domingo, 10 de marzo de 2019

Diario de Viaje: Escalona del Alberche (Febrero de 2018)

Más de una vez he visitado este hermoso pueblo situado en el norte de la provincia de Toledo. Las vistas desde lejos, ahí apostado como en un montículo sobre el río Alberche y mostrando con todo su esplendor su castillo, son algo que toda persona debe deleitar.

Eso sí, antes de entrar en Escalona puedes quedarte en sus playas, donde el cristalino y frío río genera lugares para pasar los días más tórridos del verano. La abundante vegetación te protege bastante y puedes desconectar de todo en ese lugar.

Al castillo no he podido entrar, creo que en parte está abandonado y en parte es zona privada. Pero puedes ver la enorme muralla e imaginar las lides e historias que se han podido desarrollar en esa zona. Escalona aún cuenta con muralla y puedes pasear para atravesar las puertas de San Miguel y de San Ramón, dando cuenta de cómo debió ser todo en época medieval. Como recorrimos sus calles por la tarde de domingo daba la sensación que todo estaba abandonado y el aire romántico salía por todas partes. Es más, había murales de acción callejera bastante bien conseguidos y rompía la ilusión para darse cuenta que el pueblo está realmente vivo.

También pasamos por la plaza del infante don Juan Manuel, donde ficticiamente tuvo lugar la despedida de Lazarillo de Tormes del cruel ciego. Y ahí están las columnas y los porticados, como si nada hubiese pasado entre ese momento y el actual. Es una pasada.

La parroquia es de típica arquitectura toledana y se puede ver sin problemas. Fuera del recinto amurallado ya empieza el pueblo nuevo, común a todos los lugares. La zona del ayuntamiento también está bien, ves una torre y te puedes asomar a contemplar el paisaje castellano.

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