jueves, 30 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Los Alares en Los Navalucillos (Agosto de 2020)

 En una nueva jornada nos decidimos por parar en un lugar más alejado, más allá del camino que te lleva a la cascada del Chorro. Un camino tranquilo directamente hacia los montes de Toledo, entre pinares gigantescos y silenciosos. Una caminata que nos hizo pasar al lado de un quejigo centenario de importantes dimensiones y llegar a la cumbre pelada que te permite ver un paisaje espectacular con Espinoso del Rey al fondo. Las formaciones rocosas del lugar eran como balcones y daba una sensación de estar en un lugar especial.

Seguimos el camino bordeando por Cabañeros y llegamos a la tranquilísima aldea de Los Alares. Como deshabitada de lo tranquila que estaba (aunque normal que a esa hora no hubiera nadie en la calle). Casas pequeñas, de manera rústica y de muros gruesos para aguantar tanto el calor veraniego como el frío invernal. El paisaje se perdía en occidente en algunas nuevas estribaciones bastante bonitas, supongo que ya sería alguna sierra extremeña.

La iglesia del Pilar de la aldea estaba decorada de manera muy particular, como si remarcase una cara que diese la bienvenida a los fieles. Ya más cerca del bar o local social las casas eran más modernas y había más movimiento de gente.

A la vuelta nos detuvimos en el mirador de La Joyona. El silencio era sepulcral y podías ver Cabañeros desde otro punto de vista. Un silencio solo roto por los ciervos que pudimos ver a pocas decenas de metros. Una comunión con la naturaleza espectacular.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Las Hunfrías en Robledo del Mazo (Agosto de 2020)

 Siguiendo el recorrido por el valle del Gévalo ves unos montes bien verdes y una orografía algo diferente a lo que veías en Cabañeros. Similar pero diferente, porque tampoco están muy lejos entre sí. Ir a la Garganta de Las Lanchas no pudo ser, porque parece que necesitas reservar turno para que te dejen acceder al entorno.

Pero bueno, el viaje era para intentar encontrar algo para comer. Y mira qué suerte que en la aldea de Las Hunfrías había como ambiente festivo, no sé si por ser la hora del aperitivo o porque estaban para iniciar alguna verbena. Solo había unas pocas casas, algunas calles para poder callejear y una gran plaza con decenas de mesas. La gente del bar nos atendió muy bien y la gente de la aldea pronto se acercaron a saludar a la perra. Los bocadillos que comimos estuvieron muy ricos y repusimos energías para seguir nuestro camino. La paz de las calles volviendo al coche indicaban un lugar bastante agradable.

En vez de volver por el mismo camino decidimos continuar y atravesar Robledo del Mazo y tener una panorámica espectacular del valle. Y justo entramos en una carretera horrible, estrecha, de asfalto desgranado. Esto nos obligaba a ir lentamente y esto tuvo un acierto enorme porque los cervatillos estaban pululando tranquilamente por la carretera. Pudimos verlos de cerca y al acercarnos aún más saltaron grácilmente hacia el monte. Realmente hermoso.

Una cosa más, tuvimos que atravesar Espinoso del Rey y me resultó incomprensible y muy criticable que los tramos de entrada y salida del pueblo estaban en condiciones aún peores. Esto no se puede permitir.

lunes, 27 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Robledo del Buey en Los Navalucillos (Agosto de 2020)

 No solo por esta zona está la hermosa cascada de El Chorro. Siguiendo un poco más hacia el sur se llega al valle del Gévalo, un lugar remoto de la provincia que está más en contacto con la provincia de Ciudad Real y Extremadura.

Antes de adentrarnos en esta hermosa zona buscábamos un lugar para comer tranquilamente, que hacía ya bastante calor y la hora ya apretaba para ganar energías. Robledo del Buey es una aldea que está al lado del camino y el poco tiempo que estuvimos (no recuerdo si el restaurante estaba cerrado o no tenía terraza para poder estar con la perra).

Unas cuantas casitas, una tranquilidad inmensa, ciertas calles en cuesta y algún que otro parquecito generaban un lugar bastante tranquilo y con otras dinámicas diferentes a la de la ciudad. Un viaje rápido que no dio tiempo para más.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Los Navalmorales (Agosto de 2020)

 Tercer y último destino de las vacaciones veraniegas. Si estuvimos en la sierra de Gredos y en la de San Vicente ahora tocaba ir al sur de la provincia de Toledo hasta sus montes. Un lugar no tan conocido pero que con el paso del tiempo se está convirtiendo en un referente turístico.

Atravesamos pequeños pueblos y en alguno pasamos preocupados porque pocos días antes habían tenido riadas y no sabíamos si se podría circular. Nada de lo que preocuparse finalmente. El paisaje cambia abruptamente al acercarse al Tajo, más seco, más dedicado a agricultura. Antes de llegar a Los Navalucillos, donde teníamos la casa rural, decidimos parar a las afueras de Los Navalmorales. Me dio impresión de que tenía calles anchas, con las típicas casas bajas de fachada pétrea, colores terrosos.

