Día excepcional sin mucho sol y mucho caminar. Ideal para estas fechas ir a la provincia de Segovia e investigar todos sus recodos. Aparcamos a la entrada de Riaza y caminar con la perra (ella corrió más que caminar) por el prado de la ermita de San Roque daba mucha tranquilidad y relajamiento. Callejeamos un poco hasta llegar a la Plaza Mayor circular, con el ayuntamiento presidiendo todo y los edificios porticados que miraban a la plaza con piso de albero. Te puedes retrotraer a épocas antiguas e imaginar que este lindo rincón apenas ha cambiado. Justo detrás está la iglesia del pueblo, que habla de la relevancia del lugar.
Tras eso cogimos el coche para aparcar cerca del embalse de Riofrío y empezar a caminar un sendero largo que se internaba en pinares. Había gente pero todo bastante tranquilo y en ciertos lugares seguir se hacía difícil por la falta de señales. Comimos en un roquedo con unas vistas inmejorables a la sierra por un lado y a las lejanas llanuras por otro.
Al continuar nos acercamos a los picos y la vegetación se hizo más rala, parecida a la de páramo y ahí tuvimos el encontronazo del día. El sendero era estrecho y había desnivel y unas parejas querían pasar pero vieron nuestra perra y una entró en pánico y quería que nos arriesgáramos a ponernos en el desnivel cuando ya estábamos justo en el borde. La frase más lapidaria fue que el miedo era libre. Y bueno, yo pienso que el miedo es el mayor enemigo de la libertad. Uno no elige el trauma pero si no haces nada por mitigarlo y enfrentarlo estás realmente perdido.
Cerca del hayedo de la Pedrosa llegas a la frontera entre Castilla y León y Castilla-La Mancha y se nota un montón el cambio de páramo en Segovia y replantación de pinares en Guadalajara. Y el hayedo muy bonito, aún con hojas doradas a medio caer y la conjunción con los montes y la orografía hicieron un paisaje muy hermoso.
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