viernes, 29 de diciembre de 2017

Puigdemont o la huidiza col de Bruselas

Sí, esas coles verdes y pequeñitas que si no las enfilas bien con el tenedor dan un salto y huyen rápido del plato. Con ese esperpento creo que hay una buena metáfora para el actual tema catalán. Mira que en varias ocasiones me he visto tentado a escribir una entrada en el blog pero cada dos o tres días aparecía algo nuevo que me frenaba para no hacer la entrada incompleta. Como la Historia se escribe día a día y lo que estamos viviendo es algo que en el futuro aparecerán en los textos a estudiar, siempre va a quedar incompleta. Pero bueno, ya en el futuro lo continuaré. O no.

El tema viene de largo y sobre todo en el impulso a ideas nacionalistas y regionalistas tras la Transición. Nada de malo tiene, los que me conocen pueden atestiguarlo, pero algunos usan ciertos derroteros para su beneficio propio, dejando el de los demás muy trastocado. Esos pactos a gobernar desde Moncloa dependiendo de CiU o como se llame ahora les dio gran protagonismo (y sus victorias autonómicas incontestables también) y con el nuevo Estatuto de 2006, donde se manejaba el término nación para Cataluña se creó un buen ambiente de nacionalismo. No tengo nada en contra de considerar a España como un Estado compuesto de varias naciones, pero parece que los tribunales no lo tuvieron tan claro y echaron para atrás partes del nuevo articulado. Eso creó una afrenta que se utilizó incluso para tapar los casos de corrupción en el antaño y honesto oasis catalán. Ay, cuánto se ha hablado del 3% en comisiones. Ay, Pujol, el político mejor considerado en Cataluña con toda la familia desfalcando y metiendo dinero a lo loco en Andorra.

Bueno, Artur Mas, el discípulo de Pujol, no pudo estar en mejor posición al alcanzar la Generalitat y empezar con una política de que el Estado les robaba. Buena parte de razón tenía al tener una pobre financiación y un cierto trato gélido hacia esta tierra por parte de Madrid. Lo importante era tapar corrupciones, acallar patéticas financiaciones en sanidad, gestiones deleznables... Agravios comparativos y hacerse las víctimas al principio funcionó, aunque a día de hoy cansa y no convence (y más siendo una de las regiones de Europa con mayor autonomía). Ahí se llegó al referéndum del 9-N en el año 2014 donde, a mi juicio, Rajoy jugó de una manera eficaz y elegante: dejó que todo se llevase a cabo para ver cómo votaban menores, gente no empadronada y en varias ocasiones. Pero bueno, esto no terminó de amedrentar al enfervorizado nacionalismo y siguieron como clérigos ensimismados. Las elecciones cada vez daban menos escaños a los soberanistas pero esto no los amedrentaba.

Para que Puigdemont llegase a la Generalitat casi se acaba con el plazo de búsqueda de candidatos. Mas, creyéndose desgastado, tomó un perfil bajo durante la campaña, aunque con fuerza quiso revalidar su presidencia. No se lo dejaron los socios de la CUP y en una jugada frenética, Puigdemont salió de la nada y se convirtió en el heraldo del independentismo. Habría otro referéndum y nada parecía evitarlo. Esta vez Rajoy, tras su tumultuosa reválida de su cargo, jugó diferente y, para mía, imperó más el interés partidista que el interés general. Dejó hacer y cuando vio que todo se le echaba encima, ya se estaba votando el 1-O de 2017. Había avisado que no pasaría nada, pero pasó. Participación amañada, claro, pero cuando vio que a nivel internacional la gente iba a alabar el proceso de independencia puso a actuar a las fuerzas de seguridad, actuando con una crudeza muy elevada. Imágenes desagradables que recibieron críticas internacionales.

