jueves, 6 de diciembre de 2018

Eterno 15 de noviembre

Otro año más, un poco más viejo. Siete lustros que son ya. Pero en el fondo eso es bueno, señal de que sigo vivo. ¿Países que viven con poca democracia? Sigue habiendo y con el tiempo permanecerán, por desgracia. Incluso los países hoy en día más democráticos no están exentos de populismos y pasos atrás en las libertades democráticas. Se nos está quedando una sociedad, realmente, de mierda; donde las corporaciones multinacionales son las que realmente cortan el bacalao y que los corruptos gobiernos no dudan un ápice en recortar derechos en defensa de una mal llamada seguridad.

Todo esto me hace pensativo, todo esto me hace reflexionar si conviene seguir intentando mejorar el entorno que me rodea. Pero como uno es medio tonto sigue que sigue. No sé si la humanidad volverá a la senda del progreso y la concordia en un corto plazo de tiempo.

Y yo cada vez estoy más taciturno, menos comunicativo y retraído. No sé por qué, quizás por una melancolía que me ha inundado en estos últimos meses desde mi retorno a España o porque ya todo me ha desengañado en esta podrida sociedad.

Volví al país tras más de una década y reconstruir lazos es bastante difícil pues cada uno ha tomado su derrotero. Es imposible volver a ser lo que fuimos. Y no puedo agarrarme a los antiguos lazos e intentar recomponerlos con fe: he de ver cómo se reestructura una antigua amistad y crear nuevos lazos, nuevas amistades.

Es por eso que una vez retornado pensé que debía cortar de raíz con Andalucía porque de manera natural intentaría volver por los cauces conocidos y yo no soy el que era ni nadie es como antaño. Pero, paradójicamente, esa elección duele y me postra en un aislamiento autoimpuesto. Es algo esperable, pero no por ello deja de hacer daño. ¡Ay!

Al menos, en comparación con el año pasado, he (hemos) ganado la tan ansiada estabilidad y hemos podido empezar a crear espacios propios y una vida con metas por cumplir. Los trámites burocráticos por fin han salido a la luz y aunque sigan faltando muchos más, se ve la luz al final del túnel.

Como veis, momentos agridulces que no sé si son por la edad, por la experiencia, por el mundo o por yo qué sé. Sigo pensando...

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