Por suerte, y a pesar de la hora, encontramos un buen bar-restaurante donde nos pusimos las botas. Y es que por esta zona se come de manera abundante, por suerte.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Lanzahíta (Agosto de 2020)

 Había que aprovechar la cercanía de la provincia de Ávila para hacer una última visita. Fue por eso que decidimos acercarnos hasta Lanzahíta, un pequeño municipio muy cercano a la sierra de San Vicente. Quisimos llegar a este porque tenía una inmensa cantidad de pinares y decidimos recorrer un camino forestal.

Subimos y subimos hasta que encontramos un sendero que cortaba la carretera y decidimos seguirlo. Más a la sombra, con algunos grados menos y un olor resinoso típico de los pinares. Un ascenso bastante bueno. El tema es que empezamos a ver grandes piedras y un lugar donde habían talado y los troncos estaban todos atravesados en el lugar. Muy difícil se nos hizo el avance y empezamos a dudar sobre cómo seguir. Pero nada complicado, empezamos a descender y llegamos hasta un murete de esos que te hace pensar si sales de un terreno privado o entras a uno. Había como una casona abandonada y nos sirvió como referencia para encontrar otro camino hasta la presa de Lanzahíta. Era pequeña, pero con el paisaje de elevaciones verdes y todo tranquilo hicieron un buen lugar para descansar.

Volvimos por otro camino, donde aparecían ya algunas casas de campo y nos acercamos hasta el cámping de Eliza y de ahí recorrimos un trecho corto hasta llegar al puente románico del lugar, donde atestigua que gente afamada tuvo que atravesarlo en su viaje hacia o desde Madrid (justo no recuerdo los nombres que aparecen, pero son conocidos). Queda al lado de la extraña ermita de la Virgen del Prado y de un parquecito cerca de la carretera principal. Merece la pena detenerse y cruzarlo a pie.

El callejeo nos llevó a una mezcla entre casas de piedra y otras con fachada blanca y balcones grandes de madera junto a la parroquia de San Juan Bautista. Curiosa plaza de España circular, quizás usada como lugar de toreo en el pasado (o puede que incluso ahora). También pasamos por un pequeño barrio con gente mayor que tenía infinidad de macetas y estaba en sus patios delanteros hablando entre ellos y viendo la vida pasar. Un lugar tranquilo, agradable y atractivo.

jueves, 23 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Navamorcuende (Agosto de 2020)

 Por la mañana hicimos una enorme caminata por las dehesas al sur de Nuño Gómez. El sol quemaba pero nuestra intención de llegar al Alberche y su verde ribera  para descansar era enorme. Ida y vuelta en un paseo hermoso pero agotados del calor. Pasamos gran parte de la tarde en la cabaña recuperando energías. Y como todo esto era poco cogimos el coche y rodeamos la sierra de San Vicente para llegar hasta Navamorcuende, un lugar que nos habían recomendado varias veces.

El pueblo es muy similar a los que hay en la comarca aunque se veía a la gente por las calles aprovechando las brisas de la tarde. La iglesia de Nuestra Señora de la Nava destaca ampliamente en el skyline del pueblo y las vistas a Gredos lo enmarcan en un paraje impresionante.

El paseo pronto nos alejó del pueblo y empezamos a caminar parelelos a la carretera entre pinares hacia el pantano de Guayerbas, el mismo al que quisimos ir cuando visitamos la cercana Hinojosa de San Vicente. Llegados al pantano vimos muchas vacas pastando por el lugar y sus cencerros por aquí y por allá. Era como entrar en otro paraje. Y llegar al agua siempre es un plus, aunque no te bañes ni nada, pero es como un proceso con un final apoteósico. Las vistas del agua y los montes cercanos bordeando todo es un espectáculo digno de ver.

Hicimos fuerza y volvimos al coche para descansar, cumpliendo ese día (hasta la fecha de esta publicación) con un récord en el podómetro.

viernes, 17 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: La Iglesuela del Tiétar (Agosto de 2020)

 La etapa abulense de las vacaciones había terminado y ahora tocaba volver a la sierra de San Vicente, un lugar que me encanta. Apuntábamos hacia Nuño Gómez, un pueblecito que anda algo alejado de la carretera principal y no está sobre la falda, pero eso le hace atractivo porque los precios no están tan desorbitados y siempre hay lugar. Y las cabañas a donde vamos (estábamos repitiendo) son lugares de silencio y relax.

Mi mujer tenía ganas de investigar este pueblecito y como pillaba de camino hicimos una parada estratégica a la entrada del pueblo, justo donde siempre encuentras buen aparcamiento. Caminamos un poco por las calles del pueblo, viendo varias casitas de piedra con mucha vegetación. Supongo que estábamos viendo las parras que dan sombra (y alimento) los calurosos días de verano. Llegamos hasta la hermosa iglesia de Santa María de la Oliva, con entrada lateral al estilo castellano y una torre con nidos de cigüeñas. El crucero de la iglesia era de forma cuadrada y muy elevado, dando un estilo que me gustó bastante.

