jueves, 21 de mayo de 2015

Diario de Viaje: La Merced de Buenos Aires (Diciembre de 2014)

Un viaje un poco decepcionante, la verdad. Se pensaba en una convivencia navideña de toda la planta docente, así que reservamos una pequeña hacienda a la salida de este pueblecito, enclavado en la sierra tras Urcuquí, aun cuando parece que ya no hay nada más.

Pues sí, lo hay. Una pequeña iglesia y unas cuantas casas a su alrededor y la carretera atravesándola. El bus institucional casi no pasa por los recovecos. La hacienda prometía mucho, caballos, spa y botes en lago. ¿La realidad? Un lugar hermoso, con riachuelos y plantaciones y una impresionante vista de un valle ¡con un columpio que se balanceaba sobre un abismo! Y una escalada a un árbol para ejercitar las piernas. Pero fuera de eso no había nada. El spa sin uso, solo había un caballo que desapareció al rato y los botes eran dos gomas en una alberca artificial.

Incluso la comida fue decepcionante, como en cualquier otro sitio. ¡Y cobraban la bebida! Solo las hamacas y la convivencia en la sala de juegos pudieron amenizar la estancia.

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