jueves, 21 de julio de 2022

Hipocresía de contaminar allí, pero no aquí

Hace unas semanas, si no un par de meses, varios influencers de la energía acudieron para ser testigos privilegiados del derrumbe programado de torres de refrigeración de una central térmica. Esto lo publicitaron como un éxito y como cosa a aplaudir en pos de la transición energética.

Dejemos por sentado que tras haber estudiado (no por mi cuenta, estudios reglados que dan título universitario) sobre energías renovables y sostenibilidad tengo claro que es necesaria una transición energética, pero no a todo coste o de cualquier manera. Y esto lo digo porque a los políticos el planeta les importa poco o nada, lo que quieren es rentabilidad económica y quedarse muchos años en el sillón. Si no, como prueba un botón: la reciente guerra entre Rusia y Ucrania ha roto el equilibrio de distribución energética y las instituciones europeas, mágicamente, han considerado como energías verdes al gas natural y a la energía nuclear. Sí, esas mismas que hace un año eran miradas con sumo recelo si no vilipendiadas.

A día de hoy es imposible depender únicamente de energías renovables sin centrales de reserva, centrales base que tengas confianza de que te van a dar de manera ininterrumpida en cualquier momento del día. La variabilidad de las renovables aún es un reto muy serio y no hay que descartar ninguna fuente en territorio propio, incluso el carbón y el gas natural. No digo que se usen hidrocarburos como antaño pero que sí se los tenga como carta en caso de problemas graves, tales como los que vamos a sufrir si Rusia sigue jugando estúpidamente a la guerra en el invierno que se avecina.

Las proclamas de Greta, en cierta parte acertadas, quedaron borradas por la pandemia y la guerra actual pero la seguidilla de altas temperaturas que estamos alcanzando este verano, junto a los tristes y descorazonadores incendios, están retomando el debate a cotas muy interesantes. Negacionistas va a haber, y con la cabeza tan dura que no van a querer ser convencidos con datos. Y ultra-alarmistas también, con mapas de colores donde las temperaturas aceptables ya las colorean con tonos anaranjados. El cambio climático es innegable, pero hay que enfocarlo bajo criterios científicos y racionales. Y aquí quiero mencionar que si bien las políticas de bajar emisiones están bien para atemperar los efectos de este calentamiento global, poco o nada se está haciendo para generar políticas para afrontar el cambio climático que nos va a tocar, porque vamos a llegar a ese escenario. Por ahora no escuché sobre políticas migratorias, ni solidaridad entre países, ni políticas de mejora de almacenamiento, distribución y consumo de agua o fondos para controlar los montes para que si hay incendios no se propaguen de manera tan virulenta y extensa.

Y es que, lo siento, pero hay que implementar políticas reales, no deseos sobre que si cortamos de raíz todo el cambio climático va a desaparecer. O como el tema de las megagranjas solares, fuertemente criticadas, con razón. Pero las críticas parece que van encaminadas a que no las quieren aquí, al lado de su casa, sino que estén en la casa de otras personas. Si bien son compañías especuladoras que quieren quedarse terrenos apetecibles también hay que pensar que nuestra sociedad despilfarradora requiere de la producción de mucha energía. No querer la megagranja no quiere decir que evaluaemos nuestra manera de vivir y organizarnos de manera poco eficiente, quiere decir que vayan a otro sitio (con menos recursos para que no se quejen mucho) y que las hagan allí. Y la solución, aparte de que nuestros hábitos de consumo basculen hacia la máxima eficiencia) es la deslocalización de las granjas, de la generación distribuida y cercana a los puntos de consumo. Quizás paneles más transparentes y flexibles para que estén en tejados, ventanas, farolas, etc., sea mejor que hectáreas y hectáreas de paneles.

Y con el tema de querer lo mismo pero lejos me genera cuestiones. Las reservas de litio extremeñas podrían ser algo muy valioso para España y que rompiese la tendencia europea general de ser sitio de consumo y no de producción (con la inmensa dependencia que esto genera, claro). Evidentemente hay resquemor por parte de los vecinos de las prácticas poco éticas y medioambientalmente amigables que van a tener las empresas (por eso el fracking está prohibido porque por ahorrar costes y maximizar beneficios les da igual destruir todo) pero en vez de fiscalizar por un buen desempeño y un mínimo impacto se piensa en que hay que seguir con el litio pero extraído en otro país, lejano y pobre a ser posible, puesto que las restricciones legales ya no son tan estrictas y podemos contaminar a nuestro gusto.

Lo mismo pasa con el petróleo canario, que por evitar temas corruptos y que contaminen no quieren explotar los pozos. Y al final serán seguramente explotados por Marruecos y las islas serán contaminadas a la vez que la soberanía energética queda reforzada en nuestro país vecino.

Porque, gente, por mucho coche eléctrico que tengamos (que ya han apostado los mandatarios por él, el resto de híbridos ya se descartan aunque sean más eficientes y seguros), si hay que contaminar a lo loco para lograr una batería de litio y hay que anegar de crudo una costa lejana para generar electricidad, la transición energética será una impostura.

transicion energetica

jueves, 14 de julio de 2022

Diario de Viaje: San Agustín de Guadalix (Junio de 2021)

 Cuando aprieta el calor conviene moverse a sitios cercanos a la sierra. San Agustín es un buen lugar porque con poco que andes puedes remontar el Guadalix y en sus apetecibles aguas rodeadas de una boscosa ribera puedes pararte un rato a descansar y admirar el entorno.

Remontando el río llegas a la famosa cascada del Hervidero. La parte baja está normalmente llena de gente bañándose y pasando el rato y en la parte de arriba hay menos gente y puedes embelesarte con las vistas y con el ruido del agua caer. Cuando fuimos había dos cascadas y decían algunos que se podía saltar. Ojo, que son bastantes metros de caída. Para los saltarines hay otra cascada río abajo que no es tan imponente.

Puedes a partir de ahí seguir algunos senderos y adentrarte en la típica vegetación del norte de Madrid. La verdad es que es un buen paseo y llegas a alejarte de la gente e ir a tu bola. Nosotros enfilamos por un camino que se adivina en el modo satélite del mapa y que llega como a una central de transformación o bombeo, ya que queda cerca del canal de Isabel II. Parece que hay un montón de lugares para hacer senderismo y puedes caminar tranquilamente.

En uno de los viajes tuvimos un percance: el acerado del polígono industrial no es el mejor y por un descuido rajamos una rueda. Una experiencia desagradable. Por suerte la gente del seguro se encargo de todo bien rápido.

En un tercer viaje nos internamos por una de las dehesas y pudimos ver bastante ganado. Hay multitud de sitios y, debido a esto, tengo la mala cosa de no haber caminado a fondo por el pueblo en sí. Unas tapas cerca de la piscina municipal y poco más.

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...