miércoles, 26 de abril de 2017

Diario de Viaje: Lita (Julio de 2016)

Un viaje en coche hacia el norte de la provincia de Imbabura con mi esposa, cuñado y sobrina. Y es algo que merece la pena, pues no está tan transitada como la parte sur, más cerca de la capital. El viaje a Lita sigue la serpenteante cordillera andina pero va bajando en altitud, por lo que la naturaleza, la vegetación y el clima van cambiando a algo más relajado, más caluroso y húmedo.

No he de olvidar que también viajó nuestra perrita, pero el nerviosismo de la pobre nos destrozó los muslos de tanto caminar por la parte de atrás. Y el vomitar fue casi continuo. Pobrecilla. Enormes formaciones que poco a poco iban cubriéndose de más verde y el paso por zonas catalogadas de fallas te dan la sensación de que abandonas un mundo conocido por otro del que no tienes ni idea. Típico en Ecuador, por la ruta vas atravesando pequeños pueblos diminutos que viven de ese tramo con sus puestos, restaurantes y anuncios de alojamiento o turismo.

Lita está en la frontera con la provincia de Esmeraldas. Hay montes cubiertos de frondosa vegetación salpicados de cultivos bien cuadriculados en sus importantes pendientes. Mucha población afroecuatoriana que recuerda la distribución poblacional del país en los inicios de su independencia. Más movimiento, más fiesta, más color. Y no olvidemos los postres típicos, como la cocada. Poco hay que decir de la ciudad. Muchos puestos improvisados y edificaciones destartaladas, como si poco a poco se diesen cuenta del potencial turístico que poseen.

Un breve paseo para cruzar la frontera nos llevó hasta una ribera del río Mira, de aguas profundas pero cristalinas, con grandes piedras en un lado del río y los lindes de un profundo bosque en el otro. La gente del lugar aún lleva la ropa hasta allí para lavar. Mecerte con la corriente y mirar la naturaleza no tiene precio. Y Midna, nuestra mascota, dado vueltas por el agua, con miedo cuando no hacía pie y con decisión cuando la profundidad era poca. Encontrar un buen sitio para pasear con el ruido del agua es espectacular.

martes, 25 de abril de 2017

Marchemos por la Ciencia

Está caliente aún la movilización a nivel mundial de científicos y ciudadanos en general marchando por la Ciencia, por una inversión digna y por su inclusión en la política. Y es que estamos atravesando tiempos oscuros donde las tesis religiosas y el ufanarse de no tener idea sobre Ciencia (recordemos ese antiguo jugador de baloncesto todo seguro diciendo que la Tierra es plana) están de nuevo de moda. Y más con el nuevo presidente de la primera potencia mundial poniendo en entredicho todo avance científico que asegure la existencia del cambio climático. ¿Ingenuidad o intereses económico petroleros? Todo puede ser.

Y esta vez me ha pillado con pensamientos funestos sobre esta rama del saber. Investigar cada vez es más difícil, pues las modas y los intereses económicos te proponen unos caminos que, si no los sigues, encontrar financiamiento se hace imposible. Y también el tema de la meritocracia, que debería ser el motor de este campo, está siendo relegada al nepotismo y a la endogamia académica. Si no te promociona hoy en día un buen padrino no vas a llegar lejos, por mucho que valgas. Es una realidad muy dura y triste a la vez.

Cada vez más el mundo académico se está convirtiendo en un negocio estrafalario. Publica varias veces al año. Algo endeble si puede ser, porque estar años para crear una publicación impactante ya no se estila. Junta regalitos, como los que tienen empleados de algunos restaurantes de comida rápida, para creerte mejor que los demás; aunque lo sigas llamando índice-h es más una zanahoria atada a un palo para que sigas corriendo. Fuera de ese mundo nadie sabe si lo que haces es espectacular o mediocre, así que no te creas la deidad o el desecho de tu campo, por favor. Existen trucos para desvirtuar esas clasificaciones luego no es un indicador de que eres bueno o malo, nadie es bueno o malo en términos absolutos. Lo que sí existen son desalmados que su único afán es ganarse un hueco pero no por investigación, sino destruyendo a sus compañeros, trepando sobre sus cabezas y adulando a algún superior para conseguir unas migajas de éxito por el abuso de los demás, con plagios o deshonestidad incluidos.

Yo creía que lo importante era crear conocimiento y difundirlo. Y usar las investigaciones que te ayudan a avanzar. Ahora resulta que existe un protocolo para crear referencias que hunden a las publicaciones que están empezando y resaltan a los gigantes del negocio que, sin apenas hacer nada (los que escriben no cobran y los que evalúan tampoco), ganan millones íntegros al mes por vender conocimiento. Y si se plantea difundirlo gratis, como esa web rusa, intenta destruir a su creadora con todas sus fuerzas.

