viernes, 22 de enero de 2016

El soberanismo sigue, aunque Mas fue derrotado

El percal catalán está a un nivel máximo. Muy interesante. Las elecciones que daban como plebiscitarias no fueron para tanto. Y hubo reparto para todos, más escaños para los soberanistas pero más porcentaje de voto para los constitucionalistas. Total, la diferencia no fue tanta como para proclamar la independencia a los cuatro vientos.

El lío vino después con el juego de caras. Si bien Junts pel Sí (una coalición con CDC , ERC y formaciones independientes) contaban con la primacía Mas se había echado un lado y como cabeza visible estaba Romeva. Pero bueno, España es un país con sistema parlamentario y eso no implica nada. Aunque seguro que se llevó alguna castaña para después volver a sacar a Mas a la palestra. Pero claro, no tenía apoyo suficiente y necesitaba el visto bueno de los anticapitalistas independentistas de la CUP.

Esta formación estaba bastante dividida de si votar al derechista Mas en pos de la independencia o mandarlo a freír espárragos. Un independentista poniendo en jaque la independencia, cosa típica del solar hispano. Poco a poco la cara del discípulo de Pujol fue cambiando de soberbia a preocupación, terminando con la de miedo. Y eso que los escándalos de corrupción le daban una señal de que se apartase. Sus políticas nefastas y la creciente deuda por su mala gestión solo ayudaron a que se escudara más en los sentimientos nacionalistas. ¿Pero de verdad quería independencia? Eso quizás tarde en saberse, pues casi todos pensaban que era, aparte de una cortina de humo, una amenaza velada para conseguir un equivalente de concierto económico, al más puro estilo vasco y navarro.

Pero las reiteradas negativas hicieron que su sueño egocéntico, en el que se comparó con numerosos personajes históricos (Luther King, Mandela, Gandhi) o legendarios (Moisés), le dieron la mayor bofetada de humildad conocida hasta la fecha. JxSí tuvo entonces que recular y proponer a Puigdemont, colaborador de Mas y ferviente soberanista. CUP aceptó y ahora se verá cómo evolucionará todo. En principio, las autoridades estatales negaron parabienes y agradecimientos a Mas y Puigdemont a cambio prometió su cargo con ojitos a una Cataluña independiente y con ánimos al pueblo catalán.

La cosa parece que va para largo.

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