domingo, 8 de julio de 2018

Diario de Viaje: Porto Cristo/Portocristo en Manacor (Abril de 2006)

Por Manacor no llegamos a entrar en nuestro viaje fin de carrera. Más bien nos dejaron en una gran tienda a las afueras para que comprásemos compulsivamente. Bueno, yo caí en la tentación y terminé por comprarme la escultura de un dragón negro con armadura. Es que era mi época de fanático de los dragones, la verdad. Tras eso llegamos a la costera Porto Cristo, donde paseamos por el puerto deportivo y nos hartamos de ver yates y barcazas de un sinnúmero de países.

Pero lo importante fue la visita a las cuevas, sinceramente. La cueva del Drach es enorme y llegas a grandes profundidades. O eso me pareció a mí. La verdad es que las cuevas forman unas estructuras muy curiosas y que te dan ganas de contemplar a lo bestia. Fue en esta donde vimos una actuación musical en una barcaza que recorría un lago subterráneo. Y es que la escena es impresionante, con un techo a rebosar de estalactitas y con una acústica catedralicia. Da la impresión de que estás en otro mundo con esas formas de bosque de piedra y sinuosas oscuridades.

Después, con el ánimo ya arriba visitamos las cuevas dels Hams, que son más pequeñas, pero tenían guías incorporados y una iluminación que aunque fuese más pobre, resaltaba mejor las estalagmitas, dando la impresión de que eran catedrales en miniatura ideadas por Gaudí. En estas cuevas, empezamos a imaginarnos que éramos guerreros de fantasía luchando contra males del inframundo. Muy loco todo. También fue muy curioso que las corrientes de aire habían deformado las estalactitas hasta darle una forma parecida a un anzuelo, de ahí el nombre de las cuevas. Fue una visita muy provechosa.

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