaculado, como vida hagiográfica, sin tacha. Incluso los políticos actuales son engendros comparados con esos míticos fundadores de la patria. ¿No resulta sospechoso que la vida de todo prócer sea espectacular? ¿Ni una macha? ¡Venga ya!

Y con el tiempo se empiezan a tomar como antiquísimas tradiciones cosas que surgieron hace dos siglos, temas enraizados en la noche de los tiempos que en realidad fueron hechas a la prisa y corriendo tras la época napoleónica. Símbolos antiquísimos que nunca fueron, hechos que sucedieron de otra manera o ni siquiera existieron, tradiciones celtas perdidas completamente y reinventadas con la intención de suplantar lo que ya no es conocido, adalides de tu tierra, árabes o cristianos, que hacen que sonrías de orgullo con gestas que nunca intentaron.

El pasado se ha reinventado y no nos hemos dado cuenta, justo en lo que en última instancia nos conforma como civilización.

sábado, 8 de junio de 2019

Diario de Viaje: Aldea de Los Ríos en Guarromán (Agosto de 2018)

Pues una visita relámpago, puesto que tiene una gasolinera (de las pocas) con recarga de GNC disponible.

Casi toda la aldea son estaciones de servicio y restaurantes de carretera, se puede pasear por algunas casitas que bordean la carretera o por los caminos rurales que se alejan del pueblo hasta algunos terrenos y casas de campo.

Eso sí, aventurarse al sol de agosto en Andalucía es poco recomendable. Mejor ir bien hidratado.

viernes, 7 de junio de 2019

Diario de Viaje: Maqueda (Agosto de 2018)

Cuando te acercas por la carretera, con la sierra al fondo y algunas lomas cercanas, el castillo de Maqueda impresiona. Otro lugar que es mencionado en el celebérrimo Lazarillo de Tormes. Aunque ahora su relevancia ha caído bastante, ya que ahora el pueblo es muy pequeño y tiene cierta relevancia al ser la intersección de varias autopistas.

Con el calor que hacía tampoco se podía hacer mucho, luego caminamos por sus calles desiertas solo un poco. La plaza del ayuntamiento tiene el típico Rollo de Justicia, indicativo que tenían potestad de ejercerla. A los pocos metros te encuentras con la iglesia de Santa María de los Alcázares, con sus ruinas adosadas. Tienen forma de arcos aunque son los restos de la puerta de la hoy desaparecida muralla, aunque el ambiente da para imaginar tiempos antiguos y cómo podía haber sido la vida en aquellos años. Como paso a la iglesia está la bien conservada Puerta Califal, resto que no nos puede hacer olvidar la relevancia de al-Ándalus en estos lares castellanos (o que llegarían a ser castellanos, mejor dicho).

Hay algunas casas con patios gigantes y decoradas en demasía. Hay otras plazas llenas de coches y con casas bajas, con una protección en la puerta, ya sea un toldo o ya sea una cortina de jirones de metal o plástico, como si fuese una protección contra moscas o para dejar la puerta abierta sin poder ver al interior en los peores días del verano, para que entre algo de brisa. No sé, por la provincia de Toledo estas cosas son muy comunes y esto solo lo había visto allá al sur, en Montoro, pero en ningún sitio más (¿cómo habrán migrado esos artilugios de la antigua Castilla a la villa ducal cordobesa?).

Bueno, no tardas mucho en encontrar la Torre de la Vela ahí sola aunque era parte de la muralla. Tan sola que está da que pensar pero bueno, el paseo sigue hasta un jardín donde refugiarse del fuerte sol , antesala del castillo de la Vela. Lo malo es que no está accesible. Solo se abre para algunos eventos (entendí que ese era su uso actual: centro de reuniones o algo así), aparte de funcionar como museo histórico de la Guardia Civil y casa cuartel. Por tanto, creo que se pierde mucho si no lo ves desde cierta distancia, le quitas la magia.

Como punto final, unas tapas en el bar de la plaza central del pueblo para reponer energías y tras unos minutos de descanso seguir descubriendo esta increíble comarca del norte de Toledo.

martes, 4 de junio de 2019

La sociedad del "zasca"

Casi todos hemos abrazado esta divertida situación. Unas declaraciones que sabemos que son contradictorias o simplemente falsas y ¡zas! un comentario ingenioso que le deja en evidencia. ¡Toma ahí! ¡Así se hace!