Publique en tal o cual cuartil. Publique en tal o cual factor de impacto. Quizás tuvo sentido cuando las publicaciones venían en números impresos: si no publicabas en algo que comprase la gente, difícilmente te van a citar. Pero ahora, con los poderosos motores de búsqueda, escribiendo las palabras clave que necesitas ya es suficiente para encontrar artículos vinculados a tu campo. El factor de impacto y toda la parafernalia adosada ha muerto, pero muchos se niegan a reconocer que el cadáver hace tiempo que huele.

Si te gusta la Ciencia, si te quieres dedicar a ella, piensa que su definición no es su aplicación. Muchos intereses la están desvirtuando y solo voluntades férreas pueden revertir esta situación. La Ciencia básica no es la vaga que siempre relatan y la Ciencia aplicada no es la solución a todo mal. No hay extremos, por favor.

jueves, 20 de abril de 2017

Diario de Viaje: El Progreso (Mayo de 2016)

De camino desde Puerto Baquerizo Moreno hasta la playa de Puerto Chino pasamos por una pequeña y humilde población llamada El Progreso. Su mayor atracción turística es un gigantesco árbol que puedes subir hasta una pequeña casita entre sus enormes ramas. Era solo para visitar pero daba ganas de pasar un fin de semana a estas alturas. Incluso podías descender por debajo del nivel del suelo y entrar en una habitación justo debajo de sus raíces. Otras distracciones, como un columpio o una barra al estilo bombero te entretenían. Todo construido con basura reciclada.

Lo que más impactó fue que el guía-taxista nos contó la historia de la isla, donde a principios del siglo XX gobernaba un déspota llamado Manuel J. Cobos, conocido por las torturas a los empleados del ingenio azucarero (creo que era de este tipo) de la isla. Las condiciones eran esclavistas y sus erráticos caprichos que pronto soliviantaba cualquiera eran castigados de la manera más cruel posible: violaciones, destierros a islas desiertas, niños colgados en los árboles y un terrible etcétera. Finalmente, una profunda revuelta destruyó gran parte de las instalaciones (aún se pueden vislumbrar los derruidos edificios) y terminó con la vida del enfermo déspota. Incluso entre la naturaleza más hermosa se puede esconder el terror humano más profundo.

miércoles, 19 de abril de 2017

Diario de Viaje: Puerto Baquerizo Moreno (Mayo de 2016)

Mucho madrugar y muchas sacudidas por el Océano Pacífico nos llevaron a la Isla de San Cristóbal, situada al oriente del archipiélago. El objetivo era llegar al hotel para intentar relajarnos y sobrevivir un poco. El sitio estaba bien, cerca del puerto, con habitaciones tipo casitas al descubierto. Los dueños daban un poco de miedo pues estaban rodeados de estampas y esculturas religiosas y muchas citas bíblicas. Pero bueno, no nos podemos quejar. Tenía mesa de ping-pong y eso ayuda mucho, je. ¡Y una sala de comidas que daba justo al mar!

Puerto Baquerizo Moreno no es muy grande, la verdad. Pero tenía sitios bonitos, y una cantidad inmensa de leones marinos, con sus ruidos y olores y ganas de dormir intactas. Había una playa al lado del paseo marítimo llena a rebosar de estos curiosos animales. Los bares estaban bastante bien, de los mejores que vimos en la provincia de Islas Galápagos. Mucho pescado para comer, muchos cocktails. Al principio fuimos a una playa diminuta que está al frente del Centro de Interpretación de la isla. Un poco pedregosa, la verdad, pero con olas claras y fuertes y muchos leones por doquier. La ciudad seguía teniendo un encanto especial, aunque siempre conserva el aire ecuatoriano a la hora de la arquitectura. Otra playa que visitamos fue Playa Lobería (más allá del aeropuerto) donde, irónicamente, había pocos lobos marinos. Sin embargo era más amplia, tuvimos que caminar largos minutos hasta llegar a una bahía que no estaba inundada de rocas y podíamos bañarnos con tranquilidad. Eso sí, policía por todos lados. Ya sabemos lo locos que pueden ponerse los turistas al ver fauna del lugar.

Contratamos otro día a un guía-taxista que nos llevó por varios lugares y nos explicó detalladamente la historia de la isla y los lugares característicos. Nos llevó hasta la laguna de El Junco, un antiguo volcán extinto con su cráter inundado de agua de lluvia. Como no podía ser de otra manera, nos bajamos del taxi y comenzamos a subir hasta el borde y darle la vuelta. La vista es espectacular. Desde tan arriba incluso se ve la costa por varios lugares. Lugares agrestes que podrían ser parque natural y zonas de cultivos. Incluso casas o lugares enormes que se entroncan con la historia del lugar. Una buena caminata rodeados de silencio, aves lanzándose al agua y transiciones de niebla y sol.