Los políticos independentistas empezaron a abrazar con fuerza el reciente concepto de posverdad: actuar como si nada pasara, aludiendo a vagas referencias legitimadoras. No importaba que incumplieran todas y cada una de las leyes y que el Tribunal Constitucional vetase sus locas leyes. Actuaban como si estuviesen en una realidad paralela y no importaba qué ley había ni cuántas advertencias (incluso de los propios juristas del Parlament) se les hacían. Actuar de una manera hasta que por cansancio o reiteración se tornase en normal y aceptable. Cero autocrítica. Eso me ha mantenido sorprendido hasta hoy, como si fuesen sordos ante todo.

El mensaje del Rey fue duro, nunca se había pronunciado de manera tan contundente. No se preocupó por las cargas policiales y eso es criticable, pero actuó como un resorte. Los catalanes constitucionalistas (que, por cierto, no son un porcentaje desdeñable) empezaron a protestar y a parodiar la posverdad independentista. Las empresas empezaron a amenazar con marcharse de Cataluña (al menos su sede social). Los partidos políticos constitucionalistas abandonaban las votaciones del Parlament que podían ser sujeto de acción judicial. Eminencias políticas clamaban por manifestaciones multitudinarias y pacíficas. Ya nadie se acordaba de los temblorosos puentes tendidos desde Moncloa donde se sugería que si todo se detenía se lograría una Hacienda catalana propia, al estilo vasco. La gente dejó de tener miedo y empezó a ondear la bandera constitucional, tanto dentro como fuera de Cataluña. Y la senyera fue la que acalló la proliferación de esteladas.

He de confesar que viví estos días con suma tristeza. De ver cómo políticos que no escuchan al pueblo jugaban su terrible juego, de familias rotas por visiones polarizadas, de cómo la confianza internacional se reducía a la nada.

No importó que Puigdemont estuviese a punto de echarse para atrás. Sus socios de ERC y la CUP no se lo iban a perdonar y sus apariciones con horas de retraso ya eran costumbre. Demasiado miedo de tomar el camino sensato y con la única opción de seguir huyendo para delante. Lástima que la agonía se haya perpetuado tanto, porque este tema catalán se ha usado (y se está usando) como cortina de humo para tapar corruptelas (véase el PP en su máxima expresión). El 10 de octubre vivimos la independencia de Cataluña durante 8 segundos aproximadamente, expresada de manera ambigua y confusa, como si supiesen que esto no llegaría muy lejos y la Justicia atacaría con toda su fuerza. Por suerte, la Unión Europea apoyó sin ambages la unidad de España, así como muchos países del planeta. Ningún reconocimiento a la República Catalana, ni siquiera los esperados. Esto hizo mucho daño. Y más que los pocos apoyos vinieran de marginales partidos europeos de extrema derecha, haciendo ver que el nacionalismo no tiene aliados sanos.

El 27 de octubre, a pesar de las manipulaciones de los resultados electorales del 1-O, se votó (¡esperando una mayoría simple para tal decisión!) la Declaración Unilateral de Independencia. Pero el antaño fantasma del artículo 155 de la Constitución comenzó a tener más peso. Largos y lentos requerimientos, preguntas y respuestas vagas que pedían un diálogo (con la posverdad de que estar fuera de la ley te habilita a seguir dialogando en igualdad de condiciones), el Tribunal Constitucional tumbando todo y el Senado con debates agrios activaron el 155, el cual tampoco fue tan severo como vaticinaban algunos viejos periodistas. Con pasmosa facilidad se abortó todo, con sorpresa nadie arrió la bandera española de la fachada del Parlament. Con admiración vimos cómo acudían a declarar sin protestar y tras un tiempo en la cárcel, prometer humillantemente que lo que habían hecho no se volvería a dar y que acatarían la Carta Magna sí o sí (aunque ahora algunos perjuren).

