viernes, 13 de julio de 2018

Diario de Viaje: Tumbabiro (Diciembre de 2016)

De estas cosas que estás en Ecuador y te invitan, más bien te obligan, a acudir a una cena con todos tus compañeros de trabajo. La verdad es que en este última etapa he tenido excelentes compañeros a la par que compañeros completamente repudiables.

Esta cena de hermanamiento se hacía en honor a algún invitado y como pudimos fuimos en furgonetas amontonados. En uno de esos miles de desvíos que pueblan Ecuador y que atraviesan carreteras recién terminadas o pavimento de tierra (nunca sabrás qué te vas a encontrar) llegamos a unas casitas pequeñas y bastante bonitas. En uno de los desvíos nos dejaron en una enorme hacienda, donde parecía que solo podían habitarla los exploradores más avezados y los de ingentes ingresos.

Se comió bastante bien, la verdad. Hubo algo de música improvisada por compañeros guitarristas y juegos al estilo de Tabú donde tenías que explicar a alguien famoso pero sin mencionarlo. Un consejo, compitan contra japoneses, pues entre las risas y ademanes que se pegan pensando cómo hacer el tiempo se les agota.

Después, lo típico. La fiesta terminó y medio nos abandonaron. Ya es larga costumbre esto, así que armarse de valor e idear un plan de vuelta porque no tienes oportunidad de volver en grupo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diario de Viaje: Peñafiel (Febrero de 2023)

 Pues casi sin reponernos del viaje navideño a Portugal tocó otro gran viaje. Mi mujer tuvo que ir a un curso a Santander y yo hacía décadas...