miércoles, 16 de diciembre de 2020

La cuarentena del eterno retorno

Si lo piensas bien no es algo sorprendente: hubo una segunda oleada pandémica que dejó de nuevo a España contra las cuerdas. Ahora los números son bastante bajos (ojalá cero) y los países del norte de Europa, que criticaban a España, ahora están alarmados y aplicando confinamientos a lo loco. Y como la cosa es cíclica (y más que en el Reino siempre se plagia lo que hacen nuestros socios europeos, principalmente Francia), apretarán las tuercas de nuevo.

Idealmente, si todos nos quedáramos en casa por medio año todo se resolvería definitivamente. Pero esto es un caso ideal. Nadie puede tener cordura tras no salir para nada en medio año. Aparte, hay que comer y comprar, y muchos no se pueden permitir el lujo de parar de trabajar. No es solo la economía nacional sino también es cuestión de supervivencia para ciertos sectores. Por desgracia, toda desigualdad previa se ha acentuado durante 2020.

Vendrá una tercera ola, de eso no hay duda. Algo más amortiguada pero Navidades va a ser su punto inicial. Y vendrán muchas más. Respecto de mí, ya estoy bastante cansado de los entusiastas que van alargando el «poder abrazarnos» como el cuento de la zanahoria y el burro. No digas nada, cállate y aprieta los dientes como todo el mundo. Ya decían de no vernos en verano para vernos en Navidad. A pocas semanas ya decían no vernos en Navidad y vernos, ahora sí, en verano. Y cuando esté cerca el verano seguirán diciendo patochadas, no sé si para los demás o en un ejercicio de darse ánimos a sí mismos. 

Ya al menos se ve el final del túnel con la entrada en juego de las vacunas. Menuda pelea de porcentajes de efectividad (quizás algunos inflados para ganar en acciones) y de formas de aplicación. Por un lado me sorprende el grado de avance de la ciencia cuando los ánimos y fondos se ponen en una dirección concreta. Por otro me quedo convencido que no va a ser la panacea definitiva, el virus mutará y seguirá con nosotros. Quizás no tan fuerte porque ya habrá más gente inmunizada (la tan cacareada inmunidad colectiva) pero lastimeramente seguirán existiendo casos. Además, el calendario de vacunación irá primero por personal sanitario, gente de avanzada edad, personas de riesgo, etc. Los sanos iremos los últimos, como es lógico.

Eso sí, estoy seguro que estas vacunas han salido al mercado tras pasar todos los procesos de rigor y de seguridad. Como cualquier otra vacuna. Es por eso que no dudaré en ponérmela. Sin embargo, los medios de comunicación les han hecho un flaco favor a los antivacunas con una pésima campaña de divulgación y afán de utilizar el clickbait hasta niveles insoportables. A ver, preguntar hasta la saciedad si te la vas a poner sea como sea (como dando a entender, a un buen estilo de globo sonda, que a ver si le pones reparos a una vacuna que no ha finalizado su aprobación por los organismos de salud pertinentes) o publicar con un tufo prepotente que si tienes dudas eres un criminal (publicaciones diarias casi) hacen que la gente que confiaba empiece a desconfiar. Se empiezan a preguntar por qué están tan machacones los medios que si en realidad se oculta algo. 

Me parecen lógicas las reticencias viendo la pésima campaña ejercida por los medios de comunicación (sin contar que juzgan rápido qué manifestaciones son buenas e inocuas y cuáles son malas y van a aumentar el número de casos). También la ciencia ha de entonar el mea culpa al no dar el mérito merecido a las labores de divulgación científica que ha de acompañar a todo avance de su campo. Debería ser incluso una carrera, o posgrado. No me vale un periodista que le guste la ciencia o un científico que tiene labia. Es un asunto muy serio. ¡Y no dejar de lado como siempre a las ciencias sociales, que ahora están haciendo más falta que nunca para saber cómo llevar los mensajes de protección a ciertos colectivos, como los jóvenes!

Al ser la pandemia un caso global y que pone en peligro a toda la sociedad la vacunación debería ser obligatoria, como las que te ponen cuando eres muy pequeñín. Bien por la libertad de expresión de los antivacunas (liderados por muchos famosos que son buenos en lo suyo pero no más allá) pero la salud del prójimo también es igual de importante y en esta vamos todos de la mano, si alguien falla esto va a complicarse. Y así hasta el final de los días. También está el engendro que regurgita los dictados de su político favorito o de su cadena de televisión de preferencia. Ese que se reía de las mascarillas y decía que por qué tanto alboroto por una gripe fuerte y que ahora, olvidando todo esto, se pone con boato a criticar las políticas de confinamiento de las autonomías que no son de su color y a reírse (menudo método de seducción, ¿no?) a los que muestran reticencias a la campaña de vacunación.

Seamos sensatos, seamos racionales. Informémonos de lugares serios y de confianza (si es que se puede) y dialoguemos con el reticente. En un buen y sano debate se ganan adeptos. Y se aprende.

martes, 15 de diciembre de 2020

Diario de Viaje: Recas (Noviembre de 2019)

La caminata desde Lominchar se alargó hasta llegar a la vecina Recas. Primera y triste cosa que vi fueron pintadas contra los emigrantes y a favor del falangismo. Sé que en la comarca de La Sagra hay mucho pensamiento conservador pero esto ya es demasiado. Ojalá solo sea algo puntual, defendido por cuatro energúmenos y que no empañen la buena voluntad de los habitantes de Recas.

Descansé en la ermita de San Blas, viendo las idas y las vueltas de los habitantes del lugar. Ya con energías empecé a bajar hasta la plaza del ayuntamiento viendo una rica mezcla multicultural y niños jugando. Había mucho uso del escudo heráldico del pueblo, cosa de agradecer para fortalecer el localismo.

El camino de vuelta me llevó cerca de la iglesia de San Pedro, donde terminaban de oficiar misa. Así de aspecto imponente y muy característica del lugar. Caminata de vuelta hacia Lominchar.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Diario de Viaje: Lominchar (Noviembre de 2019)

Por un evento organizado en parte por mi mujer tuve que desplazarme a esta localidad en plena Sagra. El viaje fue algo accidentado pero pudimos aparcar sanos y salvos. Un recorrido rápido por las decoradísimas casas bajas del lugar llenas de banderitas españolas y con muchos coches aparcados con remolques para caballos hasta la plaza del ayuntamiento. Allí la banda de música del pueblo tocó una fanfarria y se dirigió hacia el campo de fútbol con su paseo renovado con parquecitos. 

En el campo al final tocó lo que esperaba, unas buenas migas para entrar en calor. Sinceramente me salté la parte central del acto, pronto enfilé por una calle hasta encontrar un largo sendero entre praderas llenas de cazadores con unas vistas a la sierra y los montes envidiables. Tocaba caminar un buen rato.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Podemos y su deriva autonómica

Podemos nació al calor del 15-M, una ola de indignación sobre la crisis y la situación política hizo que muchos se manifestaran por un cambio de rumbo. Muchas ideas buenas se fraguaron y ante los ataques del establishment sobre que mejor fundar un partido y presentarse a las elecciones en vez de quejarse nada más se creó la formación morada.

Acumuló pronto el descontento popular y el voto bronca, llegando con fuerza al Parlamento Europeo y haciendo temblar a ese establishment. Pero claro, ya formados políticamente el sistema asambleario de círculos que tuvo inicio en el 15-M ya no pudo tener el vigor de antaño. La democracia asamblearia es lenta, con buenos resultados tras debates constructivos pero lenta. Además, si bien se reconocen las sensibilidades de los nacionalismos periféricos y se mira por un Estado federal, la organización del partido es bastante centralista: toda decisión final ha de partir de Madrid. Y si bien al comienzo tuvieron un ascenso fulgurante la centralidad ha sido su talón de Aquiles. Y esto ha quedado fuertemente demostrado en las elecciones autonómicas gallegas y vascas de este año 2020.

Las luchas intestinas han terminado purgando el partido. Errejón, Bescansa y un largo etcétera decidieron dar un paso al costado, consolidando las figuras de Iglesias y Montero. Que Pablo no aguantase la legislatura europea y ante las primeras generales abandonase escaño para aparecer en la Carrera de San Jerónimo me encendió la luz de alarma: este hombre no anda totalmente convencido de la política europea, sino que necesitaba un trampolín para no quedarse sin fuelle hasta las elecciones nacionales.

Es una persona muy lista, locuaz y con algunas ideas muy buenas. Pero tiene mucho ego. Ya lo demostró la vez que intentó interrumpir el debate de Rosa Díez en la universidad, cosa que aún no le perdono. El ego también hizo que criticase algo que terminó haciendo, ya sabéis, mudarse a un caserón en un barrio adinerado. Muchos dicen que se le critica por su ideología y que el impresentable de Abascal también se mudó a un palacete. La diferencia estriba en que Abascal nunca criticó el hacer esto o el vivir en tales sitios. Eso, por mucho que pese, cayó fatal a gran parte de la militancia.

También las alianzas con Anticapitalistas e Izquierda Unida ha terminado por forzar las costuras. Necesitaban un aparato para funcionar y estas formaciones ya lo tenían. El mensaje de aquellas o no terminaba de llegar o había declinado y en la simbiosis también pudieron triunfar pero ya que ven desde arriba el panorama quieren más, quieren coptar todo lo estratégico. Y las luchas internas (como en cualquier otro partido) estallaron.

El tema más delicado para mí fue ese centralismo de decisiones en lugares con una fuerte autonomía política. Las nuevas formas de hacer política hicieron que mucho votante del PSOE se animase a votar a Podemos, un votante socialista más escorado a la izquiera que le chirría la parsimonia de las baronías socialistas. Sin embargo, viendo los resultados autonómicos, sirvieron de trampolín para que el votante socialista, reacio a votar directamente a formaciones nacionalistas, termine haciéndolo. Desde Podemos (o desde sus confluencias autonómicas) ya no se estaba tan alejado de un BNG o de un EH-Bildu. Y, sobre todo, como ya dije sobre PP y Vox, entre un sucedáneo y el auténtico la gente termina optando por lo segundo.

La desaparición de la formación morada en diferentes parlamentos autonómicos ha sido un palo muy gordo. Su pérdida de escaños en el Congreso también. Su mayor éxito, que no es poco, es que forma parte del Gobierno de coalición. Es un gran logro tras los pocos años que han pasado. Pero viendo sus apoyos parlamentarios y las tendencias negativas de voto han quedado prisioneros de la coalición. No pueden romperla porque perderían lo ganado, pasarían más pronto que tarde a la irrelevancia. La táctica de Pablo Iglesias es buena, sin romper con el PSOE intenta generar agenda propia. Por eso su activismo tan intenso contra la Monarquía Parlamentaria, contra los desahucios, a favor del diálogo con los políticos catalanes presos por sedición y por todo tema que les pueda desmarcar de la línea del PSOE. No pueden estar de acuerdo en todo porque serían invisibles, no pueden romper. Así que mejor discrepar, y mucho, en puntos concretos.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Diario de Viaje: Gálvez (Noviembre de 2019)

Ya que para ir a los Montes de Toledo hace falta la mayoría de las veces pasar por aquí fue buena idea parar a visitar este pueblo. Recorrí solo lo justo y no encontré detalles de mención. Una rotonda con forma de arco triunfal a la entrada, con el escudo de la localidad y una amplia calle principal. 

La plaza del ayuntamiento te deja al lado de la parroquia de San Juan Bautista y hay alguna que otra rotonda más con esculturas. Eso sí, había muchos niños recorriendo las calles y jugando a pesar de la hora (o habían almorzado rápido y salido a jugar). Unos paseos más hacia la zona de chalés adosados y las nuevas plazas y atravesar un baldío hasta el coche.

martes, 8 de diciembre de 2020

Diario de Viaje: Cazalegas (Noviembre de 2019)

Aprovechando el puente de inicios de noviembre enfilamos hacia Cazalegas, que queda al sur de la sierra de San Vicente y se divisa completamente desde este municipio. Destaco la renovada y muy amplia Plaza de España, con unos bares que sirven generosas raciones y puedes divisar las construcciones características del pueblo.

A pocos metros está la Fuente del Caño, que estaba seca cuando pasamos y avanzando un poco más está el mirador donde la historiografía localiza una parada del rey Fernando el Católico. Desde este mirador se puede divisar toda la sierra, así como el enorme embalse del río Alberche, que es usado también para actividades recreativas.

