sábado, 28 de abril de 2018

Diario de Viaje: La Granja de San Ildefonso en Real Sitio de San Ildefonso (Febrero de 1997)

En una localidad perteneciente a un, ya de por sí, pequeño municipio, está uno de los palacios más impresionantes. Poco anduvimos por las casas, excepto para comer unos habicholones gigantescos que nunca pude terminar. El palacio merece la pena y ya empecé desde el principio a hacerme decenas de preguntas de cómo era posible tal palacio aun cuando España estaba saliendo de la crisis del siglo XVII.

Su influencia francesa es evidente: tejados de pizarra, pináculos sobre las torres y rectangulares ventanas por todos sitios. Los interiores eran amplios y me sorprendió el cenotafio de Felipe V. Apenas recuerdo más sobre su interior, quizás algún salón decorado y tapices. No sé. Eso sí, aún se me quedan en la memoria los enormes jardines y bosques que posee a su alrededor. Es una maravilla pasear por ahí y perderse un rato en divagaciones. De vez en cuando, como grata sorpresa, toca encontrarse con una barroca fuente con chorros de agua. Algunas son impresionantes por su extensión y por la cantidad de detalles que contemplan.

martes, 17 de abril de 2018

Diario de Viaje: San Lorenzo de El Escorial (Febrero de 1997)

El viaje a la sierra madrileña nos llevó a uno de los monumentos más impresionantes que hay en España. La fachada de El Escorial es enorme y muy sobria y con esos sillares da un aire imponente, como si estuviese hecho todo esto para impresionar, desde el paisaje hasta las explanadas que dan un aumento extra al edificio.

Dentro está lleno de patios, recordemos el diseño de la planta similar a una parrilla. Los patios son grandes y sobrios y conectan multitud de lugares. Es impresionante la biblioteca, con los libros puestos del revés. La recolección de todos los muebles y libros tuvo que ser ardua, aunque es una maravilla pasear por centros del saber de ese estilo. También hay lugares con grabados y listas interminables de los reyes visigodos y cantidad de frescos que a día de hoy me cuesta recordar.

La basílica es sosa, al estilo herreriano. Eso sí, muy imponente, en especial el retablo y las figuras orantes de Carlos I y Felipe II. El acceso a la cripta está cerca y se desciende hasta llegar a la sala de los infantes, que da lugar a una pequeña y rojiza sala poligonal donde apilados están los cadáveres de casi todos los reyes de España. El lugar, seas de la ideología que seas, impresiona.

Siguiendo en el lugar y moviéndonos por la sierra llegamos a otro enorme enclave: el Valle de los Caídos. El sitio también impresiona, piedra desnuda y unas escaleras que te dejan cerca de una gran cruz. La base de la cruz alberga a los Evangelistas y sus dimensiones son brutales. Recuerdo aún una uña de dedo gordo que me dejó boquiabierto. Se podía ver en la distancia desde ahí arriba incluso el monasterio de los frailes que manejan el lugar. Poco conocía yo en esas fechas sobre cómo habían hecho aquel monumento y a costa de quién. El interior de la basílica sobrecoge, unas puertas labradas enormes dan lugar a un largo pasillo (casi me mato al grabarlo y no cerciorarme de las escaleras) rodeado de tétricos y gigantes ángeles custodios. Si el bando fascista quería impresionar y aleccionar sobre la religión católica como se hacía antiguamente, creo que lo consiguieron. Ahí al fondo estaban en el suelo grandes losas de pesada piedra, como evitando que se escaparan Franco y José Antonio (ojalá nunca salgan, que queden enlosadas sus ideas retrógradas). Eso sí, ambas tumbas estaban adornadas con flores frescas.

sábado, 14 de abril de 2018

Diario de Viaje: Segovia (Febrero de 1997)

Siguiendo la ruta por la meseta española la siguiente parada fue a la ciudad de Segovia. Es cierto que Toledo tiene ciertos restos arqueológicos romanos, pero Segovia, con su inmenso acueducto, gana a toda la región y más allá. Es impresionante verlo en directo, la verdad. Incluso cuentan historias sobre que fue edificado por el mismísimo Diablo o que fueron los propios íberos... Eso pasa siempre, algo grandioso siempre tiene a su alrededor leyendas que intentan, no sé por qué, hacerlo más grandioso.

Las calles aledañas al acueducto son muy bonitas, pero bastante caras. Conviene salirse un poco de la ruta turística para abaratar precios. Pero bueno, las ciudades turísticas funcionan así. Seguro que grabé en vídeo varias cosas, pero no recuerdo qué fue exactamente o si aún existe la cinta VHS. El paseo llevó hasta la enorme catedral, que puede verse casi desde cualquier lugar de la ciudad y fuera de ella. Es impresionante ese estilo gótico y sus dimensiones y pasear a su alrededor es una buena experiencia que recomiendo.

