miércoles, 18 de mayo de 2022

Combustible, qué caro que estás

 Ya sea por la guerra entre Rusia y Ucrania o por el mero hecho especulativo los combustibles que utilizamos normalmente se han disparado a lo loco. Y no solo la gasolina y el diésel, sino también el gas natural ha incrementado su precio hasta valores impensables.

Por mucho que nos cueste, aún necesitamos de los combustibles fósiles. Hemos dependido demasiado de ellos y ante el susto que nos está dando el calentamiento global, no hemos encontrado la fórmula correcta para iniciar la transición energética de manera correcta. No creo en recursos mágicos, en sustitutos perfectos. Va a ser un mix energético donde primarán las renovables pero no solo una y quizás los combustibles fósiles sigan siendo usados pero en aplicaciones que realmente los demanden. Y, lo más difícil, un cambio en la mentalidad de consumo que prime la eficiencia.

El aumento de la gasolina no es solo problema de quien utilice el coche. Todo depende, ya que si es transportado, de un combustible para que esto tenga lugar. Las frutas, las verduras, la ropa, el transporte público. Al final todo se verá repercutido.

¿Ayuda la bonificacion de 20 céntimos por litro? En principio, sí. Esta medida, como se ha visto, no destruye los negocios y puede ayudar al bolsillo del que vaya a repostar. Ojo, tal y como se está viendo, era cuestión de tiempo que las gasolineras se avivasen y elevasen el precio para que el que vaya a repostar termine sufragando la rebaja que debería sufragar la empresa. Y, como es evidente, cuando sube el precio del crudo del barril Brent, rápido suben los precios pero cuando baja, tardan en bajar. El Estado al final se convierte en rehén y terminamos pagando indirectamente la bonificación de 20 céntimos y directamente la rebaja del precio del combustible. Una injusta doble imposición.

Yo me pregunto desde la ingenuidad, ¿no pueden haber leyes que frenen esto? Que no se pueda subir a lo loco el precio de algo. O si esto es imposible y preocupante, que obliguen a generar un libre mercado a la fuerza (porque aunque en teoría lo sea terminan haciendo todas lo mismo y la competencia se disuelve como azucarillo en agua). O estimar un precio máximo en función de lo que esté valiendo el barril de crudo en ese momento. No sé, nunca entendí mucho de economía y a lo mejor estoy diciendo tonterías.

Hay que recordar también que casi la mitad de lo que se paga en combustible son impuestos. El Estado le conviene quizás estos precios y estamos entonces desprotegidos ante todos. Pero no creo que le convenga el ambiente de malestar que se está generando. No podemos depender de especuladores todo el tiempo. Si realmente quieren velar por el ciudadano se deben generar políticas que lo ayuden. No que le resuelvan el problema, sino que ayuden en forma de capacidad y progresividad. Algunas soluciones se les deben ocurrir a la gente que entiende de esto, ¿no?

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