Quisimos llegar hasta el agua, aunque hay un vallado en casi todo el recorrido. Eso sí, la caminata, entre un poni y muchos cultivos privados y fincas abandonadas, nos permitió caminar de lo lindo y acercarnos al agua. Si bien estábamos cerca del pueblo la caminata fue muy tranquila y echamos un buen rato. En vez de volver por donde habíamos caminado (y viendo que muchos senderos indicados por Google eran en realidad accesos privados) fuimos por un sendero en pendiente que bordeaba como una fábrica (o granja de gallinas, no sé yo ya) y terminaba en la otra punta del pueblo. Ya el hambre apretaba pero no te quitaba las ganas de observar el paisaje a medidas que ascendías hasta el pueblo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Diario de Viaje: Nuño Gómez (Noviembre de 2019)

Para el puente de inicio de noviembre decidimos reservar una cabaña a los pies de la sierra de San Vicente. Están localizadas en una ladera y hay mucho espacio entre cabañas, por lo que la privacidad y tranquilidad son envidiables. Incluso la madera y el aire acondicionado evitan los rigores climáticos de la fecha. Fue un lugar para desconectar y descansar los vaivenes del año y tomar algo de energía para el último empujón.

El pueblo en sí no tiene mucho, quizás destacar en algunas esquinas con construcciones para el herraje de los caballos y abrevaderos, con ciertos carteles explicando las costumbres agrícolas de antaño. Como informativo está bien, pero poco más. Lo bueno son sus senderos, que conectan poblaciones cercanas. Yendo hacia el sur hay una dehesa enorme, con pasos canadienses para que el ganado no se escape y puedas caminar por ese entorno. Pasturas y encinas por doquier hasta llegar a las riberas del Alberche, verdes y con ese río que se le aprovecha todo.

En cambio, si vas por el norte hay un sendero bastante bueno que asciende por las estribaciones de la sierra, ya te cambia el paisaje y ves recintos con muretes y musgo, que encierran ganado vacuno y caballar. Es largo ese camino, pueste lleva a Pelahustán. El ascenso, el zizagueo y la posterior llanura te alejan de todo núcleo urbano y no escuchas nada, solo el viento fresco y algún mugido en la lejanía.

El lugar me gustó. No estás en plena sierra pero accedes a ella de inmediato. Y el trato de la gente es muy cordial, cosa rara en la provincia toledana. Un lugar al que acudí varias veces más.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Los incendios de Rosario

Hace varios meses que la pesadilla se repite sin cesar. Lo peor es que es una pesadilla real, una que queda entre la indiferencia de la población en general y la desidia de autoridades. En Argentina, en los meses más duros del confinamiento, las enormes islas que están en el enorme Paraná están ardiendo. Casi de diario. Y nadie hace nada por detenerlo. Las islas quedan frente a la ciudad de Rosario y son decenas de miles de testigos que han estado viendo cómo el cielo se oscurece a niveles insoportables, tapando el sol como en un día de niebla cerrada. Y la ceniza, el humo, cae sobre las calles rosarinas y es respirado a la fuerza por millones de personas. No es solo la naturaleza, sino que es un atentado contra los ciudadanos de una ciudad.

Las islas forman parte de la provincia de Entre Ríos, por lo que Rosario, perteneciente a la provincia de Santa Fe, no tiene jurisdicción para intervenir. Entre llamadas a autoridades y que buscan los focos ya los perpetradores han huído y el fuego ya arrasó con varias hectáreas de flora y fauna fluvial. Porque no solo se pierden árboles sino que hay decenas de animales, como los carpinchos, que quedan a la merced de esta práctica cruel.

Quizás sería más fácil ver de quién son esos terrenos (casi todo está comprado por millonarios) o quién quiere pujar por el terreno baldío. Porque sí, la táctica es antiquísima: destruyo el ecosistema y como no está ya protegido el terreno puede recalificarse para plantar soja masivamente o para asentar una densísima ganadería vacuna en el lugar. Incluso hay inmobiliarias que saludan con gracia esto diciendo que por fin esos terrenos pueden ser edificables porque a quién no le gusta tener una segunda residencia en las islas. Maldito, si la gente visita las islas es porque abandonan la ciudad y se quedan unas horas (o días) en mitad de la naturaleza, ¡nadie te va a comprar una casa en la isla si está ubicada en un baldío! Lo que más rabia me da es que lo dicen con soberbia, con una sonrisa en la cara. Ea, destruir el medio ambiente sigue sin importar un comino.

Muchos protestaron, muchos se movilizaron, muchos expresaron la bronca pero la inmensa mayoría no quiere actuar. En una situación política tan polarizada se mira más los réditos electorales de tu afín y no sí debe, como representante, arremangarse y actuar y, en su caso, asumir consecuencias. Si no es por el cambio climático que sea por la gente que aún sigue viviendo en las islas en precarias cabañas y viven casi al día de vender el pescado que han podido recoger. O al menos por la basura que te estás metiendo dentro por cada inhalación. Terrible todo.

El resto del país actúa como si la cosa no fuera con ellos. Evidentemente, cuando los vientos soplaron por unos días en dirección a Buenos Aires y los medios porteños vieron cielos oscuros y calles con ceniza empezaron a preocuparse con la quema masiva de los humedales. Pusieron el grito en el cielo hasta que los vientos cambiaron de dirección. También es terrible que solo sea noticia lo que ocurre en la capital y alrededores y más en un país que tiene una extensión de casi 3 millones de kilómetros cuadrados.

Ay, es que la Ley de Humedales está a punto de tramitarse en el parlamento nacional y antes de que se aumenten las penas por este ecocidio prefieren dar rienda suelta a sus sádicos planes. Rosario ha cambiado en poco tiempo de clima, incluso viviendo yo allí me percaté de ello y ahora puedes decir que es clima tropical. Afectar ese corazón inmenso verde que tiene justo al lado no va a traer nada bueno. Los que se lucran lo harán en un erial y con una ciudad enferma. Por favor, que toda esta locura se detenga.

martes, 10 de noviembre de 2020

La polémica sobre el escudo andaluz (Libro de Feria 2020)

Hace unos pocos meses, durante los mayores rigores del Estado de Alarma, la Fundación Blas Infante lanzó una encuesta sobre la identificación que inspiran a los andaluces sus símbolos autonómicos. Si bien la participación no fue masiva los resultados fueron reveladores: 50,4% el Himno, 44,7% la Bandera y 4,9% el Escudo.


Pero, ¿por qué suscitó tanto interés esta encuesta? Pocos días antes, en la conferencia telemática de presidentes autonómicos que organizó Pedro Sánchez, el presidente andaluz, Juanma Moreno, intervino con un atril que mostraba un escudo de Andalucía que distaba ser mucho del oficial: una versión simplificada del escudo andaluz rodeada de laureles y timbrada con una corona real. Tan inverosímil símbolo no tardó mucho tiempo en ser descubierto y aireado en algunos medios de comunicación andalucistas, saltando la noticia más pronto que tarde a diarios de tirada nacional. Juanma Moreno usó un escudo inventado y lo hizo pasar por el escudo andaluz, contraviniendo la Ley 3/1982, de 21 de diciembre, sobre el himno y escudo andaluces. En especial, a juicio de quien escribe, violó el artículo 3.6 (El escudo de Andalucía habrá de figurar en [...] Los distintivos usados por las autoridades de la Comunidad Autónoma).


Evidentemente, una cosa es la libertad de expresión, pero otra es el acatamiento de las leyes, sean del agrado de uno o no. ¡Acatar las leyes ha de ser de esmerado cumplimiento en los representantes políticos! Es más, si hay alguna ley o símbolo que no cumple su función o no es aceptado ampliamente se pueden cambiar, está claro, pero siempre siguiendo los cauces legales establecidos para tales casos.


Rápido salieron los primeros espadas de la Junta de Andalucía para decir que no se había violado ninguna ley y que se seguía acatando el Estatuto de Autonomía; que ese símbolo era de nuevo cuño, sí, pero que no representaba ni a Andalucía ni a la Junta, sino que era el sello presidencial. Afirmaron que fue creado recientemente en un intento de renovación de la imagen institucional, que en cierta manera era un homenaje al 40º aniversario del referéndum del 28-F. Sin embargo, tras una búsqueda personal en el BOJA y en la web de la Junta de Andalucía, no aparece ninguna nueva ley al respecto, ni existe una referencia alguna en la web.


Es cierto que el Presidente, casi desde sus inicios, ha hecho apariciones públicas con un pin muy similar a este nuevo escudo y que parece ser que está hecho a imagen y semejanza de las Medallas de Andalucía, máximo galardón autonómico. Pero si no se ha publicado en el BOJA, si no se ha publicitado esta nueva ley o, peor, si no hay ley sobre el emblema, ¡no puede usarlo!


Repitiendo lo trascendental, que como cargo electo y líder del Poder Ejecutivo, se le espera, más, se le exige, que sea pulcro en cuanto a su trato con los distintivos andaluces. Por otro lado, si mediante los mecanismos legales crea un distintivo para cada uno de los tres poderes, o para la presidencia exclusivamente, no hay nada que objetar. Es más, incluso el propio escudo de Andalucía puede ser cambiado siempre que se dé el debate parlamentario debido y el emprendimiento de la modificación de
la ley.


Porque, evidentemente, en esta vida no hay nada inamovible y existen muchos temas que pueden ser debatidos (antes o después, no todo ha de ser prioritario). Es claro que Blas Infante, refiriéndose al escudo que diseñó, lo definió simplemente como insignia, pues no acataba los principios de la heráldica. Quizás, por qué no, sería buena idea tener un escudo andaluz que contemplase la riqueza histórica y cultural de Andalucía. El escudo actual tiene una fortísima inspiración del escudo de la ciudad de Cádiz: Infante y la Asamblea de Ronda lo hicieron a sabiendas, tomando a Cádiz (representada como un Hércules civilizador que doma con la razón y no con la fuerza a dos fogosos leones) como inicio de la cultura andaluza, de la cultura occidental. Si bien esto no es errado, se echa en falta otros símbolos igual de andaluces como la granada, tan extendido su uso en el oriente andaluz y que aparece en el escudo español. O valorar también el rico y fructífero pasado almeriense (cultura argárica, Los Millares) que tiende a simbolizarse en el eterno indalo. O el uso de la estrella tartésica de ocho puntas, uno de los primeros símbolos del sur de la Península Ibérica y tan utilizado en época andalusí y que aún se sigue usando en las decoraciones de las típicas casas andaluzas. ¡Incluso la fuente del Hogar del Pensionista tiene esta forma!


Nunca es malo que se genere debate para reafirmar los símbolos o para usar otros. Muchos dirán que es perder el tiempo, que hay cosas más importantes pero de un buen debate se pueden obtener multitud de cosas y siempre tras el estudio y contraste de ideas se generan cosas muy buenas. Quizás no hay debate porque los mitos fundacionales andaluces nos han calado muy hondo, aunque dichos mitos, las Asambleas de Ronda y Córdoba, por ejemplo, fueron bastante discutidas durante su época. Sin embargo, la autonomía y logros de Andalucía beben directamente de ellas, el 4-D (lamentando el aberrante asesinato de García Caparrós) y el 28-F (con la lucha por ser reconocida Andalucía como nacionalidad histórica) son los frutos de aquellas raíces y ponerlas en contexto siempre es complejo y delicado.


Concluyendo, si bien con gran agradecimiento hemos de mirar y honrar al pasado, no es bueno sacralizarlo. El pueblo andaluz despertó hace décadas y tiene suficiente espíritu crítico para debatir lo nuevo, lo pasado y su porvenir. Un debate sosegado siempre que sea requerido y obedeciendo cauces establecidos. Porque, haciendo gala del himno queremos volver a ser esos “hombres de luz que a los hombres alma de hombres les dimos.”

lunes, 9 de noviembre de 2020

Diario de Viaje: Yeles (Septiembre de 2019)

Este pueblo de la comarca de La Sagra lo visité fugazmente por motivos laborales. Solo lo atravesé en coche, indicando varios edificios bajos y algunas placitas para amenizar el encuentro entre vecinos. La mayor parte del tiempo lo pasé en su enorme polígono industrial, donde estuve haciendo algunas gestiones sobre el pavonado de unas piezas necesarias para la construcción de un aparato en miniatura.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Diario de Viaje: Guadix (Septiembre de 2019)

 En vez de volver por el mismo lugar hacia Granada optamos por hacerlo por el norte de la ciudad, atravesando el impresionante desierto, con sus formaciones características y divisando de vez en cuando lugares culturales donde recrearían algunas escenas del spaghetti-western que tanto impulso dio en su día Almería.

Al cabo de un rato la orografía cambió y las montañas empezaron a dominar el camino. Comprar un rico pan en el camino y divisar a lo lejos un panorama espectacular, como si fuera un gran barranco. Nos estábamos acercando a Guadix. Lo primero fue asomarse a los restos arqueológicos del Teatro Romano, indicando el prestigio del lugar hace un par de milenios. Pronto empezamos a callejear entre casas encaladas y calles zigzagueantes hasta llegar al Mirador de la Magdalena, que queda sobre algunas casas típicas del lugar cavadas en la roca y con las chimeneas circulares tan características.

Los restos de la alcazaba, con partes que habían servido de muros para casas hace tiempo ya derruidas nos indicaban que teníamos que subir para llegar al pintoresco barrio de las cuevas y es que allí, en una orografía espectacular (y tanto que ha servido de ambientación cinematográfica en más de una ocasión) están las casas excavadas en roca o cuevas reconvertidas en casas, con sus chimeneas. Es como estar en otro mundo, en otra cultura. En diversos niveles se amontonan fachadas encaladas y de repente desaparece la casa pues está ya monte adentro. Supongo que la Capadocia turca ha de tener un encanto similar.