Seguro que ya en esos tiempos andaba con un mapa y seguro que lideré a un grupo para ir todos a una hacia el alcázar segoviano, que tiene una estética que aún me sigue encantando. En serio, por su localización parece la punta de lanza de la ciudad y da un aire medieval al barrio que merece la pena aprovechar una y otra vez. El interior altamente decorado, con una dorada sala con las efigies de los monarcas castellanoleoneses, bastante instructiva para los que nos guste la Historia. También recuerdo muchas alegorías a los Reyes Católicos (sobre todo la sala de los tronos con el enorme escudo) y varias banderas en la armería que aún no las tenía en mi mente.

jueves, 12 de abril de 2018

Titulitis

Estos días nos vemos asaltados no a una caza de brujas por los que les gusta maquillar su currículum vitae, sino de gente que trajina de tal manera para conseguir un título universitario que les dé cierto prestigio. Ya no están de moda los títulos nobiliarios, pero cierta gente aún lucha por tener títulos para diferenciarse de los demás, mereciéndoselos o no.

El caso Cifuentes ha saltado por los aires multitud de casos de títulos comprados, de trapicheos en ciertas universidades para falsear actas y trabajos y dar por una gran cantidad de dinero, el título que se prefiera. La palestra política ahora está abarrotada de gente que tiene títulos falsos. Los políticos que tenían títulos verdaderos ya hace tiempo que tiraron la toalla ante el percal corrupto.

No, no creo que el máster sea un invento de los ricos para diferenciarse de los pobres cuando estos empezaron a obtener títulos de grado. La titulitis tiene, para mí, dos contribuciones: afán recaudatorio y ansias de tener un cuadro colgado en la casa. Me explico. Antiguamente sí, solo los pertenecientes a familias ricas podían costearse unos estudios universitarios pero con el tiempo, los considerados pobres (o no ricos, perdón si parezco bruto) empezaron a ahorrar y a tener muchas más oportunidades de estudiar (becas, plazas para adultos, estudios a distancia, etc.) y vieron que las puertas del mundo laboral se les abrían en gran medida poseyendo un título. Conminaron a mi generación y las siguientes a hacer lo mismo, a conseguir trabajo seguro. Y, evidentemente, saturaron el mercado (¡hasta se vituperó la FP, tomándola como conglomerado de gente que no estudiaba!).

Si los ricos querían haberse diferenciado ahora de los pobres podrían haber optado por el secular doctorado. Pero bueno, este por dinero es difícil de conseguir por el trabajo asociado y niveles de especialización que contiene. Tantos licenciados ahora no era bueno y si no iban todos al doctorado habría que hacer algo intermedio, aproximarse a una rama del saber concreta, menos general, pero no lo suficientemente específica (como el doctorado). Fue así como se puso un escalón más en el mundo de los títulos (como tenían los títulos nobiliarios) y una oportunidad más para lucrarse. Porque un máster no es nada barato. Quizás al comienzo la idea de una aproximación es interesante y útil (menos tiempo de formación en la empresa, que esos sí que quieren lucrarse) pero ahora es un tope para acceder a casi todo. Y más cuando la educación se tercerizó: empresas que montan una plataforma digital y cobran una cantidad de dinero brutal, realizando apenas tareas de gestión entre alumnos y con profesores y prestigio de la universidad.

Y con ese panorama es normal que crezcan empresas o universidades que basen sus ganancias en estas cosas. Ya sea online o con extraños másteres se puede diseñar algo a la carta por bastante dinero. Sí, Cifuentes y Casado pudieron conseguir un título poniendo la cara dura y pagando mucho pero además necesitaban universidades que permitieran esto. Es por eso ridículo que la Rey Juan Carlos ahora se escandalice de los trapicheos de Cifuentes y amenacen quitarle el título. ¡Fueron ustedes los que crearon esto, la Presidente de Madrid no les obligó con un arma a hacer esta inmoralidad! También que Cristina tiene ganas de poner la patata caliente en manos de la universidad, y claro, la universidad no obligó a esta señora con un arma a hacer esta inmoralidad.

Maroto falseó títulos, Sánchez falseó títulos, Cantó se ha inventado un título, Errejón consiguió una beca fraudulenta, Ana Pastor anda corrigiendo su CV. Esto está podrido y muy pocos se pueden atrever a lanzar la primera piedra. Eso sí, nadie dimite. Faltaría más. Pero lo más trágico es que ninguna universidad ha lanzado un grito de alarma (la CRUE apenas ha juntado a los rectores para inventarse infantiles excusas), ninguna ha dado un paso al costado para desvincularse de estas organizaciones corruptas. Ese silencio me da miedo porque da a entender que todas, en mayor o menor medida, se lucran siguiendo estas prácticas aberrantes. De nuevo nadie puede lanzar la primera piedra. Eso queda claro cuando preguntas a muchos titulados de cierto país americano de dónde sacaron sus títulos: muchos te dirán de España y que apenas sin esfuerzo. Y la mayoría apuntará a dos universidades, que es raro que aún no haya saltado nada.

