sábado, 20 de febrero de 2016

España, ¿aún baluarte de Hispanoamérica?

Hay una frase o una tonadilla que se repite multitud de veces en los diarios y telediarios españoles. Se habla de una victoria o un avance en algún país de Hispanoamérica en un campo ajeno como puede ser la Unión Europea, Asia o Estados Unidos. El político nacional de turno entonces le da las gracias a España (o a su Gobierno, a la Casa del Rey o a autoridades) por la ayuda y apoyo de su causa.

Esto sería cosa de aplaudir si fuesen socios o algo por el estilo: ambos compenetrados para conseguir algo en conjunto. Seguro que algún beneficio de tipo económico o aduanero consigue el país ibérico, pero no es a eso a lo que me refiero. ¿Es que los países americanos no pueden hacer cosas por ellos mismos? ¿Es España que actúa con un cierto paternalismo sin que le llamen porque en el asunto queda involucrada una antigua colonia? ¿Cuál es el trasfondo, el tufillo que impregna todo?

Por mucho que en América se hable de la Madre Patria siempre termina la discusión con un resabio a resentimiento, a enemistad no finiquitada. Quizás no se superó el trauma de los conflictos de independencia, quizás las ganas de expolio de los españoles (empresas españolas amparadas por los políticos, mejor dicho) a estos países son los responsables. Quizás aún el ensueño imperial del pasado aún tiene ecos y hace ver superior al lugar donde vives y miras con condescendencia y casi pena a los países de más allá del charco. ¿Será eso? ¿Solo habré detectado estas cosas en casos aislados? Ni idea.

Pero lo más seguro es que sea el caso práctico: un país cuya economía no es muy fuerte aboga por un socio en el territorio que te interesa (o que tenga peso) para que te ayude a conseguir algo. A cambio fama y prebendas. El idioma común es una baza para pedir ayuda a unos y no a otros. O que aún siguen teniendo voz y voto en algunos lugares. Pero España lleva desde el abominable Trío de las Azores. La política neo-imperialista de Aznar, consumada en ese 2003, ganó muchos enemigos en varias regiones del mundo, Hispanoamérica incluida. Después le vino la política errática de Zapatero, cortando lazos con aliados fuertes y forjándolos con países de ideales, cómo decirlo, poco afines a la democracia. Su Alianza de Civilizaciones, si bien fu hecha con buenas intenciones, quedó pronto cristalizada como un canto a la nada. Postureo del bueno. Después vino Rajoy, intentando introducir de nuevo a España en el concierto internacional con un rol más activo (Consejo de Seguridad de la ONU) pero supeditando la política europea y nacional a los intereses de Alemania (con reforma constitucional añadida). O sea, de querer enemistarnos con el mundo para que reconocieran a la España de la Cruz de Borgoña, hasta la segunda fila aduladora de otras potencias, pasando por la inmolación en política internacional con variopintos nuevos aliados.

Esto tiene que dejar una huella. Trece años ya. Si pronto no se repara España poco a poco va a ser cada vez más irrelevante internacionalmente. Si fuese porque se consolida el proyecto europeo aplaudiría, pero eso no está pasando y es por fallos e inacción. Bajo estas condiciones, ¿por qué entonces pedir ayuda a un segundón o 'tercerón' internacional? Ante la tesitura mejor buscar apoyos en Portugal o Italia. O Francia, qué leches.

Pero también que el estado de desarrollo económico siempre es pasajero. Si bien en España la crisis desatada en 2007 todavía no se ha eliminado en la escala micro, muchos países hispanoamericanos han ganado gran peso económico y se están convirtiendo en referentes mundiales. Está México, Colombia a pesar de sus altibajos, Chile, Argentina (aunque desde hace unos años a esta parte parece que volvió a la casilla de salida), Brasil (antes de la terrible crisis actual) y el empuje de Ecuador. Quizás sean fluctuantes, pero la tendencia se ve claramente al alza. Y en pocos años, en pocas décadas, su nivel y prestigio internacional hará que por ellos mismos se valgan para pedir tratos de favor. Ni coalición con la antigua y deprimida metrópolis. Ellos llamarán a la puerta y serán atendidos por lo que son. Fin de paternalismo y merecida cura de humildad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...