Puigdemont aprovechó para huir, de manera algo cobarde. Junqueras al menos fue lo suficientemente estoico como para quedarse en el país e ir a la cárcel, con todas las consecuencias. En Bruselas, a pesar de las manifestaciones multitudinarias, pocos apoyos ha podido ganar. Los políticos de Bélgica no lo quieren cerca por sus consecuencias y el altavoz de las instituciones europeas tampoco le fue dado. Parece que ahora, por no tener oficio ni beneficio en Bélgica, ha de irse (ya sin la extraña euroorden) y puede que recale en Rumanía. ¿Quién sabe? Lo que sí se sabe es que si toca territorio español va a ir directamente a la cárcel. Las elecciones autonómicas de este mes de diciembre no han aclarado mucho el panorama, aunque el ascenso impresionante de C's puede que tenga consecuencias. Toda esta agonía y esperpento parece que se prolongará en el tiempo, generando un limbo donde ambos bandos ganen y pierdan a la vez. Quizás, la sarcástica propuesta de Tabarnia (una nueva comunidad autónoma formada por partes de las provincias de Barcelona y Tarragona), la cual se justifica con las mismas propuestas que el independentismo catalán (y estos contraargumentando como había hecho hasta ahora el unionismo, cruel ironía), termine por abortar toda esta locura con una sonrisa. Eso sí, la sociedad catalana está bien fracturada y eso va a tardar mucho en restañarse.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Zuheros (¿1994?)

Seguro que estaba en primaria, ya que la visita a Zuheros fue una excursión organizada por el colegio donde estudiaba. Tanteando en mi imperfecta memoria llego a esta fecha, pero no pondría la mano en el fuego por asegurar que fue ese año. ¡Y mucho menos adivinar el mes!

Si recuerdo la llegada y la salida a Zuheros con mis compañeros. Pueblo pequeño, casas blancas, enclavado en una zona de escarpadas montañas. También tengo recuerdos de las ruinas de la torre que coronan al pueblo, pero antes no era tan entusiasmado a la Historia y tampoco te dejaban patear los lugares con total libertad.

El destino era la afamada Cueva de los Murciélagos. Si no confundo cosas, creo que es la que un gran pedrusco cayó hace miles de años y la taponó, permitiendo conservar pinturas rupestres, las cuales fueron cubiertas en parte por graffitis de gamberros de hace multitud de décadas (para que digan que la generación nuestra es la perdida y que la anterior era la seria y trabajadora). Pasear y ver las estalactitas y estalagmitas merece mucho la pena, en verdad. Subir y bajar por esos corredores húmedos naturales te hacía imaginar cómo vivía la gente cavernícola, qué creencias tenía y cómo era su día a día.

La idea, a día de hoy, me sigue gustando. Hay que empapar de historia y cultura a las nuevas generaciones. No todo en Andalucía se puede resumir a Semana Santa, turismo, playa y flamenco.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: San Ignacio (Junio de 2007)

Otra entrada más dando protagonismo a ciudades que visité de paso. Extracto de otra publicación.

"Primero vimos una misión jesuítica en Misiones, muy buena, así del siglo XVI y con una capilla sin techo y los barracones de los indios."

martes, 19 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Mollina (¿1989?)

Difícil recordar todo esto. Sí recuerdo que fue cuando estaba en el parvulario, no sé si en el mismo año de entrar a primaria o el año previo. Esto es lo malo de los cursos en el hemisferio norte, que no encaja curso con año.

Bueno, fue un viaje para ver la legendaria laguna de Fuente de Piedra y sus flamencos pero creo que esta vez estaba bastante seca y apenas vimos nada. En Mollina como mucho recuerdo plazas con setos y suelo de albero y una fuente que tenía varios chorros. Siento no poder ser más explícito, pero me pilla viejo tales remembranzas.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Wanda (Junio de 2007)

De nuevo retomo los relatos de las ciudades intermedias.

"En la vuelta llegamos a Argentina y visitamos las minas de Wanda, una mina a cielo abierto donde se extraen geodas. Todas las mujeres flipando."

sábado, 16 de diciembre de 2017

El desquebrajado núcleo de la sociedad

Sí, la unidad más pequeña en la que se basa nuestra sociedad actual: la familia. Pero esta vez no me refiero a la familia tradicional o a las nuevas familias en concreto, sino el concepto en abstracto, la que viene por sangre o política matrimonial. Quiero poner aquí mis reflexiones porque esta vez no estoy gestionando bien los encuentros familiares. Se nota que llevo mucho tiempo fuera y he creado una manera de vivir con mi esposa que ya no encaja tan bien con mi familia, aunque durante mi infancia fuese el núcleo principal y disfrutara cada encuentro como el que más.