El camino de vuelta nos llevó a la recargada y majestuosa catedral de la Encarnación, con su planta imponente que da a entender la rica historia de Guadix. La cantidad de detalles es impresionante, sinceramente. Y la Plaza de la Constitución que queda ahí encajonada y que tiene un encanto especial. Eso y la cantidad inmensa de casas señoriales que están repartidas por todo el municipio.

Después almorzamos en un restaurante que hacía alusión a Boabdil y pudimos comprobar la fuerza que aún tiene el reino nazarí en la memoria histórica de estos parajes. Incluso muchos balcones hacían gala de la bandera del reino cristiano de Granada, no sé si como orgullo regionalista o reclamando una secesión del resto de Andalucía y reivindicar la unión con las provincias de Málaga y Granada.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Diario de Viaje: Almería (Septiembre de 2019)

Por fin pude sacarme una espina largo tiempo clavada en mi conciencia. Muy amante de Andalucía pero poco había viajado por mi comunidad autónoma natal. Con el tiempo intenté remediarlo pero solo pude marcar la visita a siete de las ocho capitales. Y en dos ocasiones hice planes para plantarme en Almería pero siempre se habían torcido mis planes. Hasta este momento. Ya terminado el curso en Granada y con coche se me hacía difícil evadir la visita. Es más, un amigo del pueblo llevaba allí viviendo un tiempo y le había prometido mucho tiempo atrás una visita. Ahora por fin podía cumplir mis promesas.

Fuimos por la autovía que es paralela a la costa y me impresionó cómo tras abandonar los montes y la orografía complicada el paisaje cambió. Había curvas sinuosas y aún la orografía de la Cordillera Penibética se sentían con fuerza pero el color de la tierra cambió a tonos más amarillentos y la vegetación comenzó a ralear sobremanera. Los pueblos rodeados perfectamente por hectáreas de invernaderos también es algo sorprendente.

Llegamos a la caída de la tarde, con buena temperatura y un viento húmedo característico de las ciudades costeras. Fue emocionante el reencuentro con mi colega, pues hacía mucho que no lo veía, como unos cinco años o más. Nos pusimos al día y hablamos de muchas ideas y proyectos y de cómo veía la situación de la ciudad y del sentir andaluz de la provincia. Paseos por la playa del Zapillo y comidas en los chiringuitos y admirar ese anden elevado que llega justo a nivel de la playa: el Cable Inglés.

Hubo varios paseos por el casco antiguo que no parece muy antiguo ni muy grande pero sí que puedes ver por aquí y por allá la insignia del Sol de Portocarrero. La catedral me pareció más bien pequeña pero las palmeras le daban un buen ambiente al parque y la plaza que contiene al ayuntamiento me dio una esencia melancólica de tiempos antiguos donde todo era algo más sencillo.

También me fue emotivo encontrar la estatua del presidente Salmerón, como si estuviese caminando ensimismado y el encuentro con la otra estatua de John Lennon componiendo alguna melodía mientras se relajaba en Almería. Impactado quedé en la visita a los refugios antiaéreos de la Guerra Civil, escuchar relatos de gente que había vivido ese terror, de los testimonios de la crueldad del bando nacional de La Desbandá, los grabados de los aviones hechos por niños asustados, el olvido que ha tenido esta gente ante uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil. No es volver a abrir heridas, es poner en su justa medida lo que pasó, en homenajear a gente que fue repudiada desde el fin de la guerra y restañar heridas aún abiertas. Frío me dejó.

Tampoco podía obviar la visita a la Alcazaba, con ese muro que une al cerro de San Cristóbal con esa muralla. La Alcazaba tiene unos jardines muy bien cuidados, da gusto pasear por ella y visitar los edificios que contiene, penetrar en la cisterna y ver la zona musulmana y la posterior zona cristiana y admirar una panorámica de la ciudad impresionante.

Una buena visita, un buen reencuentro, un momento para completar mi idea de visitar las capitales andaluzas y un motivo para volver y visitar la provincia.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Diario de Viaje: Armilla (Septiembre de 2019)

Había un curso sobre unas técnicas que tenía que aprender en el trabajo y era en una localidad muy cercana a Granada, por lo que no me podía negar y tenía doble motivación para bajar a Andalucía. Lo hice por la A4 y después desviándome por la carretera que atraviesa la provincia de Jaén. El paijase montañoso es impresionante y los gigantescos olivares crean una atmósfera especial. Vueltas y revueltas hasta llegar a Granada, se nota la saturación de tráfico y al punto llegar al hotel.

Lo bueno que muy cerca estaba una parada del tranvía y se podía ir a la capital en un periquete. Armilla se nota que ha crecido a la sombra de la capital, como buena ciudad dormitorio. Un enorme centro comercial y mirando al sur Sierra Nevada le dejan un hermoso paraje. Recorrí alguna gran avenida y callejée brevemente para llegar al centro donde se impartía el curso, con muy buena gente y con ganas de aprender al máximo.

sábado, 31 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Las Ventas con Peña Aguilera (Agosto de 2019)

El siguiente fin de semana a las cortas e intensas vacaciones de agosto tuvo un buen colofón. Acercarse a los Montes de Toledo siempre lo es. 

Primero fuimos al embalse de la Torre de Abraham, que esto ya es entrar en la provincia de Ciudad Real. Había verde, e hicimos una caminata por un sendero que entraba y salía de un bosquecillo que seguía al río. El castillo, por desgracia, está casi derruido y quedan solo algunas paredes. Pero mereció la pena la caminata y más cuando te acercas al centro de interpretación, pues hay caminos de madera elevados que te llevan a observar la fauna y flora del lugar, justo sobre el río Bullaque. Lo loco es que estando solos ya nos regañaron por tener a la perra suelta.

El pueblo es muy alargado y se nota que es la unión de dos antiguas poblaciones, muy cercanas, sí, pero lo suficientemente alejadas para dar esa perspectiva que la población es pequeña pero tardas tiempo en recorrerla. Callejas silenciosas con grandes peñas casi en todos los rincones, como que no las movieron cuando edificaron las casas más alejadas de la carretera y a lo lejos siempre se divisa un monte con el típico y blanco molino de la región.

Paramos en un bar a tapear y fue un gran acierto porque la carne de monte está exquisita y muy bien adobada.

domingo, 25 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Zamora (Agosto de 2019)

Todo lo bueno dura poco, y las vacaciones, si bien intensas, tocaban a su fin. Sin embargo, para aprovechar al máximo tocó desviarse hasta Zamora y aprovechar la oportunidad de estar cerca para poder visitarla.

Intentamos aparcar un poco antes del casco histórico para no complicarnos la vida buscando lugar. Lo bueno que con un poco de caminata llegamos frente a las antiguas y blanquecinas murallas y enfilamos directamente hacia la plaza del ayuntamiento, bien amplia y con la vieja casa de gobierno presidiendo todo. Nos sentamos a comer viendo el panorama de la iglesia de San Juan, achaparrada y de influjos románicos con el curioso monumento a Merlú, clara indicación de la pasión de la ciudad por su Semana Santa.

Tras comer caminamos bajo el sol por las tranquilas calles del casco y pudimos ver la estatua a Viriato, que aún sigue teniendo fuerte influencia en la idiosincrasia zamorana. Y ya vimos los atisbos de lugares religiosos que se confunden con las antiguas casas de piedra al pasar por los conventos del Corpus Chisti y las Clarisas del Tránsito. El siguiente punto de observación también fue religioso: la iglesia de San Pedro y San Ildefonso y eso nos llevó, comprando un helado antes, hasta la famosa catedral de Zamora, con su alto pórtico y el ancho campanario de aspecto románico, con más ventanas (más cerca del cielo) a cada nivel superior.

Nos quedamos a descansar en el tranquilo parque que hay al lado, intentando tomar la tranquilidad de la ciudad y descansar un rato a las horas de la siesta. La vista de lo que queda del castillo nos acompañó todo el rato y ya con energías salimos por la pequeña Puerta del Obispo. Ahí paseamos un rato por el río Duero hasta ver el largo Puente de Piedra y una vez ahí callejeamos un poco para volver a la Plaza Mayor. 

Desde ahí paramos en un supermercado para tener algo que comer cuando llegásemos a casa y enfilamos el camino de vuelta.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Galende (Agosto de 2019)

Poco hicimos en el núcleo poblacional principal de la zona, lo más comprar comida para pasar los días en San Martín y almorzar productos típicos de la región. Las callejas muy estrechas y había como un desnivel que te llevaba al centro del pueblo, pero poco nos separamos de la carretera. Eso sí, varios bares y restaurantes y todo con casas bajas de piedra con balcones de madera que generan un voladizo para caminar por la calle tranquilamente.

martes, 20 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Vigo / Vigu en Galende (Agosto de 2019)

Ese día intentamos hacer una caminata tranquila. Evidentemente, no fue así. Empezamos a ver muchos senderos rurales que conectan sin necesidad de carretera los diferentes lugares o parroquias (o la subdivisión zamorana que sea) del mismo municipio.

Un paseo envueltos en color verde, con mucha vegetación que llegaba pronto, o sea, no había sembradíos ni cosas por el estilo y comenzabas ya a la sombra la caminata. En cierto momento, eso sí, encontramos unos bidones gigantes y no supimos para qué los iban a usar. Casi media hora después llegamos a Vigo (no confundir con la ciudad gallega, je) y descubrimos que el claxon que escuchábamos por la mañana que iba de aquí para allá era una furgoneta vendiendo pan. Y se metía por callejuelas que tú ni te atreverías a avistarlas.

Fuimos al barrio de arriba, que queda encajonado en el valle que genera el arroyo de la Forcadura y es espectacular los caminos que aparecen y te llevan bien arriba. Ahí había un puentecito bastante antiguo y la diminuta ermita de Nuestra Señora de Gracias. Había casas bien tranquilas con su montón de leña para el inminente otoño. El barrio de abajo es como que forma un triángulo y en cada vértice se acumula mayor cantidad de casas. Al menos esa fue la impresión que me dio. La apariencia era de casas algo reformadas para pasar los veranos y de repente una multitud de lugareños dejó la parroqua de San Miguel Arcángel y las calles estrechas se atestaron.

sábado, 17 de octubre de 2020

Diario de Viaje: San Martín de Castañeda / Samartín de Castañeda en Galende (Agosto de 2019)

Tras la larga visita en Puebla tocaba ir hacia el apartahotel que teníamos reservado. Escogimos un buen lugar, porque tocaba ascenso y, por tanto, más vegetación (aunque es diferente a la gallega). Carretera algo zigzagueante para llegar a San Martín de Castañeda, ahí arracimado en la sinuosa carretera pero enclavado en un verde paraje que te hace querer mirarlo mucho tiempo.

Lo bueno es que si caminas un poco tienes unas vistas del imponente Lago de Sanabria, con sus leyendas y su truculento pasado de inundiaciones y muertes que te cuentan los lugareños. Hay playas grandes muy concurridas pero si miras bien y te guías de algunos consejos puedes bajar hasta la playa de los Frailes que casi siempre está desierta y te puedes pegar un chapuzón en las frías aguas del lugar. Eso sí, guárdate en la bajada de las zonas más boscosas repletas de mosquitos.

Cerca del monasterio cisterciense puedes encontrar una fuente pública con agua de manantial, de las más ricas que he probado nunca, sinceramente. Por otro lado, si decides seguir subiendo tienes vistas cada vez más espectaculares y ves las montañas lejanas por todos lados. Estás como en un cuento de fantasía. Llegando a la laguna de los Peces puedes iniciar varios senderos donde te vas quedando solo y únicamente escuchas el fuerte y frío viento del lugar. Al llegar a la laguna de Cubillas ves los restos de chozos de pastores en una vegetación cada vez más rala, que se usaban para guarecerse en días fríos o largas noches. Te empiezas a imaginar viviendo ahí desconectado de todo, con tiempo para reflexionar sobre tu vida, el mundo, o sobre las leyendas y dialectos de la zona. Como detalle, por aquí y por allá había columnitas de piedras, quizás hechas por turistas pero te gusta pensar que son centenarias y las hicieron en antiguos rituales paganos en una religión casi olvidada y ya muy mezclada con elementos cristianos.

viernes, 16 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Puebla de Sanabria / La Viella (Agosto de 2019)

Las vacaciones buenas eran las de antes, esas de tres meses. Ahora, ya adulto, tienes que economizar un pequeño número de días de descanso. Así que vuelta al interior, ver cómo el verde va decayendo y la exhuberancia deja paso al ralo. Pero ojo, el lugar al que fuimos tampoco era un desierto pero todo comparado con Galicia es como más seco.

