lunes, 25 de septiembre de 2023

Diario de Viaje: Cayastá (Agosto de 2022)

 Día en familia, de esos de sol cálido en invierno pero que te da ganas de pasear y recorrer. En numerosas ocasiones había escuchado a mi mujer que cuando estaba en la primaria los llevaban a conocer los restos de Santa Fe la Vieja, el inicial núcleo urbano que terminó despoblándose y refundándose (como un calco, de ahí que pudiesen ubicar los arqueólogos todo) en otro lugar.

Salimos en varios coches y nos metimos por una zona muy verde, rodeando el Paraná. Pasas por bastantes lagunas y recodos y te maravilla la cantidad de vegetación en la zona, es casi impensable y te da ganas de pararte y empezar a recorrer a pie tanta naturaleza.

El museo está bien preparado y puedes aparcar e iniciar un recorrido por las antiguas manzanas y entrar en zonas en excavación. Mates y facturas para acompañar la caminata hasta la reconstrucción de la casa del gobernador: sus patios, la cocina, los utensilios, los dormitorios. Bastante interesante y descriptivo de la época. Y de ahí a la iglesia de San Francisco, donde aparecen las réplicas de los esqueletos de los creyentes enterrados bajo el suelo del lugar santo. Incluso la anécdota de la mandíbula con más dientes de los normales. Incluso había por ahí un pescador que colaboraba con las explicaciones y que estuvo en los años de la excavación inicial. Cantidad de datos y anécdotas que pudimos conocer.

Al final caminamos hasta el museo en sí, con piezas expuestas de la época de la colonia y una miniatura con muchos detalles sobre el emplazamiento original. De ahí, cómo no, a comer en el restaurante del lugar. Comida abundante y que nos gustó bastante. Buen viaje en familia.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Diario de Viaje: Paraná/Villa Nuestra Señora del Rosario de la Bajada del Paraná (Agosto de 2022)

 Tras varios años de frenazo por culpa de la pandemia por fin pudimos volver a Argentina para visitar a la familia. La verdad es que esta vez quisimos movernos poco porque había que recuperar el tiempo perdido pero algunas escapadas nos pudimos permitir.

Nunca visité Paraná, y eso que un antiguo compañero de trabajo me prometió que una vez me llevaría para allí para poder recorrer su tierra. Esta vez, desde Santa Fe, el viaje fue mucho más rápido y pintoresco, porque pasamos por el famoso túnel fluvial, una importante obra de ingeniería de esta zona del país. Ya lo había cruzado en una ocasión anterior para ir hasta las cataratas pero hacía ya años de eso.

Acercarse mola mucho porque entre río y verde empiezas a ver los edificios altos. Nos bajamos al poco de llegar para caminar hasta una rotisería y comer como si no hubiese un mañana y de ahí poder caminar tranquilamente por la costanera. Hermosas vistas al río Paraná y las islas verdes colindantes de Curupí y Puente, así como los canales y las lanchas y piraguas con la gente disfrutando. Además, en cierto momento llegas a las famosas barrancas y te puedes perder en recorrer todos los senderos a diferentes niveles de altura. Hay lugares con encanto con pequeños torrentes de agua o vistas hermosas entre la vegetación del río. También recorrimos algunas zonas de playa, no estaba para bañarse pero el calorcito del sol ayudaba mucho a pasar un buen rato.

De las barrancas llegas al gran parque Urquiza con el monumento al militar. Desde ahí puedes caminar y entrar en la ciudad, de la cual me encantó los numerosos edificios de bella arquitectura, con elementos neoclásicos y de inspiración francesa. Me sorprendió gratamente la ciudad.

De ahí caminamos un buen rato hasta la plaza Alvear con su llamativa parroquia de San Miguel Arcángel y las fuentes para enfilar hacia las peatonales y sus famosas lomas. Me las imaginaba más abruptas y seguidas pero van lentamente las calles subiendo y bajando, cosa que en la zona litoraleña es algo destacable. Y de ahí llegamos a la plaza Primero de Mayo, con bellas fuentes, monumentos ecuestres y la blanca catedral sobre todas las edificaciones.

Seguimos paseando hasta llegar a la estación de autobuses. Ya esta zona no es tan turística pero me siguen impresionando las anchas calles llenas de arboleda. Viniendo de un lugar tan seco esto es una maravilla para los sentidos.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...