jueves, 30 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Horcajuelo de la Sierra (Enero de 2022)

 Antes de retornar pensamos en dejar Horcajo e ir al pueblo que está al lado a ver qué tal era, ya que tiene un nombre casi idéntico. El paisaje, como era esperable, muy parecido, rodeado de montes y bosques de hoja caduca.

Horcajuelo es mucho más pequeño pero a la vez me pareció más atractivo, casitas de piedra que no daban la sensación de haber sido hechas con toques modernos para el turismo. Calles vacías y sinuosas y una plaza al lado de la iglesia muy pintoresca. Todo de piedra y con un toque bien de pueblo tranquilo. Incluso escuchamos a una familia despedirse de los familiares, seguramente de visita dominical para un buen almuerzo antes de entrar en la vorágine de cemento y vidrio que es Madrid.

lunes, 27 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Horcajo de la Sierra (Enero de 2022)

 Aunque un poco lejos de casa, la zona norte de Madrid es espectacular. Va cambiando la orografía y el tipo de edificación, va siendo más similar a lo que se encuentra en la parte norte de la meseta. El clima se vuelve menos intenso y poco a poco la cantidad de población disminuye. Es siempre una buena ruta para recorrer.

Esta vez fuimos a Horcajo a caminar un poco y lo primero que ves es que está rodeada de bosques, aunque por estas épocas del año el invierno te impide ver la vegetación en todo su esplendor. Aun así, supongo que merecerá la pena volver en la época otoñal aunque a mí así me pareció también un bonito paraje. Algo caminamos hacia el arroyo de las Haces, aunque no pudimos avanzar mucho más. Da igual, la vista desde la iglesia de San Pedro y el pequeño cementerio es muy bonita.

Caminamos dentro del pueblo un rato largo también. Sitio tranquilo y con casas con fachada de piedra. Aunque me dio la sensación de que todo ha sido remodelado y hecho recientemente (siguiendo el estilo del lugar, eso sí) pero más enfocado a casas rurales más que a viviendas. Por lado uno dice que bien, que así puede irse al campo a pasar unos días tranquilo pero por otro te da mucha pena porque sin residentes habituales queda todo muy frío, pierde el alma el pueblo y se convierte como en un hotel/museo al aire libre.

El bar del pueblo estaba bastante lleno pero pudimos ocupar una mesa y comer bastante tapeo.

martes, 21 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Valdeluz en Yebes (Enero de 2022)

 Frío pero soleado día de invierno para visitar a una familia amiga que habíamos conocido en Toledo pero que por temas laborales se mudaron a la provincia de Guadalajara. Como conocemos poco de este lugar nada mejor que ir para allí y almorzar con ellos.

Valdeluz es una urbanización que crece poco a poco y está llena de grandes bloques de edificios. Lo bueno es que caminas un poco y hay mucho espacio abierto y un pequeño bosque (el de Valdenazar) cerca de un campo de golf. Hay naturaleza a pesar del clima seco que impera en el lugar. Aún está en crecimiento pero parece un buen lugar para niños y matrimonios jóvenes, ya que está cerca de la capital.

lunes, 20 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Árchez (Diciembre de 2021)

 Caminatas por senderos de la Axarquía para llegar, con un poco de desnivel, de un pueblo a otro. Atravesamos varias plantaciones de aguacate y esto chocaba mucho por las instalaciones de regadío que necesitan y las pocas precipitaciones de la zona. Es algo loco cultivar algo en un terreno que no es el suyo porque deja más dinero. Sí, ganarás pasta en el corto plazo, pero a medio estás destruyendo tu fuente de sustento.

Retomando, el pueblo es pequeño, con calles estrechas y zigzagueantes. Casitas de blanca fachada y con salida a varios senderos en muchas partes de su perímetro. Desde su arroyo Turvilla puedes recorrer bastante y como el pueblo está enclavado en un vallecito solo ves verdes montes por todos lados.

Después, el alminar mudéjar (o incluso anterior, de la época almohade) de la iglesia es un motivo importante para llegar a visitar el pueblo. Evoca un pasado que tiende a ignorarse y que es germen de muchos elementos idiosincráticos andaluces. Hay mucha historia encerrada en la bella torre.

martes, 7 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Cómpeta (Diciembre de 2021)

 Por el sendero de la acequia pudimos ver un buen paisaje de monte e irnos alejando de Canillas para acercanos a Cómpeta, que es un municipio más grande. Entramos por la ermita de San Antón, pequeña y de un blanco reluciente y muy adornada con macetas. De ahí pudimos caminar bastante por las estrechas y blancas calles, una hermosura en cada rincón que te encontrabas porque además, como también está enclavada en una ladera, puedes perderte subiendo y bajando callejas escalonadas.

Llegamos incluso hasta los pies de la plaza del Vendimiador, zona que parece un antiguo barranco que el pueblo se lo comió y es un remanso de tranquilidad con más vegetación de la esperada. Las calles están llenas de macetas y algunas flores, dando de nuevo un aspecto bien andaluz tradicional al pueblo. Y hablando de tradiciones, hay un Paseo al lado de la imponente iglesia de la Asunción con una escultura capturando un baile típico y varios murales de azulejos relatando bailes y tradiciones del lugar. Se nota que el pueblo quiere retomar sus raíces y darlas a conocer.