Y creo que ahí está el problema. Tú creces y vas formando una personalidad, unas características propias. Y los que te llevan décadas no son capaces de ver los cambios. Quizás si son parte de familia alejada o que llevas años y años sin verlos. Ahí como perfectos extraños. ¡Pero ojo! Si aparecen un día cualquiera debes tratarlos con sumo respeto y familiaridad, aunque te sea más cercano el vecino de dos casas más abajo de la tuya. Cordiales hay que ser siempre, pero esos mandatos que te impusieron de pequeño sobre que la felicidad del prójimo es más importante que la tuya a veces (casi todas las veces) chirría, lo mires por donde lo mires. Es humillante tragarse ideas, personalidad, solo porque estás delante de un familiar (al cual parece que nunca le impusieron tal mandato).

En familia siempre se ha tratado como que todos sus miembros son serios, inteligentes, preparados, conocedores de todo. Y no es así. Sin desmejorar a nadie, ninguno hemos tenido los mismos derroteros vitales y soluciones para unos pueden ser problemas para otros. Incluso aunque seamos de la misma familia. ¿Qué me dicen de la familia lejana? Primos segundos, tíos abuelos... esas etiquetas las he tenido siempre y cada vez que vuelvo la vista para atrás he visto con sorpresa que debía tratarlos como gente conocida. Y eso que solo han tenido trato con tus padres. ¡Pues que los saluden ellos! Un niño pequeño ha de poder decidir a quién quiere saludar, besos incluidos. Hijos de primos míos, ¿qué familiaridad les puedo ver si ni los conozco?

Como todo el mundo puede imaginar, los conflictos familiares existen y son comunes. Ninguno somos lumbreras y las genialidades que se le ocurren a uno pueden ser estupideces para otro. Algo que se entiende en el conjunto de la sociedad parece inexplicable dentro del seno familiar. Como si tuviese que ser un núcleo duro y monolítico. Es más, las peleas internas, por muy duras y marrulleras que sean, han de ocultarse. Los secretos familiares han de tratarse como si fuesen secretos de Estado. A los años parece que todo ha vuelto a la normalidad pero de pronto escuchas comentarios genéricos que en realidad tocan entre los que dialogan fuertes críticas a otra persona que no está presente para defenderse. ¡Ah! Pero si aparece hay que sonreír y actuar como si nunca hubiese pasado nada. Si eso no es hipocresía que venga alguna deidad y lo diga.

La primera decepción fue con un tío que ni me conocía, ni le sonaba mi existencia. Cierto que llevábamos casi décadas sin vernos cara a cara pero al menos ten referencia de los hijos de un hermano tuyo. Y querían que le perdonase tal derrape a un viejo gagá. Una mierda. Otra fue con una parte de la familia que solía visitar a menudo. En estos viajes relámpago de los últimos años por vacaciones no he podido ser muy habitual en las reuniones familiares pero siempre intento hacer visitas de cortesía. Ir a una casa y que te digan que están cansados y que vaya otro día sabiendo de mi agenda imposible de reconfigurar me parece una gran falta de respeto.

¡Ah! Y los padres, como que siempre eres un infante para ellos. Tu vida no es tu vida, sino una ilusa prolongación de la suya. Quieren que pienses de la manera que ellos creen que es el pensar óptimo, que te vistas como debería ser una persona de bien y que tu pelo y relaciones sean como ellos solicitan. Para eso que se compren un muñeco y lo decoren como quieran. Uno es como es y listo. Una cosa es un consejo, otra cosa son críticas siempre destructivas para minarte la moral y reiteraciones abrumadoras para que vivas una vida que no te pertenece, pero que creen que es la ideal. Nadie está libre de ello e incluso los psicólogos han escrito miles de libros sobre el asunto (a nadie le resultará raro el tema de adolescencia y enfrentamientos con los padres).

