jueves, 5 de octubre de 2017

Diario de Viaje: Montoro (Enero de 2014)

La verdad que es un pueblo que merece la pena visitar. Está muy cerca de la ciudad de Córdoba y tiene una historia bastante interesante. Confieso que aún no lo he pateado como se merece, pero tiempo al tiempo. Menos mal que mi primo es un excelente guía en estos temas.

La parte nueva es como todas, la verdad. Y nada anómalo con respecto la tendencia de pueblo andaluz blanco. Pero tiene unas vistas impresionantes y se puede deleitar uno viendo Montoro y su barrio Retamar unidos por un puente que evade el Guadalquivir. El casco histórico montoreño posee numerosas colinas y hay que subir y bajar con fuertes piernas, ya que la estrechez de sus calles hace complicada la conducción.

La torre de la iglesia de San Bartolomé domina todo el pueblo y las construcciones con sillares de alrededor hacen que merezca pararse toda una tarde y tener una buena cámara de fotos. Es más, si se callejea lo suficiente te puedes topar con una casa cuya fachada está formada íntegramente con conchas.

Ya bien lejos del centro urbano se puede visitar la ermita de la Virgen de la Fuensanta, la cual acumula a muchos creyentes en sus fiestas y da lugar a multitud de peroles en sus cercanías. Eso sí, los legendarios 'meados de la Virgen' (una fuente natural que emanaba por debajo de la ermita con sus legendarias propiedades curativas), ya dejaron de existir hace tiempo.

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