La Puebla es un lugar impresionante, vives en una aventura medieval, y más cuando justo acudes en las fechas en las que hay una feria de aquella época. Lo primero que observas es que en un montículo hay fortificaciones seculares, muralla y castillo. Todo de piedra, todo con tejados de pizarra y en buen ángulo para mitigar las nevadas invernales, supongo. El ancho y claro río Tera da la bienvenida a bajarse hasta él, con unos prados para descansar enormes y darse una zambullida, aunque cerca del puente daba la impresión que no era muy profundo y que incluso en agosto debía estar frías sus aguas. En el caso antiguo la arquitectura es la típica del norte, finas columnas que soportan edificios de estrechas ventanas y vigas de madera por doquier. En la plaza de armas paramos para comprar algo de comer y recuperar energías y seguir recorriendo empinadas calles donde los puestos de la feria y la gente hacían que te parases a dar todo detalle de lo que veías.

No entré en el castillo de los Condes de Benavente, pero me dio la impresión que era un edificio pequeño, no muy alto pero de gruesos muros. Al lado, casi codo con codo, estaba la iglesia de Santa María del Azogue (esta de aspecto bastante medieval) y la ermita de San Cayetano, generando una placita muy concurrida. En la plaza del ayuntamiento se daban los mayores fastos y desfiles del momento y podías observar balcones de madera y vegetación. Y sí, da algo de alegría entre tanta piedra observar algo de verde. Por esa calle principal encuentras una puerta amurallada, como que daba paso antiguamente a las gentes del lugar y que cuenta con dragones como caños de lluvia.

Una experiencia genial. Con ganas de volver a ir.

martes, 13 de octubre de 2020

Diario de Viaje: A Praia en La Guardia (Agosto de 2019)

Caminar y caminar por un paseo que abandonaba A Guarda y empezaba a bordear el monte, dejándolo atrás y avanzando hacia la confluencia del Miño con el océano. Una desembocadura compartida por dos países y con un buen sol (atrás quedaron las nubes plomizas) que hacía que te desviases del sendero de piedra y madera y fueses hacia unas rocas a disfrutar del oleaje. La perra, empecinada, quería beber agua y como era salada se arrepentía. Pero no aprendía la lección e iba hacia otro charco.

Con los pasos llegamos hasta una zona más verde, más llena de pinos y que te hacían resguardarte del calor. Algunas casas nos saludaron, muchas tipo caserón con patios inmensos, a saber qué familias las habitaban. Y también vimos algunos edificios más turísticos: el sempiterno hotel y una tapería en la que nos hartamos de comer. Avanzamos un poco más por lo verde, remontando el Miño, hasta que la densidad de turistas bajó a algo aceptable. Descansamos un poco y acumulamos energías para volver al coche y de ahí al hotel.

lunes, 12 de octubre de 2020

Diario de Viaje: La Guardia/A Guarda (Agosto de 2019)

Atravesando varios lugares en coche llegamos hasta la misma desembocadura del río Miño. Intentando aparcar llegamos justo hasta el paseo marítimo. Menos mal que era temprano y aún había sitio. A Guarda tiene una pinta espectacular, el océano Atlántico por un lado y el verde monte Santa Trega con lo que supongo que son los restos de un castro (no subimos, ya quedé sin energía y queda como cosa a hacer para el futuro) dejan una localidad con edificios altos y muy estrechos y que vive de cara al mar, como no podía ser de otra manera.

Caminamos por el paseo marítimo en un día algo nublado aunque después se despejó y llegamos hasta unas rocas gigantes y nos paramos a recargar las baterías con la brisa salada, el sonido del oleaje y un caliente mate. Tras esto paseamos por el museo del Mar que parece un antiguo fuerte reacondicionado para cosas menos bélicas. Había bastantes murales y parques de juegos infantiles, o sea, es un pueblo animado que se mueve para todos sus habitantes. Estaban las típicas casonas gigantes con jardín y todo y algunos restaurantes con los menús típicos de la zona. Y el embarcadero atesoraba naves de distintas banderas.

sábado, 10 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Randufe en Tui (Agosto de 2019)

A la tarde, a pesar de haber caminado bastante nos dirigimos a las inmediaciones de Casas Novas, pues ahí está una de las entradas principales al impresionante monte Aloia. En primer lugar nos metimos en un pequeño sendero bastante boscoso con algunos estanques y asientos para relajarse pero pronto nos desviamos de los caminos principales y nos adentramos en varios cortafuegos para ascender en medio de la naturaleza hasta la parte superior del monte.

La vegetación creaba sombras impresionantes, que inspiraban tranquilidad y había multitud de especies en el bosque, cosa que te hace confiar que es un bosque natural y que lleva a salvo muchas décadas. Finalmente, cerca del mirador celta atisbamos un paisaje espectacular y verde que se extendía hacia la vecina Portugal. Muchas pequeñas localidades arracimadas en las laderas y aerogeneradores me hicieron reflexionar sobre transición energética y que la Pensínsula Ibérica aún tiene que apostar mucho más.

Ya atardeciendo atravesamos varios lugares para intentar llegar cuanto antes al coche, incluso pasamos cerca de un lugar de apicultura con prisa y algo de susto. Llegamos al centro de interpretación pero estaba vallado y tuvimos que rodearlo. Tras eso, al hotel.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Diario de Viaje: A Gándara en Tuy (Agosto de 2019)

Justo en frente del hotel estaba este lugar perteneciente a la parroquia de Guillarei. Paseando la perra vimos solo fábricas de mármol o granito, no recuerdo. Pero había bastantes. Sin embargo, se iniciaba un bonito sendero en el bosque húmedo donde pastaban algunos caballos. A la vuelta vimos una casa que siempre estaba de fiesta.

domingo, 4 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Guillarey/Guillarei en Tuy (Agosto de 2019)

El hotel donde nos alojábamos no estaba en la propia Tuy, aunque sí muy cerca. Poco pudimos recorrer de Guillarey porque el centro estaba algo lejos y como mucho caminamos algo por la carretera que nos llevaba a la ciudad. Algunas farmacias, varios talleres y tráfico que no era poco.

Casi toda la estancia la pasamos en el hotel para descansar en la bañera con hidromasaje y comiendo bastante en el restaurante del lugar. La habitación daba al monte Aloia, muy verde y que parecía bastante cercano, así que decidimos acumular algo de energía y darnos un paseo por allí.

viernes, 2 de octubre de 2020

Diario de Viaje: Tuy/Tui (Agosto de 2019)

Segunda parada importante de nuestras vacaciones gallegas. Dejamos ya la provincia de Ourense y pasamos a la de Pontevedra, yendo por la autovía atravesando lugares boscosos y con embalses por todos lados. Esto para un andaluz es ya de por sí impactante. Nuestros pasos nos dejaron cerca del hotel pero para ajustas la hora de entrada convenía pasar el día en la cercana Tuy.

Con algo más de temperatura y sol con respecto Allariz, Tuy tiene unas vistas muy hermosas, con Portugal al otro lado del río Miño. Primero pasamos por la Igrexa de Santo Domingo, que me dio la impresión de que es reciente pero usaron técnicas (o imitación) propias de la Edad Media. Justo detrás empiezan las buenas vistas con el Parque da Alameda, donde se divisa en forma de colinas el casco histórico de la ciudad y el río.

Pronto pasas a los barrios más antiguos, con las calles hechas de grandes losas de piedra y las casas algo más bajas, de piedra también, pero con menos balcones y ventanas más grandes y cuadradas. Impresiona la cantidad de albergues para los que hacen el Camino de Santiago, se nota que es un atractivo turístico brutal. Antes de acercarnos a la catedral nos quedamos mirando el paisaje en el Miradoiro Praza da Estrela, donde puedes ver en primer plano las instalaciones náuticas. Por otro lado, la catedral de Santa María es pequeña y tiene forma de castillo o fortaleza por sus almenas. Pero es muy bonito el gran arco ojival que hay en su entrada principal. Ahí la zona está llena de bares y pubs muy alternativos, parece que la movida es diferente, menos tradicional. Eso sí, aún quedan restaurantes tradicionales para los turistas al lado de la sede del Concello y te puedes atiborrar a zamburiñas.

Tras pasear un poco más nos acercanos con poco éxito al Regato Cotarel y empezamos a acercarnos, a pesar del fuerte calor, al paseo fluvial. Lo bueno que estaba todo tranquilo y pudimos hacer el cafre con el gran tobogán (hasta la perra se atrevió) y poder deleitarse con las riberas del Miño. Llegando a la comandancia naval tocaba volver al coche para poder descansar tranquilamente en el hotel.

jueves, 1 de octubre de 2020

Diario de Viaje: A Acea de Meire en Allariz (Agosto de 2019)

Cerrando el círculo para llegar al coche. Una vez atravesado el río Arnoia tocaba seguir el sendero pero la sorpresa fue que muchas partes del sendero (marcado, por supuesto) tenían echados alambrados para contener al ganado. Es muy loco que ignoren por completo que los pasos de senderismo están ahí por algo, incluso hay algunas triquiñuelas para que valles todo y dejes una especie de puerta que solo puedan cruzarlo las personas. Pero para más complicación, ¡el alambrado estaba electrificado!

Dar media vuelta no era opción, así que me llevé algún que otro chispazo. No era muy fuerte pero la sensación era poco agradable. Por suerte pudimos atravesar todo sin apenas problemas y nos metimos a callejear. Son casas más modernas, de un piso o dos, todo muy tranquilo y con ese aire arquitectónico que no puedo definir pero creo que es esencial en Galicia. Cuando llegamos cerca de la carretera nos internamos en otro sendero que estaba poco cuidado, lleno de malas hierbas, pero que te dejaba de nuevo en Valverde, al lado del coche. Cruzar entre muros de piedras para ver a lo lejos el coche. Muy buena sensación.

De vuelta en Allariz había que encontrar un restaurante con la cocina abierta a esas horas. Lo logramos in extremis, incluso nos dejaron entrar al interior con la perra. Comimos como si no hubiese un mañana y los platos, típico de Galicia, eran más que generosos.

martes, 29 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Desder en Allariz (Agosto de 2019)

 En Google Maps aparece como una calle de Paciños pero juro que vi la señalética de la Xunta indicando que era una nueva parroquia. Eso sí, bastante pequeña y casi unida a Paciños. Algunas casas de varias plantas y un rico olor de algo que se estaba cocinando para el inminente almuerzo.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Paciños en Allariz (Agosto de 2019)

 Pues casi inmediatamente de abandonar Requeixo entras en Paciños. Es algo loco que esto sean parroquias diferentes unas de otras si apenas están alejadas entre sí. Entiendo si hay orografía complicada o una separación de algo más de un par de kilómetros pero esto ya me pierde.

Las casas eran ya más grandes, con espacios para huertas. Daba impresión que era más nueva, no un núcleo poblacional como se lo entiende, sino una zona de huertas o estilo casas de campo. La vegetación escaseaba y había bastantes hórreos nuevos, como en un intento de conservar las antiguas tradiciones.

Cruzar la carretera para volver a adentrarte en la naturaleza y llegar a las puertas del Ecoespacio O Rexo, aunque estaba cerrado. No importa, puesto que al lado hay como un bosquecillo con algunos árboles pintados de colores, y te haces una idea de cómo ha de ser el interior. Antes de cruzar el río Arnoia un burro se acercó a nosotros para investigarnos. La verdad que este ejemplar era enorme.

El puentecito parece improvisado, es de pilares de piedra con lajas como pasillo. Te quedas ahí y ves el ancho río todo techado de verde. Como es poco profundo ves que es bastante claro y nos sentamos un momento a comer fruta para intentar finalizar con algo de energías el camino de vuelta.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Requejo de Valverde/Requeixo de Valverde en Allariz (Agosto de 2019)

 Saliendo del bosquecillo tras una buena caminata llegamos a esta diminuta población. El sol volvía a bañarte y empezabas a sentir el calor. El tema era que las indicaciones del sendero empezaban a ser aún más confusas y la vuelta al coche se iba a complicar un poco. Tranquilidad, pues había algo de comida en las mochilas.

Requeixo tiene pocas calles y mezcla casas construidas hace poco con casonas bajas de piedra. Quizás aquellas son la reconstrucción tras heredar en solar donde tu familia se crió. Eso sí, el ambiente tranquilo y relajado hace que te pares a intentar descubrir unos detalles, como los famosos hórreos y algunas columnas con cruces que tendrán algunos siglos de existencia. Las calles siguen siendo estrechas, y más cuando pasan todoterrenos, se nota que el trazado nunca fue pensado para coches gigantes.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Valverde en Allariz (Agosto de 2019)

 Al día siguiente de nuestra aventura por el río Sil tocó quedarse un poco más cerca de Allariz. Habíamos pasado por la oficina de turismo, luego había oportunidad de conocer la zona con más detalle.