¿Mi consejo? Elige a la pareja que desees, si deseas vivir en pareja. Sean compatibles, no compitan y constrúyanse una vida juntos, reforzándose uno al otro. La familia política o de sangre va a ser la que te sea más afín, un nombre designado al azar hace tiempo no tiene que influirte ahora. Ten cerca a la gente que te haga bien sea familia o no, pero lejos los que te hagan mal, sea familia o no.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Córdoba (Marzo de 2007)

No sé por qué en las entradas de Diario de Viaje he elegido algunas ciudades de referencia y por las que pasé de manera intermedia las dejé en el olvido. Quizás por ser tan ordenado que una debía ser la principal y el resto secundarias. Para subsanar esta idea sin fundamento copio todo lo referente a estas ciudades.

"Lo peor fue llegar a Córdoba para volver... En ferrocentral nos comentaron que las vías seguían hechas mierda y que nos devolvían el dinero. ¿Y el autobús de antes para suplir el aborto del transporte? Ah no, a la mierda, con unos 15$ teníamos que conseguir un milagro (el billete de autobús estaba a los 70$). Así que empezamos a manifestarnos a gritar e insultar (una vieja monja se reía de nosotros la muy bastarda) y Valeria sacó el demonio interior. Los "amables" de Ferrocentral llamaron a los anitidisturbios. ¡Sí! Oísteis bien. Nosotros tuvimos que atacar con lo nuestro. Llamamos a la televisión. Tengo que agradecer a un tipo que pasaba por allí y se unió a nosotros hasta que volvimos. Porque sí, volvimos. La encargada de Turismo de la provincia nos llamó y nos consiguió los pasajes. Una santa"

domingo, 10 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Fuente de Piedra (¿1992?)

Otro de esos viajes que hice hace mucho tiempo, tanto que apenas tengo recuerdos y me es difícil localizar en qué año fue. Recuerdo que era una excursión a la que iba a ir mi hermano, pero como era muy pequeño (en parvulario andaría), nos sumamos mi madre y yo.

El típico viaje cuando eres pequeño, canciones y poco reparar en los pueblos. La verdad que no me acuerdo de Fuente de Piedra en sí, pero sí de su famosa laguna. Enclavada entre lomas y olivares se extendía en gran manera. Creo que cuando yo sí estaba en parvulario también la visité pero había una fuerte sequía y estaba casi seca.

Puede que estuvieran construyendo el centro de interpretación, pues me acuerdo que había obras cerca de la orilla. Alguna explicación que otra y no sé si vimos flamencos. Creo que sí, pero a veces la memoria es más recreación que fotografía del pasado. Rosados, en grupos y con la cabeza gacha.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Día Nacional

Poco a poco va teniendo más resonancia. De pasar casi desapercibido a tener más consciencia de la importancia de la fecha. El 4-D andaluz cumplía su aniversario número cuarenta y toca hacer un breve homenaje. La verdad que hasta hace poco yo desconocía la trascendencia de la fecha. Una manifestación que conllevó al 28-F de 1980, donde tuvo lugar un referéndum donde los andaluces pidieron autonomía por la vía rápida, autogobierno al mismo nivel que las afamadas regiones del norte. Incluso tratada de igual manera, como nacionalidad histórica. El hecho fue votar para que se llevara a cabo el proceso y eso lo sigo valorando en alta estima. Ni idea por qué para ensalzar una fecha hay que despreciar las demás. Por eso me echaba para atrás el 4-D al ser tenido como día de festejos real y tratar al 28-F como si fuese un acto oscuro y manipulado por los poderes fácticos (¡los mismos que hasta hacía poco solo concebían tres autonomías en España o que Andalucía tomase la vía lenta de autonomía o que era mejor crear dos autonomías, oriental y occidental!)