Después llegamos hasta la galapaguera Cerro Colorado, donde sí pudimos ver cantidad de tortugas galápagos dando vueltas entre mucha vegetación. Enormes bichos que incluso peleaban entre sí. Incluso vimos la zona donde se crían los huevos y donde se protegen a las diminutas tortugas hasta que son capaces de vivir a ras del suelo y, no sé a qué edad, liberarlos por toda la galapaguera, con multitud de árboles de la zona para que las tortugas puedan vivir con tranquilidad. El centro de interpretación daba la sensación de estar con poco uso.

Tras esto terminamos el camino principal llegando a la playa Puerto Chino, donde, según nos contaron, se rodaban antes muchas películas porno. Es una pequeña bahía rodeada de cerros agrestes. Su arena es muy clara y está a rebosar de leones marinos, ya que la pendiente es muy ligera y pueden dormir la siesta mientras se mojan.

Abandonar la isla, de nuevo en barco, nos dejó la última vista de San Cristóbal. Como detalle, en la lejanía, pudimos contemplar los enormes y puntiagudos islotes que conforman el León Dormido.

sábado, 8 de abril de 2017

Marzos de dolor

Marzo, como siempre. Un poco tarde, pero con las mismas reflexiones. Un recuerdo imperecedero a las víctimas del 11-M. Va por todos vosotros, con alientos de paz y democracia.

Paz y democracia. Ahora, con tanto populismo, es difícil encontrar a este par de amigas. Atentados en Londres, en Estocolmo, en Mosul y en un sinfín de lugares. No es venganza, no es reivindicación, son unos enfermos contra todo el planeta. Mientras eso no se vea y siga la letanía de enfermos mentales en acciones asiladas, poco vamos a lograr. Cuesta decirlo, pero a veces hace falta la guerra para asegurar la paz.

En el Reino todo patas arriba. La crítica al franquismo y los laudos al terrorismo tiene la frontera más liviana que nunca. Humoristas que están siendo llevados ante la Justicia, tuiteras que están pagando con creces lo hecho. Es de escándalo que lleguen a darse estas situaciones, aunque eso no quite de los comentarios que destilan odio supremo hacia todo. ¿Por qué? Y lo peor, cómo ambos bandos políticos van rápido a hacerse fotos para cubrir su cuota de informativos y después si te he visto no me acuerdo. La democracia parece una pantomima televisada. Un desastre. Si han cometido delito pues bien, pero analicemos la pena, ¿por qué no dedicarla a actividades sociales? Es más, puede que todo venga de más adentro, de más profundo. Quizás una ley e investigaciones que logren reparar a las familias de las víctimas, sí, las que unos llaman despectivamente 'las de las cunetas'. La Ley de Amnistía (recordemos que no fue propuesta por el partido en el Gobierno) ha tenido sus acciones positivas y ha permitido lo que hoy vemos, pero no se puede alargar hasta el infinito. Esta inquina, estas voces que saltan rápido diciendo 'facha' o 'rojo' no pueden conducir a un buen final. Es hora de revisarla, de sentenciar (aunque sea simbólicamente y a título póstumo) al aparato franquista y a sus mantenedores. Hay que revitalizar la Ley de Memoria Histórica y dar un respetuoso final a los que perdieron la Guerra Civil y sus familiares. No saber dónde está tu familiar (coincidas o no con su postura, aunque es de niño pequeño pensar qué era lo correcto por hacer estando muy lejos de la situación de aquellos jóvenes obligados, en su mayoría, a combatir en uno u otro bando) es algo que te destroza. Darle un digno entierro y un merecido homenaje es lo mínimo que se puede hacer. No, eso no va a destruir el Estado; no, eso no va a hacer repudiar a la Transición. Lejos de esos temores, Estado y lo generado gracias a la Transición van a quedar muy reforzados. Ojalá esto se dé más pronto que tarde y ese odio que carcome por dentro desaparezca, al menos en la mayor parte de la población.

¿Y ahora qué pasa con ETA? Esto vuelve incluso al tema de enfrentamientos eternos. Esta vez parece que se desarman. O al menos de manera simbólica (armas y explosivos ya están inutilizables por su falta de mantenimiento y que hace mucho que no se usan). Sigo sin verlos como adalides que quieren paz y un cierre digno. Creo que la política del Gobierno del alejamiento de presos ha hecho mucha mella y ha provocado reflexión en familiares y reconversión en presos. Si de verdad van a desarmarse pues que indiquen dónde están todos los zulos y escondrijos, que entreguen hasta la última bala. ¿Después? Si el arrepentimiento es serio, que lo anuncien, decreten su disolución final, total e irreversible y se entreguen. Ya tras un juicio justo deben colaborar con la Justicia para aclarar todos sus crímenes sin resolver. No pidamos menos, esto también ayudará a restañar un largo y difícil conflicto. Los familiares de las víctimas no se merecen menos.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...