Unos minutos en coche nos dejó a la entrada de Valverde. Casas bajas, de piedra gruesa y con rincones donde ya estaban acumulando leña para el otoño que aún se veía lejano. Se nota que es una zona más rural porque había algunos tractores y aperos de labranza sobre las paredes de algunas casas. Algunos perros intentaron ladrar a Midna y recibimos algunas miradas extrañadas de quiénes éramos y qué hacíamos allí. Pues lo de siempre, turismo por zonas tranquilas y mucho senderismo. La idea era caminar un circuito cerrado que cruzaba el arroyo Corga da Padela y que ponía límite la autovía de las Rías Baixas. Según la señalización y las indicaciones eran alrededor de 5 km, pero empezamos a ver hitos de 12, 13... km, cosa preocupante porque estábamos preparados para un recorrido corto.

El lugar, como siempre, impresionante. Un sendero entre bosque y helechales, con muchos mosquitos, eso sí. A veces tuvimos que subirnos a un murete para sortear zonas enfangadas pero el trayecto fue sencillo, escuchabas el tráfico algo lejano pero las vistas de naturaleza eran de lo mejor.

martes, 22 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Portela en Parada de Sil (Agosto de 2019)

 Bordeando el boscoso soto del Sil nos pilló un chaparrón de verdad, la idea de volver a Parada de Sil por el Balcón de Madrid fue descartada. La perra nos miraba desconcertada porque quería seguir y nosotros íbamos lentos por la lluvia. Ya las energías enflaquecían. Pero las vistas eran impresionantes, de vez en cuando podías ver el muro que tenías al otro lado del río, el bosque con distintos tipos de árboles y piedras musgosas por doquier. Una experiencia maravillosa, aunque cansó.

Llegamos hasta el puentecito que pasa sobre el Regato de Portela y decidimos ir a la carretera y volver de forma más directa a Parada de Sil. Portela digamos que son algunas casas arracimadas alrededor de una calle, todo parecía precario e improvisado, como si nadie los molestase en largos espacios de tiempo. Hubo un susto porque alguien se metió por la calle equivocado y casi atropella a la perra. Aparte, la calle era bien estrecha y no podía dar media vuelta, así que las maniobras marcha atrás nos dejaron bastante asombrados de la cabezonería del ser humano.

Ya cerca de la carretera paramos junto a la Ermida de Santo Antonio pequeña pero rodeada de árbones. Tiene un porche antes de la entrada principal pero estaba cerrado, así que no podíamos protegernos de los chubascos que se daban de vez en cuando. Con mucho cansancio llegamos al coche, ahora tocaba volver por un atajo que nos dio más quebraderos de cabeza que certezas atravesando pequeñas poblaciones de calles estrechas y giros imposibles.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Castro en Parada de Sil (Agosto de 2019)

 Continuamos el sendero, en un día cada vez más lluvioso. El suelo comenzaba a embarrarse y el calor de la mañana ya no estaba. Eso sí, la caminata por un sendero estrecho, rodeado por pequeños muros de piedra a ambos lados cubiertos de musgo, los helechales más allá, la arboleda cubriéndolo todo y algunas desviaciones a saber dónde creaban una atmósfera impresionante. Como si estuviese en algún cuento de fantasía dirigiéndome a algún reino antaño olvidado.

Llegar a Castro, con su carreterita asfaltada, es como que te pincha el globo de las ensoñaciones. Pero por poco tiempo. Hay muchas casas bajas de sillares gruesos que parecen abandonadas, hay otras casas muy refaccionadas, con sus piscinitas y jardines que seguro que se habitan en los meses de verano cuando los que nacieron aquí vuelven las semanas de vacaciones que les dan en las grandes ciudades. Incluso había una fuente de agua muy clara, emanando quizás de las aguas subterráneas que se acumulan en los montes que encajonan el lugar.

Hay como un campamento cercano, A Mirada Máxica, al que puedes acceder por cierto lugar para llegar a un mirador donde volver a contemplar el cañón del Sil. Impresionante y ventoso, con un paisaje impresionante y los mismos barquitos con turistas recorriendo una y otra vez. Hay incluso una pasarela para hacer la experiencia más intensa. ¡Cuidado con vuestras gorras!

A unos cientos de metros puedes llegar al Castro da Cividá, aunque los restos a mi juicio no están bien conservados y los muros pequeños están casi todos cubieros de maleza. Pero te da tiempo para pensar en la cultura celta que ha permeado el lugar incluso hasta día de hoy y que los antiguos habitantes del lugar sabían elegir las ubicaciones perfectamente, para maravillarse del paisaje cada vez que se despertaran.

Descendiendo hacia el río y serpenteando en varios senderos llegar al monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, totalmente restaurado y con un aire románico impresionante. Los juegos de sombra y la poca luz que atraviesa genera un ambiente de silencio y recogimiento. Las representaciones de obispos o santos generan un ambiente mítico medieval y los alrededores boscosos y empinados te dejan boquiabierto. Incluso había un grueso árbol con un pequeño santo (San Benito) en uno de sus huecos con varias plegarias y exvotos. Impresionante.

Almorzamos unas ricas empanadas gallegas (cómo no, alargando el tópico) cerca del abierto claustro del monasterio y así poder deleitar el paladar y la vista para inmediatamente seguir bajando hasta la ribera del Sil.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Chamoso en Parada de Sil (Agosto de 2019)

 Es muy curioso que den como parroquia a este lugar, quizás es una zona y no una parroquia (o como se llamen las subdivisiones de un concello) o lo fue y ahora está completamente abandonada. Pero es muy curioso que vas caminando en el bosque, siguiendo las señales del sendero y de repente estás rodeado de dos o tres casonas gigantes. Eso sí, abandonadas y casi derruidas. Impresionaba el lugar porque no sabías cuánto tiempo estaría eso abandonado ni cómo fue el proceso de despoblamiento. O si era una finca o algo similar que terminó siendo cerrada por poca productividad. Es como una metáfora que si el humano deja de inmiscuirse la naturaleza rápido reclama el lugar que cedió.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Parada de Sil (Agosto de 2019)

 Al día siguiente de llegar a Allariz tocó hacer ruta de senderismo. En total fueron bastantes kilómetros, con lluvias incluidas. Lo curioso fue ir en esas estrechas carreteras sinuosas desde Allariz hasta Parada de Sil. Llegó un momento que era una carreterita en ascenso tras una curva impresionante, es para conductores experimentados. Lo bueno que te lleva por alejadas parroquias que se comunican con esas carreteras perdidas por caminos de tierra. Eso es estar alejado de todo.

Entre nubes y curvas cada vez era todo más verde, más neblinoso. Y llegamos al pueblo con algo de sol. Sorprendido por algunas pequeñas esculturas religiosas y varias casas de piedra que llevaban hasta una extensión que creo que tenía un polideportivo (o un campo de fútbol, no sé, creo que me dio esa impresión) al lado del coqueto Foxo de cabrita. A unos pocos metros toca una vista impresionante: el Balcón de Madrid. Es una maravilla de verde y paredes escarpadas hasta un muy azul río Sil. Incluso ahí al fondo se veían unos barcos con turistas, lo que me hace pensar que las vistas desde ahí también han de ser espectaculares.

Desde el balcón, mientras se tomaban unos buenos mates para ir entrando en calor, veías el hermoso paisaje de enfrente, una Ribeira Sacra con el santuario de Nosa Sra. das Cadeiras y varios pueblecitos por aquí y por allá. Un lugar espectacular en el que tienes que estar un rato largo para saborear todos los detalles.

Deshaciendo camino volvimos al pueblo y llegamos hasta el Concello. Ahí, comimos unos bocadillos cerca del arroyo Regato Dos Gavias y nos internamos en un sendero que estaba bordeado de muros llenos de musgo y una densidad de árboles inimaginable para alguien como yo, criado en el lejano sur.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Allariz (Agosto de 2019)

 Ya cayendo la tarde hicimos transición a lugares cada vez más montañosos, cada vez más verdes. Y es que parece mentira pero Galicia es otro mundo: las planicies castellanas áridas dejan paso a una orografía complicada donde reina la vegetación.

Llegamos y aparcamos en el amplio terreno junto al convento de Santa Clara, con la bonita iglesia de Ssn Benito, con una piedra oscurecida por las inclemencias del tiempo. Calles con grandes losas de piedra como firme, casas apretadas unas con otras de piedra, balcones y todo siempre con un cielo siempre algo nublado. Caminar hasta la igrexa de Santiago y pensar que desde los tiempos medievales esta zona apenas ha debido cambiar, puesto que las plazas siguen siendo de piedra y bastante pequeñas. Comimos quesos de la zona y vinos de la comarca, aunque nos costó desentrañar el acento gallego del lugar (ojo, tengo varios amigos gallegos de la costa y su acento puedo entenderlo).

También logramos subir al Monte do Castelo, con pocos restos de la fortificación y con una gigantesca bandera gallega ondeando de manera imponente (había varias casas, cerca de la sede del BNG haciendo gala de la enseña independentista). Ver la panorámica del lugar es hermoso, la ciudad en sí o los verdes montes que encajonan el lugar, un rincón maravilloso.

De ahí al Ponte de Vilanova. Creo que es romano pero llegar a él entre tanta piedra y pasar a ver al limpio río Arnoia (había incluso niños bañándose y disfrutando) junto a la amplia alameda hace que el relax llene todos los poros de tu cuerpo y disfrutes de ese lugar como nunca. Que quieras visitarlo una y otra vez. Llegamos a comprar algunos souvenires y visitar la oficina de turismo. No entramos en el Festival Internacional de Xardíns pero nos pudimos asomar un rato antes de seguir paseando.

Caminando por el río llegas a la playa fluvial Acearrica, que más que playa es como un extenso prado donde te puedes sentar y escuchar el río desde algunos impetuosos azudes.

Recuerdo también un festival de músicas del mundo junto a la iglesia de San Benito, el buen humor de los comercios del lugar, tener que ir corriendo a comprarme ropa porque pensaba que no iba a refrescar tanto por la noche, rincones con moho que te hacían fantasear e incluso una culebrilla intentando huir ante nuestra presencia.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Tordesillas (Agosto de 2019)

Por fin iniciamos el corto pero intenso viaje de vacaciones. Con tal calor lo normal es tirar hacia el norte, así que temprano con el coche bordeamos Madrid y atravesamos la sierra bajo la imponente cruz del Valle de los Caídos, de tan infaustas connotaciones. Inmersos en Castilla y León, con sus pequeños pueblos en llanuras inmensas llegamos hasta el río Duero, momento para hacer una parada para descansar y almorzar el famoso lechazo castellano, bastante rico y llenativo. Es algo que no puedes obviar. La parada fue en Tordesillas, que tiene unas vistas desde el puente magníficas, con los palacetes renacentistas de las Casas del Tratado y la iglesia-museo de San Antolín.

Recorrimos un poco por la blanca muralla de la ciudad y nos internamos en el centro, hasta llegar a la cuadrada plaza mayor, donde había cartelería a favor de su sangrienta festividad del Toro de la Vega. Las calles estaban bien calmas, con varios turistas, pero con sitio para poder caminar con tranquilidad hasta la iglesia de San Pedro, de aspecto gótico y una placita donde poder sentarse a tomarse un pequeño respiro antes de acercanos de nuevo al río Duero y divisar toda la zona antes de maravillarse por la entrada del monasterio de Santa Clara. Un pequeño paseo por el parque de Doña Juana antes de meterse en el coche y seguir rumbo a Galicia.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Parla (Agosto de 2018)

 Una ciudad a la que he ido varias veces, aunque solo a sus afueras para repostar o dar una vueltecita. Muchos bloques de edificios y pocos parques es lo que más me quedó en la memoria. Sábanas colgadas en los balcones, como las banderas que cantaban los clásicos rockeros españoles. Muchos edificios bastante antiguos y todo muy apelotonado entre sí.

Las iglesias con la arquitectura típica con ese pico de pizarra en los campanarios y un bulevar bastante amplio cercano a la estación central de cercanías. Un poco de callejeo nos llevó hasta la plaza de Argentina, no muy verde, con casas ya más amplias, indicando otro tipo de barrio. Una buena vuelta, con algunos sustos de conductores alocados en las rotondas hasta la zona del parque del Universo y la ciudad deportiva.

No sé, a pesar de que había zonas muy espaciosas me dio la sensación de opresión, como que ha crecido mucho en poco tiempo y el caos ha afectado incluso a la manera de moverse por la ciudad.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Diario de Viaje: Hormigos (Agosto de 2019)

 El calor del verano se mitiga con agua. Y mejor si es agua de río. Mira que muy pocas veces lo hice, sobre todo en Andalucía con ríos de bajo caudal y bien turbios. Lo bueno de esta zona es que el río Alberche, con sus idas y venidas, logra generar lugares espectaculares de aguas cristalinas y muy frescas. Eso sí, hay que estar atento a los avisos porque a veces baja con una población bacterial que puede traer problemas.

Evidentemente, del pueblo en sí, no puedo hablar mucho, ya que lo recorrimos en coche. Una plaza, la consabida y gigante bandera española y casitas bajas. Pronto llegamos a un largo camino de tierra que termina en bajada, dejándote con la opción de hacer un poco de senderismo o de acercarte al río. Si bien había gente no está tan saturado como en las inmediaciones de Escalona.