Yo creo que hay que tratar a cada fecha como se merece. No hay que vapulear algo para dar legitimidad a otra cosa. Es más, creo que muchos de los que recelan del 28-F y ensalzan el 4-D como Día Nacional de Andalucía lo hacen porque el 28-F se declaró festivo y el 4-D no. Si mañana hiciesen que el 4-D fuese festivo y el 28-F no, rápidamente estos protestones alabarían las bondades del 28-F y defenestrarían el 4-D. Es que si apoyas algo oficial parece que eres menos fuerte en tus convicciones. Muy loco todo.

El andalucismo tuvo sus idas y venidas a lo largo de la Historia y esto ya lo he apuntado a inicios del blog. Pero es Blas Infante el que le da forma y símbolos y comienza a introducirlo en la política. Si bien nunca cuaja en votos sus propuestas, se planea un Estatuto de Autonomía, aunque la Guerra Civil trunque todo. La dictadura se encargará de uniformizar todo, de dar consciencia de nacionalismo español a cualquier festividad y tradición y a apropiarse de folklore andaluz para travestirlo de 'typical spanish'. Incluso llegaron a indicar los estudiosos del momento que la región andaluza era la más española de todas.

La incipiente democracia (las primeras elecciones generales tras la Guerra Civil se dieron el 15 de mayo de ese mismo año de 1977) empezó a despertar nuevas ideas y sentimientos reprimidos durante mucho tiempo. La idea de que solo Galicia, País Vasco y Cataluña se convirtiesen en autonomías había dejado descuadrados a muchos. Fue Andalucía que, tras meses de preparación y organización, se echó a la calle con ahínco. Las capitales de provincia tuvieron manifestaciones tan grandes que quizás nunca se haya repetido tal evento. En Madrid y en las capitales catalanas los emigrantes andaluces también se hicieron notar. Parece que hubo campaña para forzar a que toda bandera que se enarbolase fuese blanca y verde. Fue ese 4-D en el que se pudo considerar que el pueblo andaluz tomó consciencia como tal, de reivindicar sus logros y tradiciones y dar una señal a todo el país: Andalucía no era más que nadie, pero tampoco menos que nadie. El autogobierno debía ser una realidad para activar a la dormida sociedad andaluza (aún faltaba algo más de un año para que se promulgase la Constitución), habitantes de un país que solo la había considerado como granero infestado de analfabetos, como simple producción de materia prima agraria, olvidando el importante peso durante toda la Historia. El hecho heroico andaluz fue recogido por toda España y al final se impuso el afamado 'café para todos' (ya fuese por vía rápida o lenta, toda región podría convertirse si lo quería en autonomía). Aún hacen falta más agradecimientos a esta hazaña.

Cuarenta años y aún no se sabe con certeza quién asesinó a García Caparrós. Activista andaluz que subiendo a una valla, fue tiroteado (¿dispararon a matar? ¿Disparos de advertencia que tuvieron un final amargo?) Andalucía se demoró hasta 2013 en declararlo Hijo Predilecto. Indignante. El Gobierno central sigue negando desclasificar los archivos de las pesquisas policiales que intentaron desvelar qué pasó. Incluso habiendo prescrito el delito. Inadmisible. Ha de hacerse justicia, ha de repararse ese error histórico garrafal. Con saberse la verdad, con investigar qué pasó en la cadena de mando (quién disparó, quién dio la orden, quién se encargó de ocultarlo todo) quizás se cerraran las heridas.

