miércoles, 12 de septiembre de 2012

Huir de la crisis, se puede

Ya es conocida por todos la crisis que nos atenaza y su origen: la especulación con hipotecas basura, la venta de paquetes (cosa que nunca se había hecho con tal magnitud) de acciones que contenían créditos de hipotecas por cobrar, aunque de difícil consecución. La especulación de los que hacían fuerza para que estos activos valiesen más, confabulados con agencias de calificación que decían que eran muy buenas y provechosas. ¿El resultado? Conocidísimo. Cuando el riesgo era enorme y la gente no pagó lo que tenía que pagar (precios desorbitados, imposibilidad de suplir el crédito) todo se derrumbó. Y sumando a crisis autóctonas y una debilidad institucional, España está como está.

Algo de parte tenemos los ciudadanos. Quizás en relativo no mucha, pero querer varias casas y más de dos coches ha sido un poco presuntuoso. Nuevos ricos que querían presumir como el hidalgo del Lazarillo que se ponía migas en la barba para que los demás creyesen que se hartaba de comer. Tampoco obligaban a pedir créditos. Pero seamos sinceros, quien ponía precios elefantiásicos a las casas y especulaban con dinero virtual han hecho la mayor parte del daño. Las prácticas del neoliberalismo. El afán de los bancos por el capitalismo financiero: considerar el dinero como mercancía y no como intermediario entre mercancías. Nada de bienes y productos, sino mover de aquí para allá el dinero. Un mundo globalizado casi en exclusiva para los bancos y multinacionales. Pocas trabas para ellos, numerosas para nosotros. Bancos Mundial y Europeo al servicio de dichos entes (y manejado por ellos). Afán privatizador, como si eso de por sí liberase de gastos inútiles al Estado y fuese mucho mejor, nada de combinar inversión estatal y privada. Paraísos fiscales por todo el mundo, blindados y a salvo de críticas.

Las soluciones neoliberales a la crisis se han tornado ineficientes. Despedir más fácilmente y disminuir los salarios para que sea menos caro producir. Pero con parados y gente de pocos ingresos no hay nadie que compre lo que fabricas. Claro, ¡vender al extranjero! Podría resultar, sí, pero a tu empresa y las que estén preparadas para el mercado exterior. Cosa que las grandes empresas lo tienen merendado. Pero en el Reino de España el 80% de lo que se produce está llevado a cabo por pequeñas y medianas empresas, con un total de empleados enorme en comparación con las grandes. Esas por tanto, según el neoliberalismo, se joden por no ser ricas. Quizás la cosa se arregle, como dicen algunos progresistas, subiendo los impuestos, pero la impopularidad es enorme y los políticos temen quedarse sin ser reelectos. Puede que el truco esté en que en estos años el porcentaje de los que cobran menos ha crecido y su salario es menor en comparación (su sueldo puede ser 3 o 5 veces mayor, pero si la inflación sube más pues en términos relativos tu sueldo es más mísero), mientras que se ha reducido el número de los que cobran más, pero cobran como veinte veces más.

España ya ha sido rescatada. Dos veces. Los eufemismos ahora no sirven, pero este dinero no fue hacia donde hacía falta para reactivar la economía, sino para salvar a bancos que no van a devolver nada, donde a la larga los consorcios propietarios de esos bancos (casi todos alemanes) verán restituidos todos los donativos que dieron para salvar a España. Curioso que Alemania nunca haya pagado las deudas contraídas tras cada Guerra Mundial, pero le piden a Grecia que salde deudas que datan de mitad del siglo XIX. Ahora Madrid, Andalucía, Cataluña, Valencia y Murcia piden rescates enormes, por lo que el descrédito del sistema autonómico se hace palpable. Quizás haya que racionalizar tal sistema, quitando duplicidades y ejecutando competencias de la forma que lo haga la autonomía que la desempeñe más eficientemente. Quizás es hora de un sistema federal.

La Unión Europea, con su política fiscal disgregada, ha actuado tarde y mal. Como si la solución fuera sencilla los Gobiernos se dedican a recortar en educación y sanidad como si fuese cosa baladí. La investigación tampoco se salva. El PIB per cápita español es un 94% de la media de la Unión Europea, pero sólo se dedica al Estado del Bienestar el 72% de la media europea. Muy inferior. Si los ricos pagasen los impuestos que deberían pagar y se reimplantasen los impuestos de renta y sucesiones habría un fondo monetario importante para invertir en este campo. Manteniendo o mejorando sueldos básicos y creando miles de puestos de trabajo en laboratorios, escuelas y hospitales. No en ladrillo, que ya se ha visto el rotundo fracaso, sino en recursos humanos. La Ley de Dependencia podría ser desarrollada, ocupando mucho empleo y ayudando a gente que lo necesita. Liberando de esas tareas a gran parte de la familia (mayoritariamente mujeres), que podrían dedicarse a trabajar plenamente. Más ingresos. Que el Estado promocione grandes infraestructuras (España es el país con mejores constructoras de alta gama). Racionalizar el turismo. Vivir con lo necesario, volver a las botellas retornables, todo sirve. Se puede hacer. Somos capaces.

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