domingo, 23 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Piedrafita de Jaca/Piedrafita de Chaca en Biescas (Agosto de 2021)

 Impresionante el lugar, para comenzar. Con un complicado desvío y muchas revueltas desde el camino principal se llega a este pequeño pueblo que tiene mucho encanto. La naturaleza está más crecida, como si estuvieses en un lugar más remoto y agreste. La aldea es pequeña, con su ayuntamiento e iglesia cada una en una punta y casitas convertidas en restaurantes o casas rurales. La piedra y la pizarra lo dominan todo.

Con un poco de orientación hicimos una ruta maravillosa, internándonos en un inmenso hayedo, el Betato. Vas al principio por un camino algo pelado pero por el que puedes admirar formaciones geológicas impresionantes, la Peña Telera y sus compañeras que configuran como un ciclópeo escalón en la sierra de la Partacua. Te sobrecoge, es como si fuese un muro natural que indicase el fin del mundo y te regalase a cambio un bello espectáculo.

Después vas internándote en zona más umbría, hay más vegetación. Y de un momento a otro ingresas en el hayedo con altísimos troncos y generando una atmósfera verde espectacular. El viento, al mover las ramas, genera un sonido que embriaga y no pones en duda cuando te dicen que es un lugar mágico y refugio de brujas. Es bien recomendable. Pudimos comer algo allí y reponer fuerzas para completar el camino, dando un buen rodeo tras salir del hayedo e internarse en otra zona boscosa que asciende y desciende hasta encontrar un hueco en un vallado y donde tienes que esquivar a unas cuantas vacas que te miran con cara de incertidumbre.

Es de esas caminatas donde comulgas muy fuerte con la naturaleza y te da como una paz y energía que no te lo puede dar ninguna otra cosa.

sábado, 22 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Escarrilla/Escarriella en Sallent de Gállego (Agosto de 2021)

 Esta parada fue muy breve, pues quisimos dar una vuelta rápida por el lugar aunque al final terminamos por irnos porque no enganchábamos ningún sendero por el que poder adentrarnos en la naturaleza.

Para acceder desde Sallent hay que dirigirse de nuevo hacia Huesca y al atravesar un túnel (si no me falla la memoria) accedes al pueblecito con otro embalse para acumular agua y unos montes muy boscosos, sobre todo una gran ladera que domina casi todo el paisaje.

viernes, 21 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Lanuza en Sallent de Gállego (Agosto de 2021)

 Desde Sallent surge una carretera que estaba llena de viandantes y te lleva hasta la aldea de Lanuza, que también está al borde del embalse del río Gállego. Lo bueno de ir andando con tan buena temperatura es que puedes ver el mismo paisaje desde otro ángulo y se generan vistas muy interesantes. Desde la distancia tiene una pinta espectacular la villa, lo que uno se espera de pueblo de cordillera, para una hermosa postal. Además, puedes acceder fácil hacia el borde del embalse para poder descansar un rato y tener una maravillosa vista del lugar.

Me sorprendió que en Lanuza no parecía que viviera gente sino que estaba dispuesta de multitud de casas rurales para pasar unos días, es como un hotel donde las habitaciones conforman todo el pueblo y la iglesia fuese el referente para orientarse a pesar de su pequeño tamaño.

Desde ese lado se aprecia el embalse casi desde la otra punta, puedes imaginar el tema de desplazamientos habituales y que si hay una fuerte nevada te puedes quedar encerrado. También recuerdo ligeramente a alguna gente quejándose del lugar desde el puesto elevado del turista y la verdad es que la queja no tenía mucha razón. Ay, qué mal que estamos acostumbrados cuando como turistas exigimos que un pueblo de montaña (o costa) ha de ser así o asá, ignorando el día a día de la poca gente que vive allí.

jueves, 20 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Sallent de Gállego/Sallén de Galligo (Agosto de 2021)

 Segundo día de caminatas. Esta vez con el coche subimos mucho más y ya nos internamos en las faldas de los Pirineos. Por suerte logramos encontrar un aparcamiento sin tener que callejear mucho y las vistas que ofrece el pueblo son espectaculares: está al borde de un embalse todo rodeado por grandes macizos y zonas boscosas. Incluso había rincones que generaban senderos en los que podías internarte bastante en la naturaleza.

El pueblo tenía bastantes recovecos y no lo recorrimos del todo. Había las típicas casas de tejado de pizarra que conforman un gran ángulo para evitar la acumulación de nieve y fachadas de piedra, indicando que los inviernos por la zona han de ser duros.

Escapándote al mirador de San Mamés tienes un espectáculo visual incomparable y puedes ver la extensión del embalse que queda encajonado en un gran valle con impresionantes formaciones rocosas. Coronando el pueblo en sí se puede ver la curiosa formación de la Peña Foratata que asoma pelada y como dientes de sierra entre las lomas boscosas. Un espectáculo visual digno de ver una y otra vez.

lunes, 10 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Belsué en Nueno (Agosto de 2021)

 Este fue nuestro primer día de caminata. Y bastante caminata, la verdad. Si bien ahí en el norte las temperaturas no son tan extremas el calor sí que se siente. Subiendo más al norte de Huesca empiezan por fin las elevaciones, y desviándote te internas en un sistema de red de carreteras secundarias estrechas y sinuosas. Incluso llegamos a un punto donde había que mirar bien porque te daba la intención de meterte en un túnel que no tenía salida.