Pero con tristeza miro documentales y rememoro la fecha. Tantos cientos de miles de personas (quizás sumando millones en total) en cada ciudad pidiendo autonomía, una oportunidad de crecer. Tanto sacrificio de Caparrós, tanta ilusión e ideas nuevas. Todo ha quedado quebrado en parte. Un corrupto PSOE enquistado en las instituciones, una administración ineficiente y llena de enchufados, una descoordinación y despilfarro de dinero. Es una de las regiones menos desarrolladas industrial y tecnológicamente, con un desempleo tan alto que casi se encabezan las clasificaciones del tema, con alto abandono escolar y con un PIB similar al de Perú (ahí es nada, no es que se genere poco), con una superficie enorme (comparable a la de Azerbaiyán y algo mayor a la de Austria) y gran población (ocho millones trescientos mil no son pocos). Duplicidades innecesarias, políticas que no llevan a nada, permisos sanitarios que no valen más allá de la frontera autonómica. Y caraduras que plagian los postulados de la catalana ERC (quizás debido a suculentas subvenciones) y proclaman sin avisar a nadie la independencia (pero virtual, vaya que se aplique el artículo 155, que se ha visto que no solo estaba para amenazar), desvirtuándolo todo y fabricando una pantomima. Creo que la autonomía que imaginaron nuestros padres no es la autonomía que existe. No puede ser esta, desfiguraron su significado inicial.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Casariche (¿?)

Ya que me propuse poner negro sobre blanco en cuanto a todos los lugares que haya visitado, he de poner la localidad de Casariche. Esta es la primera vez, que tras mucho pensar, no puedo poner una fecha tentativa, ni siquiera el año.

Y es que cuando lo visité era bastante chico yo. Mis tíos, en una de sus esporádicas visitas dominicales fuera de Córdoba y alrededores, nos visitaban. Recuerdo que era en un Renault 9 de color verde botella. Antiquísimo, sí. Pues bien, de vez en cuando la visita conllevaba salir todos en coche a visitar poblaciones cercanas o mesones de carretera, que por la zona abundan.

Una de esas veces paramos por Casariche. Recuerdo alguna que otra rotonda (antes no eran tan habituales como ahora) y pasos elevados. Seguramente sería las afueras del pueblo. Poco más recuerdo, pues la imagen de casas blancas bajas es extrapolable a casi cualquier localidad andaluza. Eso sí, las raras veces que ya en el siglo XXI viajaba por mi cuenta en tren he atravesado su estación, dando la imagen de pueblo pequeño y concentrado alrededor de sus plazas principales, donde domina siempre una iglesia de alto campanario.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Diario de Viaje: Marinaleda (Enero de 2008)

Otro de los pueblos visitados para alternar la noche sabática y explorar localidades cercanas. Además, Marinaleda siempre tiene unos revuelos mediáticos por causas políticas.

Por la parte turística, poco puedo decir. Un pueblo pequeño de casas bajas y blancas, calles anchas y, la parte de interés en ese viaje, una buena discoteca con música variada y alejada de los géneros típicos que se escuchan en la radio. Hubo varios conciertos de músicos de la zona y algún que otro artista invitado. La verdad que se echa de menos en pueblos más grandes cosas alternativas, no tan ligadas a los estilos imperantes que te los tienes que zampar sí o sí.

Como fuimos de noche pues no pude ni acercarme a monumentos históricos del lugar, ni visitar las implementaciones que ha ido haciendo su alcalde Sánchez Gordillo con el paso de los años.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Balcones engalanados

Lío que aún tiene sus consecuencias, la verdad. El tema catalán da para hablar mucho pero aún se le ve lejos el final que puede alcanzar. ¿Quién sabe cómo va a terminar esto? Bueno, un poco de paciencia que siempre ocurre algo y me gustaría hacer una entrada bloguera detallada.

En relación a esto, hubo una publicación sobre el tema de la bandera española y su crecimiento exponencial en los balcones. La autora, haciendo gala sin reparos de su sesgo, indicaba que era cosa de barrios pijos, de gente retrógrada y que a ver cuándo la quitaban del medio. Algo pensé al respecto, sinceramente. Incluso escribí algunas líneas en las redes sociales. Bueno, hoy fundo esas líneas y le doy un cierto orden y coherencia para que quede una entrada más del blog que, paso a paso, ¡ya se sobrepasaron las 600 entradas!

