Uno no decide en qué familia nace, es un hecho estadístico, aunque algunos creen que es el destino divino. Todas las familias, aunque con lazos semejantes a muchas otras de culturas afines, tienen sus particularidades, sus vidas internas. Hay penas y glorias, cosas que se dan a la luz y cosas que intentan ocultarse. A la persona en última instancia le quedan pocas opciones: o se larga muy lejos para separarse de la familia o intenta convivir con estas luces y sombras, hacerlas habituales para que no hagan más de lo que hacen. No he tenido mala suerte en mi familia carnal, una marabunta de tíos y tías con muy buena disposición a la relación. Unos padres harto bondadosos que ayudan hasta el extremo. Un hermano, aunque no haya llegado a una relación íntima, que despierta admiración y orgullo.
Pero sí se elige a la familia política, o más bien, al elegir a tu pareja viene asociada la familia política. Al principio hay cordialidad y quizás algún recelo sobre qué papel estás jugando. Es que es verdad, uno entra en una estructura que lleva ya años formada y todos se conocen bastante bien. Solo con el tiempo y demostrando tus buenas intenciones puedes lograr que te abran sus sentimientos y te acepten en el ámbito familiar. Ser exótico también ayuda, quieren conocer de qué pie cojeas y si lo que tienen de referencia es real o imaginado. Los niños te consideran parte del grupo de juegos, lo que también ayuda a asentarte en la familia. He de decir que he sido plenamente aceptado y que con el paso del tiempo tengo la intención de convertirme en un habitual de la familia.
Y lo mejor de todo, tienes tu pareja a la que has elegido. Habrá habido temas al principio de dudas y muchas trabas contra nosotros, pero esto es un proceso que se aprende día a día, crear lazos cada vez más fuertes y de confianza a la par que se mantiene una intimidad para no ahogarse. Una relación espiritual, mental, física. Todo ello ha de estar equilibrado y el ansia de descubrir el mundo con ella siempre está ahí. Su bondad, ternura y belleza hacen que dé gracias cada día por tal honor de estar junto a ella. Y hoy ya son dos años, Geo, dos años que quiero multiplicar por cincuenta. Con ella soy mejor persona, aprendo más de la vida y confío en el amor.
Te quiero.
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