Belsué, al acercarte, está como en un promontorio, pero lo ves desde bien arriba y entonces el paisaje que se genera con los montes detrás es maravilloso. Una aldeíta toda de piedra, con muchas casas en ruinas y las que siguen en pie o son casas rurales o gente que compró la casa donde se criaron (o donde vivían sus padres de pequeños) y la usa para un par de semanas al año. Todo muy silencioso, todo muy tranquilo. La iglesia de San Martín tiene al lado un cementerio abandonado y entre los matorrales se alza alguna que otra lápida.

Comenzamos descenciendo por la carretera hasta llegar a un desvío para empezar a internarnos en los campos hasta llegar a una línea rocosa cortada por un riachuelo. Las indicaciones de la app no eran las más detalladas y una que otra vez tuvimos que buscar algunos minutos la continuación de la ruta. Esta vez teníamos que encontrar un puentecito para salvar la garganta y acercarnos por la otra orilla al pantano, el cual, de pantano solo tiene el nombre porque estaba sequísimo. Parece que fallaron los cálculos y el terreno absorbía el agua embalsada y tuvieron que hacer otro río abajo. El camino entre este pantano y el de Cienfuens fue espectacular. Más silencio si cabía, una ruta paralela al río Flumen que tenía pequeños túneles para avanzar donde te refrescaba la caída de temperatura y el aumento de humedad. Mucha más vegetación y unos farallones muy particulares, casi en vertical.

Avanzando a lo lejos podías identificar la particular orografía del Salto de Roldán. A cada paso que dabas se hacía más grande y lo divisabas desde otro ángulo. Algo memorable y que impresiona. Pero no fuimos hacia allí, quedaba bien lejos, así que avanzamos hasta el dolmen de la Piatra y paramos varios minutos para almorzar en la espesura que hay junto a esta antiquísima construcción. No era muy grande pero te sobrecogía estar en ese paraje a pocos metros de esta estructura, como si estuvieses siendo testigo de una conjunción milenaria y sagrada.

El resto del camino fue una oda al sufrimiento. La cuesta arriba inicial de piedras sueltas y con tanto ángulo de ascenso hizo que el descanso se nos olvidara pronto. Ya al otro lado y con el cambio de vegetación, más rala, el sol no perdonaba y las piernas se cargaban en el sinuoso descenso. Lograbas ver en la lejanía el pueblo pero sabías que te quedaba bastante por andar. Y ya sin agua y con la perra tumbada en cualquier sombra que veía. Creo que fue más que la primera caminata hacia la cascada del Chorro, allá por 2020, justo antes de la declaración del confinamiento.

Por suerte encontramos como un pequeño riachuelo del barranco Barranquero cuando por fin llegamos a la carretera y la perra pudo beber a gusto. Unos minutos más de forzada caminata hasta la aldea para entrar en el coche, poner el aire acondicionado al máximo, y volver cuanto antes al hotel a dormir una merecida siesta reparadora.

domingo, 9 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Huesca/Uesca (Agosto de 2021)

 Por fin completamos el viaje y más con las complicaciones con camiones que tuvimos mientras rodeábamos Zaragoza. Lo primero que me impactó fue que no tenía el aspecto que me esperaba la ciudad. No sé, me la imaginaba más pirenaica aunque la cordillera está algo más al norte. ¿Por qué a este sitio? Una amiga de mi mujer, que conocimos en los años de Toledo, se mudó a este lugar y esto se unió al hecho de que no conocíamos la zona. La excusa perfecta para venir al lugar.

Parábamos bastante a las afueras pero el lugar era relativamente tranquilo. Eso sí, el hotel tenía un restaurante y daba unos menús espectaculares. Hacía tiempo que no comía tanto con precios tan económicos. Nuestra amiga vivía en la otra punta, así que mucho edificio a menos que paseáramos por el casco antiguo, con los Cosos alto y bajo y las calles peatonalizadas. Mucha gente, bastante animada. Daba gusto pasear por estos lugares a la caída del sol y quedarse sentado en alguna plaza ajardinada. La zona de la catedral también me gustó mucho, la verdad. Y la zona de San Pedro el Viejo, con la plaza cercana, me gustó mucho.

También hicimos varias caminatas por la zona boscosa de la ermita de San Jorge, donde al subir puedes tener una panorámica de los Pirineos y algunos castillos que se erigen de manera imponente en el horizonte.

En otra ocasión llegamos a las Fuentes de Marcelo y caminamos un rato por un arroyo claro rodeado de abundante vegetación. Lugares interesantes que te encuentras en la capital oscense. Y, además, tengo el recuerdo de una pizzería a la que fuimos más de una vez. Pocas veces he comido una pizza tan rica, la verdad.

sábado, 8 de octubre de 2022

Diario de Viaje: Ariza (Agosto de 2021)

 Comienzo oficial de nuestras vacaciones, con algo de lío, cómo no, para salir de Madrid. A mitad de camino decidimos hacer una breve parada en el pueblo de Ariza, pues siento una especial simpatía por este nombre.

Lo primero, cómo no, encontrar una cafetería por el centro para tomar un café que nos reactivase. Si bien el pueblo es pequeño estaba esta zona abarrotada de gente. Esta parte cercana a la bonita Plaza del Hortal es como muchos pueblos y puedes estar en cualquier sitio. Eso sí, si te aproximas al barrio que está cerca de los restos del castillo la cosa cambia mucho a mejor. La orografía ayuda, montes cortados secos y con un aspecto como de cárcava, como que la erosión ha creado formas interesantes. Las casas pequeñas también tienen colores térreos y dan una organización bastante curiosa al lugar.

Muy silenciosa la zona, con unas vistas a los parajes cercanos que hacían de este lugar un rincón interesante. Es una lástima que haya recorrido tan poco Aragón pero poco a poco se va descubriendo camino. Y más en esta etapa vacacional.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...