miércoles, 25 de abril de 2012

Su Majestad, ¡abdique ya!


Semanas de revuelos institucionales que han tenido el cénit en la operación de cadera del Rey. Juan Carlos I estuvo fuera una semana en paradero desconocido para la inmensa mayoría de la población. Los representantes del Gobierno se desmienten unos a otros diciendo que sí sabían dónde estaba o que no lo sabían. Al final resulta que estaba en un safari de caza en Botsuana abatiendo elefantes y haciendo migas con su íntima amiga Corinne zu Sayn-Wittgenstein, que muchos corrillos insinúan que es su amante desde hace cuatro años. La caza de elefantes está prohibida desde 2010, aunque este país africano, por una módica cantidad de dinero permite cazarlos para conservar el equilibrio ecológico (una medida para recaudar y controlar el nivel de animales y plantas que han disminuido tras tanta protección a esta especie, aunque también para preservar el equilibrio podrían haber llevado el exceso de elefantes a otros parques, ¿no?). Hoy en día es aborrecible la caza para la mayoría de las personas, ya sean jóvenes o maduras y de vista a la imagen tanto nacional como internacional el Monarca ha de cuidarse. Otros episodios como las cacerías en Rumanía, la matanza del oso de zoológico ruso Mitrofán (emborrachado) y su ránking de caza en España (siempre está en el primer o segundo puesto) le dieron algún que otro quebradero de cabeza y además nos da la pista que tal afición no la va a dejar así como así. Debe reducir tanto las veces de práctica como el tamaño de las presas, si no un total abandono, que es lo que me gustaría. Que la caza sea reprobable no tiene ni punto de comparación con el abandono del país cuando la situación que vive España es súmamente delicada. Que sí, que a esos niveles uno tiene que hacer y devolver favores y que todo fue costeado por el rico saudí Eyad Kayali, con quien el Rey tiene buenas relaciones a la hora de crear convenios entre los reinos de España y Arabia Saudita. Incluso en el caso que hubiera pagado el avión de retorno junto a los médicos y guardaespaldas, su salida de ocio fuera del país es un insulto a los trabajadores y parados de España, ver que la máxima magistratura estatal está de fiesta una semana cuando hay muchas familias sin ningún miembro trabajando y varias rozando el umbral de pobreza. Majestad, si dice que le preocupa el paro juvenil y que es necesario que arrimemos el hombro creo que vale para usted también. Cuando hay que dar una imagen de austeridad y vivir sin aspavientos para seguir siendo referencia de sintonía con el pueblo, irse a cazar en un ambiente de lujo es difícilmente perdonable.

Juan Carlos I pidió perdón. Se le vio compungido y con la certeza que había metido la pata (nunca mejor dicho), quizás no para él, sino para el futuro de la Corona. Su escueta petición de disculpas reveló que es un hombre no muy acostumbrado a pedir perdón. Ambas cosas juntas le honran, hacer propósito de enmienda y comerse el orgullo no es fácil y menos en este país, cuando ninguno de los políticos ha pedido públicamente perdón por nada. Los españoles aceptamos mayoritariamente su perdón, pero no puede quedarse ahí la cosa. Que no se le aplique a la Casa del Rey la nueva Ley de Transparencia es un paso atrás que ha de resolverse; que no exista Estatuto de la Corona para regular dudas y las actuaciones de la Familia Real está permitiendo miles de desaguisados; que no haya renovaciones en la manera de comunicarse o de romper con las mismas actuaciones públicas hace que la juventud o se sienta indiferente o contra la institución, y que el afán cortesano de PP y PSOE impidiendo que se tramiten preguntas en el Congreso sobre la Casa del Rey asfixiará a la institución más que ayudarla. Esto ha de cambiar y sobre todo, hace falta una renovación en la Jefatura de Estado: el Rey actual debe abdicar. Ya llevo mucho tiempo avisándolo y ahora más que nunca es necesario. La Corona ha de renovarse, pero la parte más importante de esta es el Rey, por lo que si se renueva una (incluso derogando la primacía del varón sobre la hembra en los derechos de sucesión) no es suficiente para paliar las fallas que va teniendo el otro. Que haya ilusión y ganas de seguir, no hay duda, pero los años dejan su huella y uno empieza a cansarse de hacer siempre lo mismo. Majestad, abdique en su hijo. Está lo suficientemente preparado y tendría más conexión generacional. Un Juan Carlos abdicado podría hacer su vida de manera tranquila y aconsejando a su hijo. Su reinado es intachable de manera global, pero los escándalos bancarios de los años 90 en los que su nombre se susurraba y estos últimos años de controversias están pidiendo que deje el relevo a Felipe VI.