Antes que nada hay que puntualizar que en España o, mejor dicho, en Europa, el uso de la bandera es simbólico y representativo. No digo que en el resto del mundo esto no sea así, sino que las enseñas europeas intentan dar un contexto a la persona que habla o aparece en algún evento o presidiendo charlas, desfiles o cualquier cosa. O sea, no son decorativas sino que intentan indicar que cierta persona representa en ese momento al Estado (ya sea en todo su conjunto o uno de sus poderes). Es más, un uso abusivo de banderas puede hacer que esta gane más protagonismo que la persona o su mensaje y eso en protocolo es algo a evitar. En otros países, por ejemplo, en Estados Unidos o Argentina, el uso de la enseña nacional se usa en casi cualquier lado (calles engalanadas fuera de toda festividad y en un infinito etcétera) y da un cierto aspecto decorativo. Incluso en los mítines típicos que vemos en Estados Unidos la bandera es casi la protagonista principal. Y en México, usar la bandera para algo (digamos unos calcetines con la enseña mexicana) incluso es delito.

Dicho esto, también hay que entender la libertad de expresión. Cada persona, dentro del marco legal, es libre de expresar sus ideas y relucirlas, por mucho que escueza a unos u otros. Si bien casi es exclusivo de un sector el uso de la enseña nacional en pulseras, relojes, cintas, cinturones, etc. no hay que amilanarse en usarla si deseas. Es más, dejando que solo la clase conservadora use los símbolos nacionales se apropian de ellos y el resto de ideologías y personas quedan fuera, sin símbolo que los represente y unifique. Y no es algo que debería permitirse que, por ejemplo, el PP se alce como único defensor de los símbolos nacionales: no es cierto que sea el único y no debe asociarse la enseña a un determinado partido político.

El uso masivo de las banderas ha sido en respuesta a los sucesos en Cataluña. Hubiese sido, pienso, mejor idea de mostrar afinidad a la unidad de España portando o colgando banderas catalanas para oponerlas a las esteladas (comunidad autónoma vs república independiente). Quizás el mensaje hubiese sido más claro, menos agresivo y más contundente. Pero bueno, fuera de Cataluña, si no eres catalán que vive fuera y se llevó una bandera, es algo más difícil de conseguir (o pasas por tu tierra o tienes que recurrir a Internet).

Ahora bien, ¿esos balcones pertenecen a gente adinerada? No sé dónde vive la autora, pero yo las he visto en balcones de barrios residenciales, de barrios obreros, en ciudades y pueblos. O sea, en cualquier lugar. Todo el mundo a día de hoy puede permitirse comprar alguna y pensar en cómo afrontar el conflicto de una manera sencilla no es potestad de la clase adinerada. Digo más bien que fue algo espontáneo y de índole popular. Incluso mucha gente no tiene aún ni idea de cómo es la bandera española. Si se fijan hay un porcentaje no desdeñable de banderas colgadas en balcones al revés (con el escudo en el batiente, con el león como si estuviese contornado en el primer cuartel).

Muchos me han dicho que ser patriota de balcón no vale, que es ridículo y el patriotismo se demuestra pagando impuestos, ayudando a los más desfavorecidos, siendo crítico. Estoy de acuerdo que si queremos un patriotismo activo hay que hacer lo que dicen estos compañeros. Levantarse y caminar dos metros hacia un balcón y colgar una bandera es muy sencillo, no hay que esforzarse mucho y las consecuencias son mínimas. Muy cierto. Pero, ¿y si esto es un primer paso para un patriotismo (concepto que hoy en día incluso usa Podemos en sus discursos) más práctico y social? Por algo ha de empezarse, ¿no? Nadie nace siendo activista consumado. El uso de banderas en balcones lo veo bien si es el primer paso y no el único. Hay que motivarse.

¿Cuándo la gente quitará las banderas? Si bien en esta segunda mitad de año se han popularizado, la costumbre se inició allá por 2008 con la Eurocopa y consolidada dicha costumbre tras el Mundial de fútbol de 2010. Antes ver una bandera fuera de un edificio institucional era una rareza. Tras los éxitos deportivos, menos. Y ya que estamos, quizás han llegado para quedarse aunque creo que, cuando llegue la temporada de lluvias (ojalá llegue para mitigar la sequía), la gente las retire.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...