Otra cosa que me apena son los estudiantes que estudian lo mismo que estudió Cifuentes, que se esfuerzan en estudiar y aprender algo que les apasiona y se esfuerzan tanto intelectual como económicamente para ello. Ahora, en una futura entrevista de trabajo, sus títulos y su universidad les será más un lastre que un punto a favor. Una lástima para una generación de estudiantes. Por culpa de la titulitis de algunos, pagan muchos. Demasiados.

miércoles, 11 de abril de 2018

Diario de Viaje: Toledo (Febrero de 1997)

Pues en 1997, para el puente del Día de Andalucía, creo recordar. Mis padres decidieron que fuésemos a una excursión a la que iban mis tíos, organizada por el hermano sacerdote de mi tío. Íbamos a recorrer el centro del país y a maravillarnos de la arquitectura castellana. La gran primera parada fue la ciudad de Toledo, la capital imperial.

Ahí, adosada a una cumbre mirando desde lo alto al Tajo, que parece que la abraza y sobre este el antiguo y legendario puente de Alcántara con sus puertas en ambos lados. Sí, esa fue una de las últimas visitas a la ciudad, puesto que el guía nos llevó al otro lado, cerca de la Academia Militar, para que observáramos la ciudad a la caída de la noche.

Antes que eso, nada mejor que observar la enorme Puerta Bisabra, con el decoradísimo escudo de la ciudad, que intenta tener siempre presente que Carlos I vivió allí y desde allí controló uno de los mayores imperios de la Historia. Ver las puertas y la muralla de la ciudad te hace imaginar cómo sería la vida ahí durante la Edad Media, cómo Alfonso VI entró por la puerta quizás entre vítores y cómo generaron tal cantidad de leyendas. Las calles empinadas todas empedradas con casas antiguas de piedra y de vigas de madera dan a pensar que no ha cambiado mucho nada. La plaza Zocodover, más grande su historia que su superficie da para quedarse un rato a retomar fuerzas y a idear nuevos recorridos mientras miras su reloj y la gran cantidad de balcones.

Las cadenas colgadas en la fachada de San Juan de los Reyes con sus altas columnas y juegos de luces, las pinturas de El Greco (donde me regañaron en su museo varias veces por intentar filmarlas). Eso sí, hay pocas referencias a la época visigoda, donde también Toledo ostentó el grado de capital. Hay algunos restos, algunas cenefas (como en la fachada de las Cuevas de Hércules) y quizás restos de palacetes de recreo al norte de la muralla. La Sinagoga del Tránsito con esos detalles impresionantes y su museo adjunto. Y bueno, poco más visitamos, dando un ligero vistazo a una de las fachadas del alcázar para recordar los estragos que sufrió durante la Guerra Civil.

Una ciudad que deseaba volver a visitar y, mira por dónde, se ha convertido en mi nuevo hogar.

martes, 10 de abril de 2018

Exportando guevarismo

Bueno, creo que es más rimbombante el título de la entrada que lo que voy a tratar. Pero bueno, fue lo primero que se me vino a la cabeza. Ya sabe todo el mundo que durante un tiempo coqueteé con el guevarismo, sobre todo en la reivindicación del potencial que tiene Latinoamérica, el cual no ha podido desarrollar debido a intereses de las potencias vigentes y a una clase política autóctona que está más interesada en su bolsillo y en que lo idolatren.

Uno de los puntos clave del guevarismo es la ruptura total, no solo ideológica, sino en forma y fondo, con procesos, rituales o acciones que quedan consideradas como innecesarias. Por ejemplo, el papel simbólico de los cargos políticos no es necesario y es tildado de anacrónico e incluso de poseer reminiscencias del fascismo. Como que se quedan en la definición y temen fuertemente algo nuevo a añadir. Así, para el guevarismo el político debería recoger todo lo conversado y pactado por militantes y reflejarlo en su lugar de trabajo. Como un transmisor que sabe de procedimientos legislativos y cómo debatir en esos ambientes. Y poco más, la verdad.

Es por eso que Echenique (creo yo) tuviera esas reacciones en la visita del Rey a Barcelona, aplaudiendo la actitud de la alcaldesa de no presentarse a recibir a Felipe VI. Aducía que es impensable que un cargo electo le haga tales ceremonias a un cargo hereditario que está aquejado de anacronismo. Así, mata dos pájaros de un tiro: indica que un alcalde lo único que ha de hacer es ser el líder el ejecutivo municipal y presenta de nuevo sus convicciones republicanas.

Mi análisis es algo diferente. Es lógico y natural que sus opiniones estén matizadas por sus propias ideas republicanas y la postura oficial de Podemos. Otra cosa es que la corriente mayoritaria no es el guevarismo (al menos en España) y resulta un poco hosco reportar tales actitudes. En España, en Europa, la fuerza de lo simbólico es brutal, la fuerza de la ceremonia es aún imponente, ya sea en una monarquía o en una república, aunque la primera se base más en esto que en la segunda. Por mucha ideología que tengas eres alcalde y aparte de tus deberes concretos tienes una labor simbólica. En especial la representatividad. No solo representas tus ideas sino que, en este caso, representas a la ciudad de Barcelona recibiendo la visita del Jefe de Estado. Si no te gusta que el Jefe de Estado sea un rey, lo siento, ese no es el momento, en este momento se está poniendo de relieve una ceremonia y estás desempeñando una parte simbólica consustancial a tu cargo. Ya te tocará en tu día a día trabajar para que tu ideología se plasme en la realidad política.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...