Caminamos un poco más hasta la plaza del ayuntamiento y nos pusimos en marcha para hacer una breve caminata hasta el río Tiétar, que creo que hace de frontera natural entre las dos Castillas. El paseo me gustó a pesar del calor y de la vegetación ya muy amarillenta porque podías divisar la sierra de Gredos imponente a un lado y al otro la elevación de la sierra de San Vicente. Me gustó el lugar y el paseo. De ahí, con algo de hambre, tocaba ir hasta las cabañas y, para más inri, elegimos dar la vuelta a la sierra por el lado más largo para conocer esa parte.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: El Arenal (Agosto de 2020)

 Por una carretera estrecha y con decenas de curvas empezamos a ascender y a tener una panorámica excelente de las 5 Villas del Valle. Incluso había bancos para sentarse en el borde de la carretera y admirar el paisaje. Con el ánimo aumentado hicimos parada en El Arenal, algo al norte de Arenas de San Pedro.

El paisaje de la sierra de Gredos es hermoso y hay un sendero al lado del pueblo que discurre en sintonía con el río Arenal. La piscina natural no me gustó tanto pero el ambiente me gustó: poder pasear entre la naturaleza siempre es un punto a favor.

Callejeando sí noté mucho coche y la circulación algo caótica y opresiva. En la plaza del ayuntamiento recuerdo una fuente gigante en la que se podía recargar la botella de agua y que contaba con varios peces de importante tamaño. Creo recordar que había una escultura o algo por el estilo, como de un anciano sentado. En un bar cercano tomamos una tapa y vimos el ajetreo del pueblo, con la iglesia de la Asunción dominando esa parte del pueblo y un poco más allá el famoso Rollo de Justicia, aunque me parece que era una edición nueva de otro que quizás existió justo ahí en el pasado.

Creo que llegamos a hacer unas pocas de compras en un mercadito cercano y nos pusimos en marcha para intentar pasar por las calles estrechas sin mucha complicación. Un lugar con un paisaje bastante bonito y con la posibilidad de ascender los montes cercanos.

sábado, 11 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Cuevas del Valle (Agosto de 2020)

 Impresionante este pueblo, ya casi enclavado en el paso de la sierra hacia su cara norte. Es como si ya no pudiese haber más casas porque te rodean farallones de profusa vegetación y un poco más arriba ves los picos pelados, anuncio de inviernos fríos y quizás nieve.

Me sorpendió la multitud de casas con techos y balcones de madera, con un estilo muy particular. Edificios no muy altos, con esta artesanía y muchas macetas con plantas. Muchas de las casas eran ya de piedra y otras eran blancas, como si fuese una zona de transición entre protección contra el calor y protección contra el frío. Muchas fuentes y pilones, y cruzar el río con grandes y redondeadas piedras hasta la piscina natural con agua fría y cristalina.

Los alrededores eran bastante verdes, con un pequeño sendero con plantas cultivadas y carteles explicativos. La atmósfera del pueblo me gustó mucho, sobre todo esa comunión entre civilización y naturaleza.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Diario de Viaje: Mombeltrán (Agosto de 2020)

 Con la preocupación de un final de estado de Alarma y las noticias de rebrotes uno se pensaba bien si iba a salir para las vacaciones o no. Viendo cómo las autoridades, dentro de una política de prevención, indicaban que no pasaba nada por moverse (se nota que querían que se reactivase la economía) decidimos reservar en varios sitios, especialmente en casas rurales con contacto mínimo con el resto de personas. Bajar a ver a la familia no estaba contemplado, así que, en previsión de si volvían a confinar o no las provincias en función del número de casos, decidimos no alejarnos mucho de Toledo.

El primer objetivo fue recorrer algo más de la sierra de Gredos. Volvimos a recorrer Arenas de San Pedro, hicimos rutas por las gargantas hasta la entrada de Guisando (viendo las réplicas de los famosos toros). Nos bañamos en algunas pozas nada concurridas y nos pilló un buen chaparrón yendo por rutas forestales.

El primer lugar inédito al que fuimos fue Mombeltrán, cerca de Arenas. Una de las cinco villas del Valle, un paraje excepcional abrupto con mucha vegetación y que al asomarte podía ver el pueblo de al lado. Hay ganas de volver a recorrerlo a pie y dar una vuelta espectacular. Incluso dar un poco más con el coche y atravesar la sierra y ver cómo cambia el paisaje.

En este caso nos paramos a ver el imponente castillo de Mombeltrán y caminar por el parque de la ermita de la Soledad. Desde ahí te asomabas y veías otro pueblo. La panorámica fue espectacular. Tampoco recorrimos mucho más, solo los barrios del lugar y nos pusimos en marcha para el siguiente pueblo.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...