sábado, 18 de abril de 2020

Reflexiones desde el balcón

No sé si son los aprovechados o que con el tiempo las buenas ideas se corrompen. Mientras más tiempo vigente lleve algo más opotunidades tendrá de encontrarse situaciones contra las cuerdas y testear así si ese algo dura o se quiebra. En este caso quiero hacer unas reflexiones al uso de los balcones que se está dando no solo en España, sino en medio mundo.

Inicialmente fue un gesto espontáneo en el estado de alarma, una manifestación pública de apoyo cuando salir está severamente limitado. Y no me pareció mal dar un apoyo a los trabajadores de la sanidad, pues se la están jugando día a día por nosotros. Yo participaba activamente pues creo que es un homenaje bastante válido para dar reconocimiento a este sector. Pronto salieron a decir que los aplausos debían ser para todos los trabajadores que estaban aún en la calle: empleados de supermercado, trabajadores de reparto, policía, basureros, etc. Evidentemente, nadie se podía negar a eso porque también se lo tenían merecido. Pero aunque era bueno se puso ahí una semilla, que había que decidir a quién aplicar el aplauso, que aplauso porque sí o solo a un sector ya era demasiado. Otro paso natural más fue que el aplauso era estrictamente dedicado a la sanidad pública, tan maltratada históricamente por los gobiernos de derecha. Esto es una verdad como un templo pero hay que leer entre líneas e investigar un poco más porque va a sorprender cómo en ciertas comunidades autónomas de izquierda también se ha recortado en salud impunemente. También digo que ha influido la tardanza en tomar medidas por parte del gobierno central de coalición actual. Cada quien que aguante su vela.

Ya desde el principio, como ya comenté, muchos quisieron amenizar los aplausos con algo de carga política, como poner el himno de España. Esto quizás ha sido en imitación a lo que pasaba Italia y tiene algo de sentido a la hora de entender que todo el país está metido en el problema. Pero en el fondo no es estrictamente necesario. Casi de inmediato mucho empezaron a decir que mejor poner el himno de la comunidad autónoma (poco nos duró la unión) e incluso himnos más regionales. Ya la cosa empezaba a derrapar.

Y vino el intento de aplaudir a Amancio Ortega, polémico empresario, ya sea por sus generosas donaciones o sus intentos de internacionalizar sus fábricas en países con mano de obra mal pagada y en malas condiciones. Y vinieron intentos más fuertes de politizar los balcones, tales como la cacerolada contra el rey emérito (donde estaba sugerido que no podías negarte, puesto que era por dinero negro en paraíso fiscal y era por pedirle que lo donase a la sanidad pública, alternativa del diablo como pocas) y poco después cacerolada contra la gestión del Gobierno (donde estaba sugerido que no podías negarte, puesto que era por los intentos de Pablo Iglesias de sacar tajada de la situación y su evasión de la cuarentena, otra alternativa del diablo gigante). Ya el ambiente, para mí, estaba enrarecido.

Si también tuvo sentido indicarle a la gente desde los balcones al principio del confinamiento que se volviese a su casa, ya porque tenían inercia a obedecer lentamente, ya que eran caraduras, ya porque no se habían enterado de la gravedad de la situación, con el tiempo empezaron a convertirse estos "balconeros" en policías en la altura, con insultos, gritos y ataques a todo aquel que legítimamente estaba en la calle (porque el Real Decreto contempla excepciones bastante claras). Incluso atacaban a gente que iba o venía del hospital, sí, atacaban a esa gente que a las 20.00 aplaudían con fuerza. No sé si es celo, cainismo, o inercia de siglos de acusación mutua amparados por la Inquisición. No lo sé. Pero salir a comprar o pasear al perro se convierte en una situación a veces desagradable. Olvidan que los vecinos siguen siendo vecinos y que tus aires autoritarios no se van a olvidar y esos vecinos lo serán tras el levantamiento del confinamiento. Seguro que se arrugan ya del miedo, su odio e impunidad no estarán más protegidos. A ver si quieres ser un buen ciudadano y ves a alguien que supones que se salta el confinamiento lo que has de hacer es llamar a las autoridades y que ellos resuelvan el asunto. Aunque cada vez las autoridades están tomando aires más autoritarios (incluso por un tiempo intentaron indicar qué era lo que estaba permitido comprar), hay miembros que les gusta esta situación y también sentirse amparados por la injusta Ley Mordaza.

También ahora están apareciendo escritos de gente cobarde que "sugiere" a sus vecinos médicos o enfermeros que se larguen de sus casas para no contagiar a la comunidad. También hay textos donde se acusa fuertemente a quien no sale a aplaudir. Es esto como una religión, como una secta más bien, donde bellos principios han sido retorcidos para dar aire acusador y distópico. Eso sí, los que atacan a sus vecinos son los primeros de dárselas de gente íntegra, de amantes de los trabajadores que se la juegan, a la vez que critican que salgan a la calle o sean un colectivo de riesgo (hay mucha diferencia de clase también en esto, pues hay gente que vive día a día desgraciadamente y no se puede permitir salir al balcón y poner música a los vecinos). Ojo, tampoco dudo que tras las primeras advertencias haya gente que por afán de protagonismo se ha hecho a sí mismo un cartel discriminatorio y lo ha subido a las redes sociales.

Porque sí, ahora se vive en las redes sociales y la atmósfera está bastante tensa, contaminada. Hay mucha más polarización que antes y hay bulos tanto de un lado como de otro. Desde hace pocos años hasta ahora las guerras son con desinformación, con manipulación, con fake news. Pero creo que es una mancha con la que tenemos que convivir, que el Gobierno no puede empezar a activar censura previa ni elevadas multas para eliminarlos. Ya lo dice la famosa frase, quien prefiere seguridad a libertad acaba perdiendo tanto seguridad como libertad. La libertad de expresión es sagrada, en vez de la censura debe haber más herramientas para que forjemos un espíritu crítico y poder así cribar el bulo de la infromación veraz. Paso de encuestas donde dicen que muchos prefieren recorte de libertades por el bien de todos, puesto que la única manera de luchar contra las fake news es no hacer caso, obviarlas.

Tiempos oscuros se nos vienen encima, no solo económicos, sino también sociales. Y no sé si estamos preparados para afrontarlos.

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