Cerca de la plaza compramos unos cuantos vinos del lugar, ya nos estamos haciendo degustadores de estos ricos caldos de la zona. Si paseas un poco por la zona quizás encuentres una plazuela que está muy recogida y es un lugar muy hermoso, adornado con una pequeña fuente. Si mal no recuerdo es la calle Plazoleta. Me encantó el rincón.

Antes de irnos compramos las típicas tortas de aceite del lugar. Son más gruesas y esponjosas que las de la famosa marca, pero me gustaron mucho más. Desayunamos varios días con ellas y sí que dan energía para las caminatas.

domingo, 5 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Canillas de Albaida (Diciembre de 2021)

 Tras pasar la Nochebuena en casa de mis padres y aburrirse bastante porque no paraba de llover, nos movimos hacia la provincia de Málaga para pasar unos días de descanso. Y cruzar la sierra por Antequera hizo que se despejara todo, el sol salía con fuerza, menudo cambio de tiempo. Pasamos un buen rato en la capital recorriendo su centro y después pusimos rumbo a la comarca de la Axarquía, de tan buenos recuerdos durante mi infancia. Pero esta vez, más que quedarnos por la zona costera, nos introdujimos por zigzagueantes carreteras hasta Canillas de Albaida. Andaba un poco preocupado por la estabilidad del coche (había estado dando problemas las semanas anteriores) pero se portó como un campeón.

El pueblo es bien blanco, pequeño pero no mucho, y enclavado en una ladera. La tranquilidad del lugar era enorme y las vistas hermosas. Desde cierto ángulo, incluso, podías observar el mar en la lejanía. El monte es algo reseco. Hay vegetación y todo, pero será el tipo de tierra que le da un aspecto seco al lugar. Aunque también al caminar atravesabas zonas bien boscosas. Todo el panorama estaba plagado de pequeños pueblos o caseríos de un color blanco intenso y la huella morisca en cada rincón es bien palpable.

Recorrimos Canillas y es un laberinto de callejuelas que te llevan a mil y un lugares. Todo estrecho, empedrado y con zonas de escalones. Es lo que en tu mente se asocia a lo típicamente andaluz. El primer paseo lo hicimos a la hora de la siesta y todo estaba tranquilo, la gente seguía en sus casas haciendo la sobremesa. Esto nos permitió ir desde el lavadero, lleno de macetas, hasta la plaza del ayuntamiento con las blancas fachadas llenas de macetas con flores, la decoración navideña y una fuentecita. El paseo por el pueblo es impresionante.

Otra caminata nos llevó hasta la ermita de Santa Ana, donde hay un mirador con la efigie de un lugareño represaliado en los campos de exterminio nazis. Asombra y entristece que la barbarie pueda llegar a estos lugares pacíficos. De ahí empezamos a caminar hasta la cantera y más allá, hasta la zona de la Fábrica de la Luz, que creo que hace de parador o algo similar. La caminata te introduce en la serranía y hay mucha vegetación y entre tanto silencio pudimos ver durante un largo rato a varios ciervos. Merecía la pena continuar pero la hora del anochecer se nos echaba encima.

En otra jornada atravesamos un viejo puente y empezamos a caminar hacia las casas de campo diseminadas entre las laderas. La estampa del pueblo era envidiable y caminamos un largo rato hasta llegar a una zona sin asfalto. A pesar de ser final de diciembre, el calor era bastante tórrido y nos agotábamos más pero llegamos a la entrada de un pinar enorme donde podías otear más montañas y, creo yo, ver desde otro punto de vista la famosa Peña de los Enamorados antequerana.

jueves, 2 de marzo de 2023

Diario de Viaje: Honrubia (Diciembre de 2021)

 Poco puedo indicar de este pueblecito conquense. Paramos para almorzar un rato a las afueras, así que no pude callejear bien pero sí vi una panorámica de casitas bajas y destacando dos iglesias o ermitas. Comimos bastante bien aunque el tema de venta de comida nos lo complicaron bastante y no salí con buenas sensaciones.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Diario de Viaje: El Palmar en València (Diciembre de 2021)

 A la caída de la tarde nuestros amigos dijeron de mover el coche hasta la famosa Albufera, justo donde hay un pequeño cordón de tierra que separa esta formación de la inmensidad del Mediterráneo. La idea era buena pero había sido compartida por centenares de personas. Desgraciadamente, no pudimos encontrar un lugar para aparcar y observar la puesta de sol entre agua dulce y salada. Hice una pirula y me quedé quieto en un lugar para intentar observar algo desde dentro del coche, pero duró poco por el inmenso tráfico que había.

Aún con ánimos nos acercamos un poco más a la localidad para dar un breve paseo entre terrenos anegados que darán lugar a los famosos arrozales valencianos. Había muchos canales y puentecitos que te llevaban de un sitio a otro. Evidentemente, todo está ya privatizado y las mejores zonas son de pago. Pero pudimos gestionarlo bien y recorrer esta pintoresca obra humana donde parece que la naturaleza invade con caos pero encuentras un orden si empiezas a prestar la suficiente atención.

Mu gustó mucho el canal con las barquitas atracadas en fila, como si fuese una calle más. Estuvimos paseando hasta la puesta de sol y en un breve paseo por las calles logré ver una de las famosas barracas con sus tejados tan característicos, que casi tocan el suelo.

La vuelta la hicimos por el otro lado de la Albufera, con caminos estrechos rodeados por aguas. Conducir así, con giros de vez en cuando, es un reto bien interesante. Y más con ratoncitos que cruzan al ver las luces.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...