Agua fresca, con árboles y vegetación partiendo el río en varios brazos que pueden ser recorridos sin problema y con la posibilidad de llevar a tu mascota. Mira que Midna no es de agua pero como fuimos con dos conocidos con perros al final se lanzaba y nadaba, aunque con bastante estrés y terminaba corriendo de aquí para allá y cavando todo lo que se encontraba. La comida enlatada y una buena charla entre chapuzón y chapuzón. Unos buenos momentos.

lunes, 31 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Madrigal de la Vera (Julio de 2019)

 Buscando donde remojarnos tras el intento fallido en Candeleda nos acercamos hasta la vecina Extremadura. Apenas entramos en el pueblo, solo un barrio con casas comunes quizás diseñadas para la temporada estival y nos dirigimos hacia la Garganta de Alardos, que tiene un imponente puente romano de un único arco, muy alto.

De nuevo, la piscina natural no permitía la entrada de mascotas, cosa que ya uno empieza a aceptar que tienes accesos limitados. Sin embargo, debajo del puente de la carretera ya no era jurisdicción de los que custodiaban el lugar de baño. Al menos es lo que nos confirmaron estos. El agua era cristalina, lo típico de estos lares, aunque el nivel era bastante bajo y tenías que tumbarte para poder remojarte entero.

Unos bocadillos y de vuelta a casa. Primera visita a esta comunidad autónoma fugaz.

domingo, 30 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Candeleda (Julio de 2019)

 Ya que estábamos en Gredos, y habiendo escuchado tanto sobre esta localidad, no tuvimos más opción que coger el coche y acercarse. El camino desde Arenas de San Pedro da la impresión que te aleja de las elevaciones (incluso el ancho de la carretera mejora) y se ven con mayor claridad las llanuras.

Con el calor que había no nos dio para recorrer el casco histórico, con sus casas de vigas de madera. Íbamos a lo típico, a encontrar una poza y darnos un chapuzón. Lo que pasa es que las pozas más cercanas y más grandes, donde se ve la sierra con una pinta espectacular, no debajan la entrada de animales.

Así que compramos unas ricas empanadas y nos las comimos sentados cerca del puente viejo de la Garganta de Santa María e iniciamos el camino hacia Extremadura.

sábado, 29 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Guisando (Julio de 2019)

 Un pueblecito que está ya en ascenso, enclavado en la Sierra de Gredos. Primero de todo aparcamos el coche en las piscinas naturales del río Pelayos y tomamos un camino que iba remontando el río. En cierto momento puedes encontrar huecos entre la maleza que descienden hasta el río, llegando a algunas pozas de agua cristalina, redondas piedras y frescor. Un buen chapuzón veraniego alejado de tanta gente siempre viene bien. El camino no se complica mucho y te lleva hasta el campo de fútbol y el polideportivo.

Guisando está rodeado de bosques y está edificado en pendiente, incluso se ven a lo lejos las cumbres de la sierra. Un rincón maravilloso. La arquitectura no es espectacular, da la impresión que las casas antiguas fueron remplazadas por edificios para los turistas o los familiares que quisieron tener una segunda residencia en el solar familiar.

La piscina natural es un pequeño embalse que se le hace al río y si rodeas la pequeña plaza de toros llegas a unas imitaciones de los famosos toros de Guisando y de ahí a una antigua fuente con mesas de piedra que están a la sombra de pinos. Un sitio donde puedes retomar energías durante un rato para seguir la caminata.

domingo, 9 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Poyales del Hoyo (Julio de 2019)

En esta parte de Gredos poca localidad tocamos, sino más bien caminamos entre monte en senderos sinuosos que nos llevaban a lugares alejados e interesantes de recorrer. Es verdad que el calor allí, aunque hay, está bien mitigado y la cabaña en la que parábamos era fresca y a la noche podías ver las estrellas como hacía tiempo no lo hacía. Un buen lugar para descansar, para recargar energías y no preocuparse mucho de horarios ni nada por el estilo.

Fuimos dos veces a la garganta del río Arbillas. Una vez fue por abajo, atravesando un puente del siglo XVIII, creo recordar. De ahí hubo que hacer malabares y atravesar un edificio casi derruido para llegar a la piscina natural envuelta por la cascada. Un sitio espectacular, agua fría y buena sombra. Y sin la presencia de mucha gente. En verdad la gente andaba en la parte superior, a la que fuimos al día siguiente. Se forman muchas pequeñas y profundas pozas por las que poder refrescarse. Un lugar ideal y que tiene lugares para hacer caminata por el bosque

sábado, 8 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Arenas de San Pedro (Julio de 2019)

Fue una lástima que no pudiera recorrer este pueblo más a fondo, no daban los tiempos y tocó volver para reconocer más. Lo bueno es que ya vas subiendo e internándote poco a poco en la provincia de Ávila y es más verde y con vistas muy bonitas.

Caminamos por un parque y una avenida con casas ajardinadas y terminamos bordeando un pequeño arroyo (el de Avellaneda) que va de un lado del pueblo al otro, algo de naturaleza. Vi por fuera la fachada del castillo del Condestable Dávalos en el que moró el famoso Álvaro de Luna, un castillo pequeño y sobrio, pero hermoso, junto a la oficina de correos que está como edificada sobre algo histórico, al menos me dio esa impresión. No pude ver el palacio del Infante don Luis de Borbón pero ver la fachada de la parroquia de la asunción y callejear un poco a su alrededor para ver algunas casas típicas de vigas de madera gusta bastante. También vi el puente de Aquelcabos, con su aspecto medieval y que recuerda tanto a los del norte de la península. A unos metros siguiendo el río del Arenal encontramos una plaza con sombra y mucho musgo con la curiosidad que los restos del botellón previo sí estaban en bolsas y puestos en las papeleras, incluso haciendo malabares algunos de ellos.

En resumen, he de volver y ver esos farallones de la sierra cubiertos de nieve, ha de ser espectacular.

viernes, 7 de agosto de 2020

Diario de Viaje: Ramacastañas en Arenas de San Pedro (Julio de 2019)

Tocaba por fin un fin de semana para descansar y ganar batería. Y hacía tiempo que postulábamos un viaje a la Sierra de Gredos, ya por su clima, ya por descubrir más naturaleza. El primer paso fue la localidad de Ramacastañas, cercana a la famosa Cuevas del Águila.

La pedanía es pequeña, pero dio tiempo a visitar algunas casas con parras para luchar contra el calor y aperos de labranza. Las vistas a algunos montes son bastante buenas y el puente sobre el río de bajo nivel formaba parte del paisaje, al igual que la coqueta iglesia que existe.

jueves, 30 de julio de 2020

Diario de Viaje: Ruidera (Junio de 2019)

Un sábado quisimos conocer las lagunas famosas de este lugar, así que decidimos embarcarnos en el coche y darnos un chapuzón en ellas. El viaje fue algo de lío con tantas salidas y entradas a autovías y al final estaba más lejos de lo que habíamos supuesto aunque ver el paisaje y sus cambios estuvo bastante bien, atisbando sierras y lugares pintorescos con algunos molinos manchegos en la lejanía.

Del pueblo recorrimos poco, incluso tuvimos problemas para encontrar un lugar donde comer tranquilamente algo, como que el horario de cocina es medio estricto. Ojo, no es que quisiéramos desayunar a la tarde o algo por el estilo pero como que era una hora para comer y mágicamente allí se comía más tarde...

Las lagunas espectaculares, amplias y rodeadas de vegetación. Da gusto ver estos vergeles en lugares tan castigados por el sol. El problema es que quisimos caminar un rato largo por la ribera y casi todo estaba vallado o era propiedad privada, embarcadero u hotel, así que las vistas no eran buenas. Eso es lo que me dio más bronca, no el bañarse en sí o estar aislados, sino que te generan solo unos lugares para observar las lagunas y después, si quieres más, pagas. Quizás había que alejarse más para encontrar lo que buscaba pero la falta de caminos en la carretera hacía que tuviésemos que ir al arcén y eso ya, con perra, no era divertido.

Al final pudimos darnos un chapuzón para cargar baterías y refrescarse y así retomar con ganas el camino de vuelta.

jueves, 23 de julio de 2020

Diario de Viaje: Real Sitio y Villa de Aranjuez (Junio de 2019)

Pues para aliviar tensiones familiares (nunca es bueno convivir muchos bajo el mismo techo durante mucho tiempo) tocó llevar a mis padres a la cercana Aranjuez. Creo que ellos la visitaron hace muchas décadas, no recuerdo bien. Y yo, la verdad, le tenía ganas hacía tiempo, pues en mi idiosincrasia anda siempre con fuerza el legado de Alfonso XII y su gesto final de abrir el palacio a los enfermos y visitarlos por sorpresa para atender sus demandas.

Llegar es directo pero algo complicado, pues convergen varias autovías. Por suerte encontré aparcamiento, que justo tuve que hacerlo rápido y apurando para sorpresa de un incrédulo padre. Ya al momento fuimos hacia la plaza de la Constitución, con su sobrio ayuntamiento y la estatua del Rey Pacificador, que da la espalda a la plaza de abastos. De ahí vimos la gigantesca y soleada plaza de Mariblanca, con su albero y presidiéndola la iglesia de San Antonio de Padua. Supongo que antiguamente era lugar de paseo y exhibición y que ahora nota el paso del tiempo al no estar muy bien cuidada. Nos hicimos unas fotos a la entrada del jardín de Isabel II y nos encaminamos hacia la entrada del palacio, llena de personas que te sugerían que almorzases en su restaurante.

El interior del palacio combina numerosas y amplias salas decoradas con diferentes motivos, muy recargado en algunos casos (como si tuviese enredaderas o algo por el estilo) y otras ocasiones muy sobrio con esos frescos en los techos que te ayudan a lograr inspiración. O la sala al estilo árabe, en claras referencias al sur de España.

Tras eso salimos a dar unos paseos por el jardín del Parterre y el inmenso jardín de la Isla, con bonitas vistas al río Tajo y con decenas de fuentes y caminos sombreados. Creo incluso que me gustó más esta parte, donde se puede contemplar la fachada del palacio, que recorrerlo en su interior. Un lugar magnífico.

miércoles, 15 de julio de 2020

Diario de Viaje: Cuerva (Junio de 2019)

De esos pueblos de los Montes de Toledo que atraviesas para visitar otros pero nunca te paras a descubrirlo. Esta vez iba a pasar lo mismo pero el hambre apretó de tal manera que tuvimos que hacer parada en este pueblo. Y ya que comimos bocadillos de atún con tomate nada mejor que dar un paseo rápido para reconocer el lugar.

Lo primero fue atravesarlo hasta llegar a la otra punta para ver lo que queda del castillo de Peñaflor. Quedan en pie tres paredes y está en muy mal estado y eso que está a unos cientos de metros del propio pueblo y da pena que un atractivo turístico de tal calado lo tengan en esas condiciones.

Tras esto recorrimos algunas calles que mezclan las casas típicas de la zona con casas enormes y recargadas, como si fuesen segundas residencias de gente adinerada. Total, nuestros pasos nos llevaron a la iglesia de Santiago Apóstol, con su portal característico de la zona pero que está como cerca todo de una esquina y genera una atmósfera un tanto diferente y especial. En frente, cómo no, está el ayuntamiento y algunas casas con los balcones de madera, sostenidos por columnas y generando unos curiosos soportales.

Un lugar bastante curioso y con buenos sitios para comer.

sábado, 11 de julio de 2020

Diario de Viaje: Hontanar (Junio de 2019)

Pues fue época de explorar los Montes de Toledo, puesto que nos internamos un poco más en la comarca y llegamos hasta la pequeña Hontanar, muy cerca de Navahermosa, aunque ya se notó más la complicación de curvas y estado de la carretera. La verdad que el pueblo se recorre en nada y puedes quedarte en la placita de la iglesia de San Andrés Apóstol, que también es la del ayuntamiento.

Lo bueno es salir y recorrer la inmensa cantidad de senderos de muy diferente dificultad: puedes ir paralelo a la carretera, subir hacia los montes por senderos casi invisibles, atravesar un bosque de pinos y cruzando multitud de veces arroyos (supongo que el de los Cerezos, pero hay varios en el trayecto) y llegas a un lugar de pastoreo con unas vistas impresionantes, rodeado de grandes y frondosos montes. Incluso se perdió nuestra perra un breve tiempo persiguiendo a saber qué. Fue un susto porque por el lugar nos comentaron que hay jabalíes.

También almorzamos abundantemente por aquí y merecía la pena volver y hacer otros senderos, como evidentemente hicimos.

viernes, 10 de julio de 2020

Diario de Viaje: Navahermosa (Junio de 2019)

Un lugar sinceramente espectacular, ya enclavado en los hermosos Montes de Toledo. Cuando el calor aprieta lo mejor es subir a las alturas e intentar pasarlo entre sombras boscosas. Navahermosa anda un poco lejos pero el paisaje que recorrer es, a mi juicio, bastante interesante: llanuras salpicadas por formaciones rocosas, muretes que distinguen propiedades, animales vagando en sus recintos, cultivos esperando ser recogidos...

