Realmente Urcuquí es un pueblecito con calles llenas de gente mirando pasar la vida y con la atracción de una plaza central con su iglesia y su jardín con la escultura de San Miguel luchando contra Lucifer. Y los sitios de administración pública del lugar. Poco más que contar a excepción de su cementerio, con construcciones raras, tipo balcones y corazones. Sí, muy raro.
Yachay queda a menos de tres kilómetros de Urcuquí. Sigue siendo del término municipal pero la universidad está enclavada entre montañas y valles y aprovecha los restos de la Hacienda San José, que creo que eran lugar de descanso del primer presidente de Ecuador, aunque no se me puede hacer mucho caso. Las plazas al estilo andaluz con sus fuentecillas son muy relajantes. No tanto como los desniveles hasta las zonas que servían para procesar el azúcar que es donde está la biblioteca y las zonas más novedosas.
Y como es patrimonio la Hacienda, las casas para vivir no pueden ser tocadas, ni siquiera por una chincheta. Lo bueno de otro sitio, las antiguas caballerizas, es que una de las paredes es solo vidrio, que da a un paseo que desemboca en un tupido bosque, lugar donde está el caserón del rector. Acequias y norias adornan aún más el paisaje.
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