Nos parece divertido, nos parece ingenioso, nos parece una buena ténica para cerrar bocas y declaraciones trasnochadas. Pero, ay, la cosa se tuerce cuando nos hacen a nosotros un "zasca" o cuando se lo hacen a alguien que estaba diciendo algo con lo que comulgábamos. Ahí nos escuece, ahí decimos que no, que los "zascas" son para los retrógrados y fascistas. Pero bueno, el don de la palabra la tenemos todos y cada uno es libre de usar herramientas que están a disposición de todos. Solo nos queda tragar saliva y ver cómo solventar la situación.

Pero vayamos más profundo. El "zasca" es algo intempestivo, soltado de sopetón, que intenta ahondar en un punto flaco de nuestro argumento. Pero lo más seguro es que el "zasca" contenga varias falacias lo que hace, tras la sonatina y los aplausos, que la réplica no sea válida. O sea, el comentario que consideramos trasnochado es el triunfante (según los estándares de la lógica, dialéctica, oratoria, claro). Todo argumento tautológico o falaz no sirve para desmontar ningún argumento contrario. Deberíamos saberlo, deberían habernos enseñado eso. Y a debatir.

Porque en el fondo es eso, en esta sociedad vertiginosa y estimulante no valen respuestas pausadas, sosegadas, largas o argumentadas. Necesitamos algo rápido, algo vistoso, algo que truene y que nos llame la atención durante medio minuto para pasar a otra cosa. Como ejemplo, las redes sociales cada vez son más visuales, más efectistas, más rápidas y de colores. Ya no se llevan los textos farragosos, ya no se lleva el escribir párrafos y párrafos. Los blogs (por no decir los libros o los ensayos) quedaron muy atrás. Y eso es una pena.

Seguro que antes las cosas, dentro de lo que cabe, eran más razonadas, más lentas, más pensadas. Y eso, esa esencia, es lo mejor. Lo que deberíamos recuperar. ¿Por qué? Porque cuando sueltas una estridencia para callar a tu oponente dialéctico lo que estás haciendo es que se cierre, que evite seguir argumentando. Lo que quieres es callarlo, no convencerlo. En el mejor de los casos se cerrará en su crisálida y seguirá pensando lo mismo que siempre. En el peor de los casos iniciará una cascada dialéctica con argumentos cada vez más personales y marrulleros. Y tú responderás igual. Y al final solo va a quedar un campo para descalificaciones e insultos. Y todo va a seguir igual.

Si el objetivo de debatir es intentar que el otro vea tu punto de vista, si es exponer tus opiniones para que compruebes qué tan sólidas son, no vamos a ningún lado con los "zascas" (esos valdrían, como mucho, para gente que se niega bajo todo concepto a debatir, e incluso a escuchar). Lo siento, pero no. Ya se echan de menos esos debates que atisbaba de pequeño de gente respetando turnos de palabra, conocedores de su campo y argumentadores y contraargumentadores de alta calidad. Ahora hay gente experta en todo (nótese la ironía) que te hablan de economía caucásica como de motociclismo andino en dos minutos seguidos, ahora queda el grito, los aspavientos, lo visual, lo impactante.

Al debatir argumentadamente, de manera sosegada, habiéndose preparado un tema, ayuda mucho. No solo a uno al estudiar y aclarar cosas necesarias para expresar sólidamente tus puntos de vista sino viendo qué flaquezas tienen tus convicciones por las argumentaciones del otro. Creas conocimiento, en ese momento para responder o después para intentar cerrar ese "ataque" dialéctico. O incluso puedes decir que te han convencido, que sus argumentos han sido de peso y te parece más coherente lo que defiende a lo que defendías. No es delito dejar de ser un monolito. De hecho, siempre estamos cambiando de pareceres o puntos de vista. Quizás no en todo, pero sí en muchos puntos de manera inconsciente. Pero bueno, el aprendizaje continuo, la maduración personal ya no interesa mucho.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...