Conforme llegas puedes pasear por la avenida del Rosario, bastante amplia, con grandes árboles y decorados de cerámica con escenas costumbristas por aquí y por allá. También puedes ver zigzagueando el cauce artificial de un arroyo que supongo que en época de lluvias se llena a rebosar y alivia el riesgo de inundaciones. Hay una rotonda con escudos local, autonómico y nacional y en las calles se respira tranquilidad y un trato amable, pues pudimos almorzar en una hamburguesería del lugar.

Cuesta arriba las calles se vuelven a ensanchar y sales del pueblo, pasando por un centro de tratamiento de aguas con un grifo para poder degustar el agua del lugar. Incluso hay un sendero empedrado paralelo a la carretera para hacer el trayecto a pie. Al final llegas al mirador (bastante curioso por su decorado y disposición) para ver los riscos impresionantes de los montes y si sigues un poco más allá puedes llegar hasta la blanca ermita de La Milagra. Para ello hay que cruzar el cauce del arroyo Valcavero por su puente pequeño pero hermoso.

Habré estado dos o tres veces, pero he de ir más, puesto que solo atisbé de lejos las ruinas del castillo de Dos Hermanas. Un lugar, en resumen, bastante agradable y que da para visitar múltiples veces.

domingo, 5 de julio de 2020

La Europa que no levanta cabeza

La Unión Europea hunde sus raíces en la idea de poner en común la materia prima, de poner en común ideas, decisiones y políticas para evitar las desconfianzas y tensiones que terminaron desembocando en la II Guerra Mundial. La idea fue ambiciosa pero necesaria y con mucho esfuerzo se ve que la idea en sí tiene más beneficios que puntos en contra. Idealmente, cada vez la Unión debería tener más potencia, más soberanía y terminaría convirtiendo a los Estados miembros en macroprovincias de los Estados Unidos de Europa, con un peso económico y poblacional que puedan hacerle frente a Estados Unidos de América y China. Unidos somos más fuertes.

Pero es sueño europeo ha quedado muy en entredicho. La crisis mundial resintió el Estado del bienestar, pilar básico de la Unión Europea. El viejo continente se demostró que quedó como un museo gigante, un lugar con muchas cosas logradas que está satisfecho con lo que ha hecho, pero que el juego, la toma de decisiones, queda muy lejos. Como un anciano con todo resuelto que mira a los niños salir de la escuela, ve que ellos van a decidir sobre el futuro de todo y él queda como acomodado espectador. La crisis conllevó unos problemas migratorios espantosos, miles de personas huían de la miseria, de la guerra y Europa mirando a otro lado. O peor, generando Estados colchón, como Turquía y Marruecos, que gestionen en sus territorios a los refugiados que intentan llegar a Europa.

En el tema refugiados queda claro que aún queda muy lejos una Europa unida. Cada uno gestionando sus fronteras sin contar con los demás. Sí, la soberanía nacional te indica que puedes decidir cómo gestionar tu territorio, fronteras incluidas. Pero si tendemos a políticas comunes, a decisiones consensuadas, que Italia y España hagan y deshagan a su gusto juega muy en contra.

Y con el coronavirus, con esta nueva crisis global, se ha visto que el espacio Schengen puede ser activado a desactivado a voluntad de unos pocos, y que las fronteras pueden ser levantadas a capricho de cada país. Por ejemplo, España quiso poner cuarentenas a viajeros, Francia cerró con candado sus fronteras, muchos pedían reciprocidad, otros se aislaban, etc.

La salida de Reino Unido a inicios de año puso en evidencia todas las falencias de la Unión. Muchos, yo me incluyo, veíamos muchas cosas que no nos gustaban pero que apoyábamos el proyecto europeo como algo real y el mejor camino que se puede tomar para el bienestar de 500 millones de europeos. La ultraderecha, con la palabra soberanía en la boca, se ha hecho fuerte con su mensaje euroescéptico. El populismo capta la indignación, la bronca general, y la vuelcan en un enemigo que no es tal, sino que quieren aislarse y hacerse fuertes en el sentido de nacionalismo y xenofobia, el mismo caldo de cultivo que en los años 30 del siglo XX. Cuidado con tales cantos de sirena, que criticar algo no quiere decir que te salgas o que tengas que desmontarla para iniciar el ciclo de disgregación, enfrentamiento y unificación.

Pero no vale hacer oídos sordos con lo malo. Leyes europeas propias que son aplicables a las institcuciones europeas y que llegan a ser algo oscuras, doble sede parlamentaria, mecanismos complicados y poco proselitismo en afán de un sentimiento europeísta, la fuerza del BCE y otras instituciones europeas que pueden ser, o no, parte del entramado de la Unión, pero que al final hacen y deshacen a su antojo y sin supervisión (o supervisión muy somera). La mancha que aún carga sobre la Guerra de los Balcanes, que ocurrió como quien dice en su patio trasero y la ignoraron. Las derivas autoritarias de Hungría y Polonia. La connivencia con países dictatoriales. La insolidaridad cuando la crisis aprieta. Las ganas de despilfarrar fondos europeos como si fuese dinero caído del cielo. La falta de control de paraísos fiscales dentro de sus propios territorios, como Países Bajos, Luxemburgo...

Son cosas que hay que afrontar con cabeza fría y mirada fuerte para arreglarlas de una vez por todas. Desgraciadamente, siempre que hay una crisis y la Unión fracasa en cómo atajarla se dice como un mantra que hace falta reflexión y que hay que cambiar cosas y reformar la Unión para que haga tal o cual cosa. Pero nunca se hace. Y eso es lo preocupante, que justo antes de arrancar se hunda el proyecto. Yo no quiero, sinceramente, que tanto esfuerzo, tantas buenas ideas, queden en la nada. Pero, eso sí, ya basta de golpes de pecho por no estar a la altura la Unión Europea y empecemos a arrimar el hombro y a afrontar los cambios en serio.

sábado, 4 de julio de 2020

Diario de Viaje: Castillo de Bayuela (Junio de 2019)

Ya entrando en junio el calor va aumentando y se hace cada vez más difícil ir por el campo. Pero bueno, saliendo temprano te da tiempo para dar algunos paseos y seguir descubriendo. A inicios de mes tocó Castillo de Bayuela, enclavado en la Sierra de San Vicente y aparcando en la entrada del pueblo te da por recorrer con más detalle. Es muy loco que la carretera principal, de improviso, haga un giro de noventa grados y se estreche tanto que se convierte en una operación complicada si se encuentran varios coches en ambos sentidos.

A pie llegamos a la plaza del ayuntamiento, donde se encuentra el Rollo Jurisdiccional tan abundante por la zona castellana, una antigua señal de que podían impartir justicia sin depender (ni trasladarse) a otro centro urbano. Muy cerca te puedes encontrar otra placita, con hierba y elevada, que tiene algunos verracos vetones. Esto me atrae porque revive una historia bastante antigua, cuando la Península Ibérica estaba poblada por celtas, íberos y celtíberos y conformaban diferentes pueblos previos a la romanización. Incluso un vecino se me acercó y se ufanó de la historia del lugar.

Callejeamos un poco, en ascenso, hasta lograr salir del pueblo y encontrar un sendero que rodeaba una finca. Lo curioso de muchas fincas del lugar es que están cercadas por muretes de piedra ya con musgo y te hace pensar en tiempos remotos. El camino, con ascensos y descensos, entre rocas graníticas y encinas nos llevó hasta el Balcón, un lugar con asientos y mesas de piedra que te permite tener una panorámica del valle del Tajo. Impresionante y admirable. Después pasamos por el Parque de los Austrias, que es otro jardincito con una piedra que formaría parte de un frontal de alguna casa, ya que porta un muy erosionado escudo real de la dinastía Habsburgo. No lejos hay una rotonda con cerámica de la zona bastante interesante.

Si caminas más puedes llegar a la iglesia de San Andrés Apóstol, con una planta típica a las iglesias de la comunidad autónoma, con un bonito arco que hace de entrada principal en uno de sus laterales. Desgraciadamente, a pocos metros de la iglesia hay otra cosa muy común en la zona, que es una cruz en homenaje a los muertos de la Guerra Civil a manos del bando republicano. Su redacción gloriosa y obscena queda como una espina al no encontrar tan fácilmente otras cruces en homenaje a los muertos por parte del bando nacional. Simbología franquista que se resiste a desaparecer.

Atravesar de nuevo el pueblo para ver los montes de la sierra e intentar acercarse al castillo que da nombre al pueblo. Este se ve cuando te acercas en coche pero llegar a él, sinceramente, no pudimos y aún a día de hoy no he vuelto a intentarlo, desgraciadamente.

sábado, 27 de junio de 2020

Mi visión sobre el escudo español

Me da rabia que siempre se me ocurren ideas interesantes que escribir y al final se me olvidan o cuando llego a la bitácora, no me siento motivado para darle forma. Así que con una idea fresca, aunque no fraguada, me pongo a escribir algunas cosas.

El escudo de España, desde siempre, me ha parecido bastante bueno, que puede transmitir ciertos valores que se propuso divulgar. Principalmente, al ser creado por la Ley 33/1981, de 5 de octubre, queda libre del lastre del manoseo del franquismo, al contrario de lo que le ha pasado (¿y le está pasando?) a la bandera. Sus múltiples cuarteles evocan larga historia puesta en común, un aire de multiplicidad aunada en un viaje federal (o autonómico, que para la evocación puede ser lo mismo) y todo agrupado bajo el liderazgo y la protección de la monarquía parlamentaria. Esa es, a mi juicio, la idea que quiere transmitir el escudo.

Pero claro, este escudo no brota de la nada, no es una creación ex novo, sino una adaptación al que hubo entre 1874 y 1931 y que es muy parecido al que existió entre 1931 y 1939. Y todos ellos beben del escudo nacional (el primero que hubo) creado por la Real Academia de la Historia para el Gobierno Provisional de 1868. Antes de este momento el escudo nacional no existía, era el escudo real, el símbolo del monarca y por extensión lo usaba el aparato estatal. Ahora quedaban separados y clarificados, tanto que se buscaba nueva dinastía para gobernar España.

Permitidme ahora que empiece unas críticas paso a paso, de elemento heráldico en elemento heráldico. Principalmente, aunque efectivo el escudo, se aleja de la regla de la simplicidad heráldica (mejor mientras menos recargado) y, si consideramos el mazonado del castillo, se emplean todos los colores y los metales heráldicos (siete en total), que ya es bastante uso. Solo faltarían los forros de armiño y veros y quedaría completo y abarrotado, vamos.

La boca, la forma del escudo, es bastante efectiva, pues es la que históricamente se conoce como escudo español: cuadrilongo con la parte baja redonda. El cuartelado también es histórico, pues Castilla y León fue la primera en usar este elemento heráldico. El castillo, sobrio, es efectivo.

El león, en cambio, tiene el controvertido color morado. Desde la llegada de los Habsburgo al trono español lo han estado pintando de gules (rojo) al pensar los heraldistas flamencos que era morado por equivocación. Hasta la democracia actual predominó el gules y por fin ahora (aunque en parte) se ha reparado el error. Pero, ¿por qué en parte? Por la tonalidad de morado, que se parece más al rosa que a otro color. Es cierto que no hay ley inmemorial (aunque sí el Real Decreto 2267/1982, de 3 de septiembre) diciendo cómo debe ser tal color, solo se pide ser coherente en el mismo blasón, pero seguramente quisieron evadir las reivindicaciones republicanas y se decidieron por el morado menos morado. Es más, recuerdo que cuando gobierna la derecha en las banderas que salen en sus alocuciones los leones tendían a enrojecer y cuando gobierna la izquierda los leones tienden a amoratarse. También como crítica al león es que en el diseño oficial del Real Decreto 2964/1981, de 18 de diciembre lo dibuja con tres dedos por pata, cuando históricamente han de tener cuatro dedos. ¡Y no tiene genitales!

Las barras de Aragón son sencillas y perfectas, al igual que las cadenas de Navarra, quedando retratados los cuatro reinos históricos cristianos. Entado en punta aparece la granada, el quinto reino de origen musulmán. Se le critica que al legado andalusí se le deje ese rinconcito y no algo con tanto tamaño como el resto de los cuarteles (José I fue el primero y único que le dio el mismo espacio). Por motivos históricos siempre se ha representado así desde los Reyes Católicos, como dando a entender un añadido de gloria por haber finalizado la Reconquista. Como el escudo nacional tiene de inspiración los escudos reales y los territorios que conformaban España en 1868 creo que se quedará así. Otra crítica es que se blasona la granada 'al natural' y eso queda feo en heráldica. Esto quiere decir que la granada se coloreará del color que tiene en la realidad, rompiendo los marcos conceptuales de la ciencia heroica. Para más pasmo se tiende a representar la granada de oro (amarillo) cuando el campo es de plata (blanco) y esto rompe una importante regla heráldica (no se representa metal sobre metal ni color sobre color) que prima el contraste y la identificación del escudo en la lejanía.