Muchos dirán que la monarquía está acabada, yo creo que no lo está hasta que las posibilidades se vean que no sirven y se esté fracasando estrepitosamente. Si fracasa un Presidente en una república no pasa nada y si son varios se omite (como la sucesión presidencial en Argentina desde 1989 con el nefasto Menem). Por tanto, todos los regímenes políticos se mantienen tanto por razones como por sentimientos. Una razón entonces es que hay un relevo que es altamente probable que esté inmaculado. Sacan a la luz las encuestas del CIS con el suspenso de la Corona, pero Metroscopia y Abogacía dieron un aprobado. Parece que el 69% de los españoles está de acuerdo con el papel institucional de la Corona y el 62% con el papel del Rey actual: esto quiere decir que se aceptará una sucesión regia. ¿Referendum? Quien lo pide lo dice como si su causa estuviera ganada pero las encuestas lo desdicen. Dar razones hablando de niños tontos o deseando la muerte no me parece muy acertado ni ético, en vez de sacar banderas días señalados no intentan crear una propuesta republicana seria, fundamentada e integradora y así esto cambiaría de collar pero la solución sería igual. Ese idealismo que la crisis huiría y todo el mundo sería feliz peca de infantilismo. Además, cada grupo lo pide cuando el viento sopla a su favor así que ponerse de acuerdo es muy difícil. ¿Y si el referendum indica que este régimen permanece? Algunos no lo aceptarán y al poco tiempo dirán que se repita. Si tiene que haber un referendum que sea cada medio siglo sin importar en qué forma de Estado esté en ese momento el país. No vale la candidez que con una república ya hacer referendum pierde sentido (o la negación obscena a debatir esos puntos, como en Alemania o Francia) y que una vez ganado ya vale para siempre. Si se hace, que se haga con todas sus consecuencias en el tiempo.

El nieto Froilán se disparó en un pie mientras manejaba un arma de caza prohibida para su edad. Gran responsabilidad para el padre y que espero que la Justicia se haga oir. Y si de paso le mete mano a los negocios inmobiliarios que llevó a cabo cuando era aún Duque de Lugo, mejor. El niño si quiere cazar (mejor que le digan que no es bonito eso) que espere a su edad. Urdangarin y presumiblemente su esposa, han llevado si no al descrédito de la Casa del Rey, sí a la hora de desvelar todos los trapos sucios, la única manera para poder sobrevivir tras los sustos y tirones de orejas. El Duque de Palma aprovechó su posición para lucrarse a la vez que criticaba a los que decían que estaba ahí por ser el yerno del Rey. Ahora se le ve desmejorado y con miedo, tanto que le echa todos los problemas a su antiguo socio. Este, saca a la luz lo que puede (incluso cuentas en Suiza que actualmente tienen movimientos) y correos electrónicos donde se menciona que el Rey, tras avisarle de que abandonara sus turbios negocios, le ayudó a conseguir contratos. Las páginas webs serias dicen que como la figura del Rey es inviolable y carece de responsabilidad que puede hacer todo lo que quiera. Yo, a inicios del blog, sugerí abdicación automática en estos casos pero aún no me cierran las cosas. Inviolable es que mientras se ejerce un mandato no se puede poner bajo responsabilidad penal su desempeño en el cargo, aunque sí acciones fuera de los quehaceres inherentes al cargo (es decir, no entran delitos que se hayan hecho sin ejercer cargos; mejor se entiende poniendo un ejemplo de un mecánico inviolable: si roba una casa se le detiene y juzga pero si hace mal un arreglo de un motor no pude ser juzgado por ello hasta que no abandone el cargo de mecánico). Carecer de responsabilidad es que hay un refrendo de alguien elegido democráticamente que da el visto bueno a las acciones, acaparando toda la responsabilidad. De aquí saco en claro (y eso da a entender una lectura de la Constitución y las declaraciones de Peces-Barba el monárquico socialista padre de la Constitución) que solo se carece de responsabilidad en acciones que necesiten de refrendo, luego si cometes tráfico de influencias o coacciones, al no ser cosas políticas no pueden refrendarse, luego no sería válido el artículo constitucional para ese caso. En su juventud, Juan Carlos llegó a decir que no tenía mucho de esto (señalándose la cabeza) pero que sí que tenía mucho de esto (señalándose la nariz). Recuerde su frase, Majestad, y vea que es necesaria una renovación tanto de la Corona como de la figura del Rey. Espero que sea antes de terminar 2012. Urdangarin ha dañado mucho la imagen, Froilán ha demostrado la altivez de muchos de sus miembros y su cacería ha sentenciado que es necesaria sangre nueva, nuevos puntos de vista y nuevas ilusiones. Su hijo puede hacerlo y me río de los que no quieren una abdicación porque ven que Felipe podría ser débil y no conseguir consenso y que en cuestión de meses se implantaría la III República.

Recupérese, Su Majestad, haga transparente las cuentas de su Casa, no haga evidente su casi ruptura con la Reina y espere y cuando las cosas estén algo mejor, abdique. Hágalo, por el bien de España y del Príncipe. No hace falta que espere hasta que la economía resurja porque puede olvidar que está adecentando la Casa para su salida. Saldremos de esta como hemos salido muchas veces, seguro. Todos recordarán a su persona como el motor de la democracia, un defensor constitucional ante el golpe de Estado, un patriota a la hora de saber que ya tenía que dejar pasar el testigo. Por favor, recuerde el sacrificio que hizo su padre en 1977 al renunciar sus derechos sucesorios y ya que estamos con Juan III, acuérdese de su emblemática frase: "¡Con la Corona no se juega!"

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