Por los mismos motivos históricos aparece el escusón de Borbón (que también con su bordura de gules con campo azur -azul- rompe la misma regla heráldica). Sin embargo, si el escudo quiere representar los reinos que componen España ese escusón sobra. Incluso se blasona en un artículo separado al resto del blasón, como llamando a que supriman únicamente ese artículo. Sé que da a entender la dinastía reinante del momento pero el escudo nacional solo debería llevar elementos nacionales, las flores de lis pueden aparecer sin ningún impedimento (como ya lo hacen) en el escudo del Rey de España. Él, como máximo representante de su Casa, está capacitado para ostentarlo en forma de escusón o como desee. Otra cosa más, los escusones no cambian de forma, su boca es idéntica a la principal y la forma oficial es ovalada, lo que rompe en cierta manera la simetría. Será difícil pero en mi opinión debería ser eliminado el escusón.

El timbre es la corona real. También por motivos históricos el timbre representa la forma de gobierno del momento y es clara su identificación y no la tocaría. Heráldicamente, además, la corona no solo simboliza monarquía, sino también soberanía (¡hay escudos de repúblicas que usan coronas reales en su significado de soberanía!). Si bien en el informe de la Real Academia de la Historia se apostaba porque no hubiese timbre, respondiéndose inmediatamente que en la heráldica española eso era cosa muy rara y que planteaban como alternativa una corona cívica de laurel, pronto se abandonó esa idea y se alternaron coronas reales con coronas murales (que pueden significar tanto república como municipalismo civil). Si en aquel momento nadie pensaba que se podía vivir sin timbre, ahora creo que tampoco.

Con las columnas, el último elemento que me falta, el escudo tiene un porte y elegancia que lo identifican bastante rápido. Esos tenantes son simples y adornan bastante, retrotrayéndose a la historia mítica de la Península y a un elemento que había usado Carlos I y que retomó José I en forma de cuartel, no de tenante. Estas columnas simbolizan el Nuevo Mundo, o los territorios españoles de ultramar. O sea, en 1868, las colonias africanas, Cuba, Puerto Rico y Filipinas formaban parte de España y estas quedaban representadas en las columnas de Hércules con el lema de que el mundo continúa más allá del estrecho de Gibraltar (Plus Ultra). Hoy por hoy, esos territorios ya son independientes por lo que las columnas, en teoría, deberían quitarse del escudo porque ya no reflejarían territorios que componen España. Dada la tendencia iberoamericanista de España no creo que las quiten, sinceramente. Otro apunte más es que las ondas que las sostienen no aparecían en el modelo de 1868, le aportan dinamismo y vertiente marítima (España dominando Atlántico y Mediterráneo, en su época, claro) y en las partes altas están muy recargadas con coronas: una real (repitiendo un elemento ya presente y haciéndolo redundante, a mi juicio) y otra imperial. Para mí hay mucha recarga y quizás en 1981 los legisladores querían concienciar a los españoles sobre las formas monárquicas que no se habían vivido desde 1931 y por eso tanta repetición, pero para mí ya la sobrecarga es mucha. Así que o se eliminan o se dejan como en 1868 (y si hay que mantener las coronas dejaría la imperial y pondría en lugar de la otra la mural, en un intento de representar todas las formas políticas del pasado).

Resumiendo, me gusta el escudo al ser vistoso y poder comunicar fácilmente lo que se propone, pero su sobrecarga es tal que yo propondía eliminar o modificar ciertos elementos.

viernes, 26 de junio de 2020

Diario de Viaje: Alameda de la Sagra (Mayo de 2019)

Pues, cosas de la vida, a los pocos meses de mi mudanza a Toledo mi gran amigo Melchor encontró una oportunidad laboral que lo situaba bastante cerca de la capital. Ilusión, pero por unas cosas o por otras demoramos vernos por estos lares. Al final, almuerzo dominical programado, juntar a las perras y pasar un buen rato.

Alameda de la Sagra está en una planicie extensa y se divisa casi al horizonte un montículo con la cementera, hay algunos olivares y terrenos amplios donde a inicios de la primavera se cultivan multitud de cosas. El pueblo es pequeño y se llega al campo rápido, cosa que es buena cuando quieres respirar y despejarte un rato.

El pueblo posee algunas placitas verdes y la plaza del ayuntamiento cercada da un aire a antiguas verbenas de décadas olvidadas.

domingo, 7 de junio de 2020

Diario de Viaje: San Pablo de los Montes (Mayo de 2019)

Paso a paso internándose aún más en la comarca de los Montes de Toledo. Al comienzo sigue siendo llanura, pasa por ondulaciones y cerros y terminas en la línea montañosa que da nombre a la comarca. Esos montes que ves siempre azulados en la distancia enmarcando el horizonte.

San Pablo de los Montes está justo en las laderas iniciales, un pueblo tranquilo de calles anchas y con algunas casas bastante curiosas. En el trayecto se ven dehesas, encinas, recintos con murallas para la explotación ganadera y lo verde va en aumento cada pocos metros. Un gran espectáculo que rompe con la monotonía de la zona seca.

Caminando un poco puedes llegar a la ermita, con un altar a las afueras del edificio quizás para las romerías o celebraciones de los Padres Agustinos. Y de pronto se inician muchos senderos que van ascendiendo en la ladera, como si fuesen túneles verdes que tienen un microclima más fresco y húmedo. Las vistas son impresionantes, desde ahí arriba puedes incluso adiviar dónde está el fin de la provincia hacia el norte, es algo que merece la pena.

domingo, 24 de mayo de 2020

Nuevo orden de crispación

Vox no tendrá políticas viables, muchas posturas sin pies ni cabeza que casi siempre están en contra de un sector de la población (generalmente los más vulnerables), pero en lo que sí triunfa es en mandarse derrapes y que hablen de ellos semanas y semanas. Sueltan paridas para que los medios de comunicación les hagan la publicidad gratis (¡la noticia sería que dijesen algo sensato!). A veces se pasan de frenada, tanto que se escapan de su objetivo y llegan a tales extremos grotescos que terminan consolidando al PSOE de Sánchez como un adalid de cordura y coherencia.

Pero, aunque duela, lo están haciendo bien, ya que incluso la opción tradicional de derecha, el Partido Popular, empezó a imitarlos hace bastante tiempo. Casado solo se preocupa de lo que ocurre a su derecha y poco a poco se escora más a esas posiciones para intentar no perder todos los votos. ¡Olvida al centro y a los moderados, por supuesto! Incluso Ciudadanos estuvo bastante tiempo blanqueando a la formación ultraderechista en un afán de copar el voto de derechas y de conseguir tocar poder. Ahora, con los gestos de Arrimadas hacia el Gobierno, vuelve a moverse a la izquierda para ir ocupando el centro que hace tiempo abandonó.

Si bien desde el 15-M el bipartidismo que había imperado desde la Transición empezó a desmoronarse, se ha establecido una dinámica de bloques que presenta dos grandes efectos: uno, fragmentación del voto e imposibilidad de formación de mayorías estables; dos, polarización ideológica de la sociedad. Y esta polarización, que en momentos incluso había sido soportable, está llegando a niveles de crispación insoportables y alentada por los partidos políticos y medios de comunicación afines. Todo esto se adereza con un estado de alarma bastante cuestionado (no por ello menos útil y necesario) y el panorama futuro pinta bastante negro.

Está habiendo una 'desescalada' sanitaria y necesita ir acompañada de una 'desescalada' política. La tensión ha de ir rebajándose por el bien de todos, tanto de las instituciones como de la sociedad civil. Pero para eso hace falta tender puentes, acercar posturas. No, creo que ni hace falta ponerse dialogante con Vox, pues su intransigencia, a la larga, los hará quedarse solos y la efervescencia inicial que tuvieron los dejará en una calma absoluta. O sea, volverán con suerte a ser una formación extraparlamentaria. Entonces, para tender puentes hacen falta personas con valor y actitud dialogante, favorecer acuerdos y tener ganas de transigir en ciertas posturas.

Históricamente la derecha siempre se ha creído que el poder era de su propiedad y la izquierda siempre se ha creído que la razón era de su propiedad. La derecha supone que las instituciones son suyas, que el derecho de gobernar les corresponde legítimamente a ellos y que si no es así tienen carta blanca para erradicar esa situación, aunque queden tocadas fatalmente esas instituciones que supone suyas. La izquierda supone que la moral y la coherencia son suyas, que pueden indicar qué es realmente la derecha y exigir que cumplan, porque sí, los postulados que se inventan para considerar a alguien de la derecha buena y si no, automáticamente todo es fascismo, aunque con ello generen un ambiente de descreimiento que favorece a la incubación segura, y a la vista de todos, del verdadero fascismo. Mientras sigan estas dinámicas de cuñadismo y petulancia, respectivamente, la situación va a ser de crispación y no sé cuánto aguanta un país esta atmósfera hasta que le salten todas las costuras.

Por otro lado estamos viendo ahora manifestaciones temerarias de gente de derecha (muchos con aspecto de ser bastante adinerados), olvidando la precariedad del momento en el que vivimos, gritando por libertad cuando lo que hacen es querer mantener sus privilegios. ¿Distanciamiento? ¿Precauciones? Ni están ni se las espera. Son los mismos que se alarmaron, con razón, por la marcha del 8-M. Se quejan de una manifestación haciendo una manifestación. Irónico, ¿verdad? Yo aposté a que el confinamiento, si se alargaba mucho, iba a terminar en laxitud de cumplimiento de restricciones y en protestas sociales. No imaginé que los primeros en protestar iban a ser los habitantes de los barrios más pujantes de España. Pero bueno, es legítimo manifestarse (pero cumpliendo las especificaciones actuales, ojo) y el derecho de manifestación no solo lo tiene la izquierda, que hay gente muy acostumbrada a criticar y cuando los critican no saben qué hacer con su sorpresa e ira.

Otro tema es la proliferación, entre los insensatos (por despreciar las normas sanitarias) manifestantes de derecha de banderas españolas y franquistas. Que usen la bandera franquista merece mi repudio más enérgico pero, aunque me entristezca y reniegue de ello, no puedo ponerme en contra a que enarbolen la bandera del país. Sí, las manifestaciones se pueden hacer con banderas diferentes a las que unos predican como obligatorias en una manifestación. En estos casos no hacen tanto alboroto. Pero claro, la derecha tiene la pulsión innata de apropiarse cuanto antes de todo símbolo nacional, y los símbolos son eso, nacionales, y no deben ser partidistas ni ser patrimonio de una única facción. Si se hace eso, pierden toda neutralidad. El contrapeso natural para que los símbolos no pierdan sentido ni representación ha de estar en la izquierda, en el centro, en la sociedad civil, etc. Hay países en lo que esto es así: la derecha tenderá a usarlos más pero el resto de colores políticos también usarán dichos símbolos y habrá equilibrio. O sea, si unos quieren apropiarse símbolos otros han de defenderlos.

Pero hay muchos que juegan a la profecía autocumplida: no quieren símbolos o postulan otros, ven que alguien se apropia de los símbolos nacionales y salta rápido a decir que ya esos símbolos están viciados y que está bien que se reniegue de ellos. Hay en la izquierda española quien cree firmemente que la rojigualda ya no sirve, que Franco la pervirtió totalmente y que la tricolor sí pude tener ese rol unificador y neutro. Pienso que se equivoca en tanto en cuanto que si la II República hubiese prevalecido (o los golpistas no hubiesen cambiado de enseña, como pasó al principio de la Guerra Civil) con los años la tricolor hubiese sido normalizada y al ser normalizada la derecha empezaría su proceso de apropiársela. Pasa en Japón con su bandera del sol naciente, pasa en Alemania con su bandera negra-roja-amarilla, pasa incluso en Francia con la enseña más emblemática de la Revolución que dio la puntilla final al Antiguo Régimen. Ojo, se puede pensar que las banderas autonómicas aún no están polarizadas pero creo que es que no hubo proceso de independencia y normalización de símbolos únicos: la derecha nacional prefiere la rojigualda, si no tuviesen dicha bandera irían a por la nueva bandera nacional, por otro lado, la derecha nacionalista ya hace uso y casi apropiación de los símbolos autonómicos y otros han sido o están siendo criticados (Comunidad Valenciana o Cantabria, por poner unos ejemplos).

Por todo esto pienso que hay muchos conceptos que se nos han olvidado, hay cosas que dábamos por sentado que no eran así. El clima de enfrentamiento y crispación es bastante poderoso y ninguna sociedad puede aguantar mucho tiempo en tal situación. Creo que la sociedad civil, en aras de la paz y el progreso, está pronta a dialogar y pactar. Solo falta que la casta política ayude, que no siga actuando para sus fanáticos y que no derrumben desde dentro todo el aparato institucional que, irónicamente, los sustenta.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...